Incluido entre los profesionales de la prensa más laureados en los principales eventos sobre periodismo radial celebrados en Cuba. Con más de 200 premios, grandes premios y menciones en concursos nacionales. Merecedor del Premio Nacional Anual de Periodismo Juan Gualberto Gómez en cinco oportunidades.
Condecorado como mejor realizador informativo del país en cuatro festivales nacionales de la radio. Fundador de la carrera de Periodismo en la Universidad Central «Marta Abreu» de las Villas e inspiración de sus estudiantes.
«El mejor padre del mundo», al decir de Gabriela y Abelito. Un hijo amoroso y un vigilante inquebrantable de la salud de sus padres, Risett Curí y José Ramón Falcón. Entre los mejores ejemplos para las nuevas generaciones de periodistas y de los más fieles amigos.
Abel Falcón Curí, el «todoterreno» de la radio villaclareña, el mayor polemista de la emisora provincial CMHW y el preferido de muchos oyentes, ha recibido el Premio Nacional de Radio 2022, justo en medio de los festejos por el centenario de la radio cubana.
Vanguardia preparó una entrevista exclusiva para intentar revelar algunas de las tantas historias de este reportero. Con un profesionalismo envidiable y la humildad de quien prefiere el lauro de la opinión pública sobre cualquier otro reconocimiento, Abelito contestó cada una de las preguntas del cuestionario con infinita modestia y el regocijo por tantas muestras de cariño.
—La prensa escrita constituyó su primer acercamiento al periodismo. Sin embargo, según sus propias palabras, «la radio lo enamoró a segunda vista». ¿Cómo se produjo esa transición de un medio a otro?
—Cuando me gradué en 1992, existían muchas limitaciones materiales. La escasez de papel redujo la tirada de los periódicos y el número de páginas, y Vanguardia comenzó a circular semanalmente. No existía un diarismo en mi trabajo y el espacio en el semanario impreso se disputaba entre demasiados periodistas. En nombre de mi desarrollo profesional, decidí incorporarme a la emisora provincial, aunque la radio no era mi opción número uno.
«Le agradezco a Rolando Rodríguez Frenes, entonces director de la CMHW, por aceptarme. Ya en aquellos años, muchos me creían un problema; en la “W” me aceptaron, y comenzó mi historia en la radio».
—Abel Falcón interviene en varios espacios informativos de la CMHW. ¿Cómo distribuye el tiempo para lograr productos periodísticos con calidad e inmediatez?
—Todos los días me levanto a las 4:00 a. m. —incluidos los domingos— y proceso la información que me envían las autoridades de Salud Pública Provincial sobre el avance de la COVID-19 en el territorio, y, recientemente, los informes de la Empresa Eléctrica sobre las afectaciones en el fluido eléctrico.
«Esa información la publico en los perfiles en redes sociales de la CMHW. Aunque soy consciente de que a mis oyentes les gustaría leer otras noticias, yo comunico la realidad aun cuando los temas resulten difíciles de anunciar. Lo hago por respeto a mi público y para evitar los vacíos informativos.
«En semanas alternas, dirijo el espacio estelar Patria. Un programa con esas características también requiere preparación desde bien temprano para entrar al aire justo a las 6:00 a. m. e informar al pueblo villaclareño durante una hora de trasmisión.
«El resto del día lo alterno entre el trabajo de campo encima del “Móvil W” y la edición de los trabajos periodísticos a publicar el próximo día. Mi vida es un torbellino. No obstante, trabajo con satisfacción por respeto a mis oyentes, sin importar los comentarios negativos o los detractores que he ganado en tantos años de profesión».
—¿Cómo ha influido en su carrera profesional participar en el programa Alta tensión?
—Alta tensión nace de una idea del director Jorge Gómez. En aquella época, Jorge convocó a dos jóvenes periodistas recién graduados: Xiomara Rodríguez y yo. Xiomara representa la lógica y el sosiego; Abel, la pasión y la locura. Estas dos personalidades tan diferentes han enfrentado las polémicas más fuertes de la sociedad cubana desde el año 1994.
