Quien conoció a Luis Ramiro Beltrán o se relacionó con él a través de su obra, lo señala como un grande y lo reconoce como el pionero de la Escuela Latinoamericana de Comunicación. Este boliviano, luchador, rebelde, defensor de los derechos de la comunicación y de su democratización para favorecer a los menos beneficiados, siempre consideró a la comunicación como un elemento de integración, postura entendible, pues por sus venas corría tinta de imprenta, fue hijo de Luis Humberto Beltrán y Bethsabé Salmón, ambos periodistas.
Su actividad en esta profesión empezó tempranamente en medios impresos, tan sólo con doce años formó parte del equipo de redacción del Diario La Patria de Oruro y después en La Razón de La Paz (Bolivia). Además, fue guionista con Vuelve Sebastiana, documental de 30 minutos sobre la cultura de los indios chipayas, ganador de varios premios y considerado como una de las referencias de partida del nuevo cine latinoamericano.
Beltrán traspasó fronteras y alcanzó varias naciones de América Latina con proyectos sobre agricultura y ganadería que afianzarían sus postulados reconocidos a nivel mundial. Beltrán apostó por el desarrollo de los medios de comunicación como una plataforma eficaz para la erradicación del analfabetismo y como una plataforma para formular bases para la educación, consolidando la Comunicación para el desarrollo.
Su inteligencia y su desenvolvimiento por las causas públicas lo capacitaron no solo para producir documentos académicos, sino para fomentar un debate constructivo entre sus pares y sus seguidores. Qué mejor manera de demostrar que potentes eran sus ideas que, otro de los grandes de la comunicación, como Jesús Martín Barbero hable del legado de su colega.
Entre los catedráticos y pioneros de la comunicación social en Latinoamérica fue distinguido con el Premio MacLuhan-Teleglobe, uno de los premios mundiales más prestigiosos en el ámbito de la comunicación, recibió el premio boliviano Orden del Cóndor de los Andes; el Premio Nacional de Periodismo de Bolivia y en el año 2014, CIESPAL le rindió homenaje otorgándole la Medalla de Oro.
En el proceso de recopilar el trabajo más relevante de Beltrán, lo más grato fue encontrar que dejó huella en la gente con la que compartió, fue así que en la producción audiovisual “Voces desde Ecuador” se lo destacó como el periodista, el académico y el ser humano, pues en cada paso ha marcado de manera positiva.
Luis Ramiro Beltrán que apostó por la investigación, por una comunicación horizontal y participativa, así como por las políticas de comunicación, falleció en su natal Bolivia, el 11 de julio de 2015, su compañera de vida fue Nora Olaya. Su trabajo académico está vigente y siempre será referencia para quien emprenda su camino por el mundo de la comunicación.
(Tomado de mediaciespal.com)