Era común postular entre sus contrarios que la revolución cubana no sobreviviría a la ausencia de sus fundadores más longevos, los hermanos Castro. Muerto Fidel y retirado Raúl, de los barbudos de Sierra Maestra que bajaron para proclamar en 1959 una nueva independencia -ya no de España sino del dictador Batista- apenas si queda alguna cara del exilio, vieja y bajo protesta, que se ve en cierto documental de Netflix.
Pero los Castro dejaron un país vivo, un estado con liderazgo tonificado y un debate nacional pujante: la experiencia socialista insular, con sus glorias, yerros y dolores, fue mayormente sobreseída. Y no es, precisamente, el regreso al capitalismo lo que está en discusión parlamentaria. O, cuando menos, tal y como es definido fuera de la isla. Entre quienes no anhelan la muerte de la revolución hay, sí, fervor por modificar sus condiciones de existencia. La consigna es aventar la amenaza de lo inmóvil, que no es poco en una economía bloqueada desde hace tanto o recorrida por el infértil escrutinio del turista. Desde cierta apertura a iniciativas privadas hasta un referendo popular a mitad de año, por la aprobación o rechazo, del proyecto de Código de Familias (el plural del sustantivo acredita el triunfo de la heterodoxia contra la fosilización del derecho). La reciente Constitución de 2019 “prohíbe y sanciona de forma expresa la discriminación por orientación sexual e identidad de género” (Art. 42). Y cambia, dentro de la figura de matrimonio, el concepto bíblico de mujer y varón por el lábil de “cónyuges”.
Ahora se va por leyes de mayor rango, que incluyen el reconocimiento pleno de las uniones lgtbi. Hablamos de una revolución cuyo pasado de crueldad con las disidencias sexuales está en vías de reparación. Jamás se olvidará que en las décadas del ´60 y ´70 existió un plan sistemático de persecución, censura y de trabajo forzado para silenciar, encarcelar o corregir gays en las célebres UMAP -Unidades militares de ayuda a la producción- a causa de lo cual, por ejemplo, Jean Paul Sartre dejara de apoyar a Castro.
En el siglo XXI el nacimiento y expansión de la “blogosfera cubana”, en un país con enormes dificultades por desarrollar la oferta 2.0 y agilizar la conexión a internet, produjeron una miríada de influencers con trascendencia internacional (desde opositores como la muy promovida por los círculos cubanos de derecha de Miami, Yoani Sánchez, o en 2006 en Barcelona Hernández Busto con el blog Los penúltimos días, adelantando la fake de la muerte de Fidel Castro, hasta el revolucionario gay Paquito el de Cuba). Si bien es cierto que durante la década de 1990 Estados Unidos obstaculizó el cambio de la conexión satelital en Cuba por un cable marítimo de fibra de óptica, el estado de la red mejora y los cubanos pueden acceder a Facebook, Twitter, WordPress y Blogger. Desde hace ya bastante tiempo los periodistas de la isla cuentan en sus casas con acceso rápido. Tanto el exilio cubano sostenido por Estados Unidos como la militancia de Cuba arman batalla política a través de este laberinto de información y contrainformación donde los epítetos de mercenario y de oficialista son los clásicos, aunque cada tanto el insultario se evanesce y emerge un cierto debate parecido al diálogo.
¿Quién es Paquito, más conocido como paquitoeldecuba?
Francisco Rodríguez Cruz, en adelante Paquito, como se escribe en los contratos y en el nombre de su blog, es un intenso ciberactivista de la organización Humanidad por la diversidad y reportero del semanario Trabajadores -invito a leer sus ricas intervenciones en el blog paquitoeldecuba– “martiano y periodista, comunista y gay; ateo convencido y supersticioso ocasional; padre de un hijo a quien adoro y pareja de un hombre seronegativo que ama; paciente de SIDA desde el 2003 y sobreviviente de un linfoma no Hodking; seguidor de temas económicos cubanos y apasionado devorador de literatura universal”.
En 2010 elevó una carta de protesta al canciller de su país por haberse alineado en las Naciones Unidas con países musulmanes en una enmienda anti derechos de minorías: “No nos equivoquemos otra vez”. Recibido por el funcionario, Cuba dejó afirmado explícitamente en la ONU su compromiso en el combate contra todo tipo de discriminación a las personas lgtbi. Unos meses antes, además, había acontecido el célebre arrepentimiento de Fidel Castro en una entrevista al diario mexicano La Jornada por las políticas aberrantes practicadas contra la comunidad durante décadas del siglo XX; “una gran injusticia”, dijo.