«Alta tensión es un placer y un martirio. El programa se trasmite el sábado; sin embargo, la preparación previa abarca toda la semana. Le permite al pueblo expresarse ante las autoridades de la provincia. ¿La gran insatisfacción? A veces las respuestas no convencen ni resultan creíbles para el auditorio, y el periodista no posee las facultades para resolver el problema en sí, solo resulta la vía para trasmitir una opinión popular ante los responsables.
«Gracias a este espacio se han resuelto muchas dificultades y la población lo agradece. No obstante, la mayoría aún espera por una solución, lo que me ha provocado conflictos inimaginables. Durante casi 30 años, he dedicado todos los sábados de mi vida, de 4:00 a 6:00 p. m., a buscarme problemas». (risas)
—Es fundador de la carrera de Periodismo en la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas. ¿Qué tan difícil ha resultado impartir sus experiencias a los futuros periodistas?
—La academia es un desafío para mí. Quienes han recibido mis clases saben que, la mayoría de las veces, incumplo los protocolos básicos de la pedagogía y solo trato de inspirarles a mis estudiantes esa pasión utópica y quijotesca que caracteriza mi quehacer periodístico.
«Aunque la forma de compartir mis saberes y experiencias se distancie de los recursos pedagógicos o de la rutina normal de una clase universitaria, me place trasladarles a las futuras generaciones mis modestos conocimientos.
«Sobre los resultados prefiero que opinen mis estudiantes, muchos ya profesionales».
—Hace varios años le vemos en la conducción del programa La hora de todos en el canal provincial Telecubanacán. ¿Cómo ha sido la experiencia en el medio televisivo?
—Telecubanacán necesitaba un programa de opinión polémico en el que se reflejarán las principales problemáticas sociales de los villaclareños; se solicitó mi ayuda y acepté.
«La televisión se diferencia totalmente de la radio; pero yo sigo siendo el mismo. Gesticulo al hablar mientras se trasmite el programa, incumplo los tiempos establecidos, recibo regaños del coordinador; sin embargo, el programa ha funcionado. Incluso, la revista informativa especial sobre el enfrentamiento a la COVID-19 también tuvo gran aceptación por parte de la población.
«Yo soy un hombre de la radio, aunque incursione en la televisión o en otros medios. No se me ocurriría jamás abandonar la radio, como tampoco me atrevería a renunciar a la CMHW».
—Sin embargo, en el camino hacia la realización profesional ha encontrado varios obstáculos…
—Al graduarme como periodista, decidí no darle la espalda a la sociedad en que vivo; por eso he sido un reportero polémico; para muchos, incómodo y pedante. Sí, he tenido muchos problemas, sobre todo en los primeros años.
«Te cuento una anécdota. A finales de los años 1990, el actual presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en aquel entonces primer secretario del Partido en Villa Clara, asistió a un programa Alta tensión y tuvo que responder las preguntas más incómodas sobre las preocupaciones del auditorio de aquella época.
«Al concluir, y después de más de dos horas de emisión, alguien le dijo: “Este programa no va a salir más al aire, secretario. No se preocupe”. Díaz-Canel respondió: “¿Y no será posible hacerlo con frecuencia diaria?”.
«Del Abel de los años 90 del siglo pasado mantengo mis ideales. Yo no me destiño (risas); estoy aquí y seguiré defendiendo mis ideas hasta el último aliento, aun cuando se conviertan en un conflicto para algunas personas».
—¿Esperaba recibir el máximo galardón que entrega la radio cubana?
—Sin falsa modestia, creo que existen personas consagradas, con muchos años de profesión en el medio radial y con notables resultados que merecían más este premio. Lo recibo en nombre de la generación graduada de Periodismo en el año 1992; una generación que ha sorteado muchísimos obstáculos y aún trabaja para brindar la información de calidad que tanto merece el pueblo cubano.
—Despídase usted mismo de quienes nos leen…
—¡Cambio y fuera! ¡Cabina central!
Foto de portada: Abel Falcón, Premio Nacional de la Radio en 2022. (Tomada de la página en Facebook de CMHW)
(Tomado de vanguardia.cu)
Con esas mismas características que se presenta, debiera aclarar la verdad histórica de la fundación de la radio que cumple 105 años y no 100, él sabe de que hablo