José Martí
COLUMNISTAS PERIÓPOLIS

La gacetilla en José Martí

A la memoria del Doctor Jorge Lozano.

A propósito del deceso reciente del martiano por vocación y alma, Doctor Jorge Lozano Ros, —y las tantas veces que los estudiantes de Periodismo acudieron a él en la Oficina del Programa Martiano para buscar datos precisos, temas novedosos, salvar lagunas históricas y enamorarse más del legado del Apóstol—, recuerdo su insistencia sobre un Martí que podía transitar con hidalguía desde los textos más profundos y orientadores para la patria que amaba, hasta armar con dignidad textos breves que podían ser sencillos anuncios, pero todos con una intencionalidad precisa y fina.

Fue un hombre para quien no había una manifestación de la vida, cuyos diarios accidentes no sorprendieran al periodista.

Para Martí, hombre-mundo, no había en el periodismo trabajos menores, y sus palabras siempre fueron exactas, casi imposibles de sustituir, so pena de perder entonces el mensaje justo que deseaba transmitir. Por eso, exalto rescatar al Martí del escrito breve, casi intrascendental para algunos que así lo vieron ante la monumentalidad de su obra.

Porque el periodista que le vistió siempre fue gacetillero empeñado en una tarea que hacía gustoso, más allá de las necesidades editoriales y de espacio de un periódico. Mientras otros grandes rechazaron el periodismo diario y la cotidianidad de actos, a veces poco describibles con altura, él legó episodios recreados desde su formación culta y sensibilidad para detectar novedades que otros no advertían, y lo hizo en informaciones, comentarios, crónicas y críticas de arte o literatura, con una escritura limpia y nueva.

La gacetilla, ese texto corto, perecedero y de menor categoría, se vio —y aún así se percibe— como destinado a reporteros sin más vuelos. Solo que Martí, ya desde muy joven y en los inicios de los menesteres del periodismo, lo asumió también como un medio útil que sumaba para no dejar de influir en quienes recepcionaban el mensaje.

Tempranamente, quien es paradigma del periodismo de habla hispana, supo cómo articular todo mensaje en continentes precisos al tema que abordaba.

En Patria, en 1892, precisó sobre las misiones del periodismo:

  • No hay una manifestación de la vida, cuyos diarios accidentes no sorprendan al diarista: eso es hacer un buen diario. Decir lo que a todos conviene y no dejar de decir nada que a alguien pueda convenir.
  • Proveer para que todos encuentren en el diario lo que pueden necesitar saber. Y decirlo con un lenguaje especial para cada especie: escribiendo en todos los géneros, desdeñando lo inútil y atendiendo siempre lo útil, elegantemente.
  • Para que un periódico sea literario no depende de que se vierta en él mucha literatura, sino que se escriba literariamente todo.
  • Debe facilitar su lectura a los pobres de tiempo. O de voluntad o de dinero. Hacer asistir a los teatros, como sentados en cómoda butaca, a los pobres y a los perezosos. Debe desobedecer los apetitos del bien personal, y atender imparcialmente al bien público.
  • En cada artículo debe verse la mano enguantada que lo escribe, y los labios sin mancha que lo dicta. No hay cetro mejor que un buen periódico.
  • El periódico debe estar siempre como los correos antiguos, con el caballo enjaezado, la fusta en la mano, y la espuela en el tacón. Al menor accidente, debe saltar sobre la silla, sacudir la fusta, y echar a escape el caballo para salir pronto y para que nadie llegue antes que él.

Para quienes trabajamos en la docencia y, en particular, en la docencia del hacer periodístico, el Maestro ha de andar todo el tiempo en nuestro verbo con visión orientadora. Y no para que se escriba como él, que ni debemos educar en el espíritu de la repetición ni estos son tiempos de lecturas más reposadas como pudo ser el siglo decimonónico.

El fallecimiento del Doctor Jorge Lozano Ros, asesor del Director de la Oficina del Programa Martiano, es una sensible pérdida. A través de este espacio, quede nuestro agradecimiento por todo cuanto apoyó a la docencia en nuestra carrera.

A este lector de hoy hay que darle rápido y claro el mensaje, el cual  debe venir siempre con el alado pensar de la palabra cultivada, de la palabra vestida bien y no atropellada en resúmenes taquigráficos o, en su antítesis, en verborrea anodina y adjetivada.

En suma, intento distinguir al Martí gacetillero, tomando la gacetilla en su acepción más antigua y que tiene que ver con los actos de la vida cotidiana. Así, sencillamente. Y retomar la noble función de ella cuando se escribe con intencionalidad fina, con un propósito que desborda la enunciación de un acto y la presencia de personas públicas que, presentes en ellos, no aportan enriquecedoramente a la información.

La gacetilla como hermana de la información actual. Quintaesenciada, sí. Pero posible si bien se hace. Martí, desde ella, lega un retrato social, una época, un momento histórico que también forma parte de lo cubano y acaso, ¿por qué no?, de la cubanidad entendida en amplitud.

Es, lo percibo, una aproximación a un tema que quedará por largo tiempo en el espacio creador y renovador de las aulas. Hay demasiada compostura oficial en los modos de hacer de nuestra prensa hoy, cuando más graduados magníficos posee el gremio. Graduados a los que se les enseña a que, desde la asimilación correcta de los clásicos, busquen  su personal trasgresión, el Grial que los ilumine para encontrar el estilo individual.

La gacetilla en José Martí
La obra martiana ha de acompañarnos en su espíritu si queremos hacer del periodismo una virtud.

Visiono a esos graduados glosando. Visiono que un día ellos tomarán las riendas del hacer y recordarán las charlas de las aulas, las entregas de trabajos, los viejos apuntes sobre los modos de construir mensajes que dejen en los públicos, no solo satisfacción por la información recibida, sino además el gusto por continuar leyendo la propuesta a la que se ha dado ya el punto final.

Esa es la intención. Aspirar al ejemplo de un Martí capaz de transitar de la nube al microbio.

 

Foto de portada: Para José Martí, paradigma del periodismo de habla hispana, el periódico debe estar siempre como los correos antiguos, con el caballo enjaezado. Tomada de Internet

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Iraida Calzadilla Rodriguez
Doctora en Ciencias de la Comunicación. Profesora Titular del Departamento de Periodismo de la Universidad de La Habana. Su campo de estudio abarca la periodística, la pedagogía y las relaciones entre la historia y la prensa. Editora del blog docente Isla al Sur.

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