Paquito espera mi pregunta sobre su posición al respecto, que se caía de maduro, pero es justo y necesario insistir sobre el tema: “Las declaraciones de Fidel a La Jornada produjeron un gran alivio a quienes veníamos militando a favor de la política de reconocimiento de derechos y garantías a favor de la comunidad lgtbi. Para Mariela Castro, su sobrina, que quien lo impulsamos contra viento y marea hace muchos años desde el Cenesex (Centro Nacional de Educación Sexual), imagínate lo que habrá significado. Además, sacudió el tablero del patriarcalismo insular, en un momento en que precisábamos combatir el lugar común de que la homosexualidad es un asunto privado”.
¿Existe un reclamo de memoria y reparación por lo que sucedió en tiempos de las UMAPs por parte de la comunidad lgtbi en la actualidad?
—Creo que la mejor manera de redención de las víctimas es la emergencia de derechos y garantías para todos. Es una redención más práctica que retórica. Cuba incorporó al proyecto del nuevo Código de Familias el reconocimiento de las uniones lgtbi y la adopción conjunta. En fin, ya el uso del término familias da una señal de transversalidad, que tiene más que ver con el afecto que con la sangre. El proyecto considera que no debe existir ninguna diferencia específica en cuanto a leyes en la sociedad cubana. A una revolución socialista debe exigírsele un firme liderazgo en políticas igualitarias.
¿Cuándo te referís a los lazos de afecto más que a los de sangre te referís a qué otras formas de vínculo?
–Por ejemplo al reconocimiento jurídico de multiparentalidad. Derechos de padrastros y madrastras en el caso de la crianza de les niñes. A abuelos y abuelas que han debido hacerse cargo porque los padres emigraron. Hay todo un debate, además, sobre el derecho del niño; la autonomía progresiva de niños y adolescentes.
¿En qué situación se está con el tema de la emigración? ¿Continúa la práctica de los balseros para llegar a Miami y conseguir visados?
—Resulta que Estados Unidos publicita una supuesta acogida de emigrantes cubanos en Florida que en realidad es solo propagandística. Las anunciadas 20.000 visas anuales no se otorgan. O sea, muchos llegan y son rechazados. Justo cuando dejó de existir la prohibición de salir y de entrar a la isla para el pueblo cubano. El verdadero interés de Estados Unidos es perjudicar la permanencia de la revolución, y para eso utiliza (y a la vez es presionado) por los contrarrevolucionarios de Miami. Que, de pronto, por ejemplo, pretenden parecer los máximos defensores de la comunidad lgtbi de Cuba.
¿Pensás, como el gobierno, que la prohibición en 2019 (el año de la nueva Constitución) de la Marcha del Orgullo, lo que allá llaman Conga, tuvo relación, supuestamente, con la injerencia de Estados Unidos en momentos de efervescencia social en la isla?
–Para mí, como activista, fue dramático. Porque parecía interrumpir el proceso liberador que encarábamos las organizaciones junto con Mariela. Pero los funcionarios insistieron en que la Conga iba a ser utilizada por la contrarrevolución para organizar desmanes y viralizar las imágenes. Lo cierto es que si yo no fuese del partido hubiese ido seguro a la marcha alternativa, lo reconozco. Pero fíjate que, de pronto, hubo un interés repentino en el asunto, y tras el tweet de Trump -¡justo de Trump!- quejándose por la prohibición, una funcionaria de la Embajada de Estados Unidos recorría la Conga alternativa. Y te repito que la decisión me produjo un conflicto interno de dimensiones.
Por lo que me entero, hay un crecimiento preocupante de las iglesias, varias de cristianos fundamentalistas. ¿Cómo se enfrenta la prédica cuando hay semejante apertura jurídica y social en Cuba con la comunidad lgtbi?
–El Estado decidió no confrontar con los cristianismos extremos. Se lo acusaría de cercenar la libertad religiosa. Sería contraproducente. Ahora, el Parlamento hace su trabajo y un debate tan trascedente como el que atañe al concepto de identidad de género -tan atacado por las iglesias- sigue su curso, con tenacidad. El nuevo proyecto lo nombra específicamente. Y en la discusión se recoge mucho de lo que proviene de la Argentina a través del trabajo de compañeras trans gigantes como Lohana Berkins y Diana Sacayán.
Las crónicas de Paquito: vida personal y vida cotidiana en Cuba
En su libro Paquito recorre su historia personal y, así, la de la vida cotidiana en Cuba. Recomiendo sus crónicas. Iluminan lo que se pretende dar por derrotado. Su matrimonio heterosexual y más tarde su salida del closet y toma de conciencia como gay lo llevaron a activar contra el conformismo patriarcal partidario. Javier, el hijo, creció junto con su lucha y es el máximo depositario de su amor. Paquito me muestra una breve filmación de los dos apoyando el Código de Familias en una entrevista televisada. Paquito y su hijo son frutos inteligentes y dinámicos de las nuevas generaciones de Cuba.
Fotos: Sebastián Freire
(Tomado de Página 12)