“Descubrí que era revolucionario el día que me sentí disconforme con el mundo restante y anhelé uno más justo y bello: Julio Antonio Mella contribuyó decisivamente y acaso también el sedimento inconsciente de mi progenie mambí, a la sombra iluminada de mi abuelo, Ramón Roa”, así definió Raúl Roa su digna condición de cubano. El abuelo ostentó el grado de teniente coronel del Ejército Libertador, y en 1868 fungió como ayudante de Ignacio Agramonte.
El 18 de abril de 1907 nació en la Víbora, La Habana; hijo de una familia de buena posición económica, falleció el 6 de julio de 1982, en la capital de Cuba. El estudiantado y pueblo en general, le rindieron tributo en el Aula Magna de la Universidad de La Habana.
Roa enriqueció la literatura y el periodismo con verbo filoso e inteligente; evidenció su cultura política e histórica. Sus artículos fueron de combate frente a las dictaduras de Gerardo Machado y Fulgencio Batista. Se considera Historia de las doctrinas sociales su aporte historiográfico más importante.
Tuvo una infancia feliz. Con los niños del barrio jugaba a la pelota y a la quimbumbia (juego antiguo parecido a la pelota que ya no se practica en Cuba), empinaba papalotes, montaba bicicleta y patinaba. Gustaba de la pintura y de las películas silentes de Charles Chaplin. En su hoja de estudiante lo calificaron de alumno brillante cuando cursaba el bachiller en el colegio religioso Champagnat, época juvenil en que solía leer a célebres autores de la literatura, como Julio Verne y Daniel Defoe. En 1925 matriculó Derecho en la Universidad de La Habana.
De complexión alta y muy delgada, tenía un temperamento nervioso y dado a la broma. En cierta ocasión, el periodista Vicente Cubillas contó en el periódico Granma de cuando pidió a Roa una entrevista, y que este se la concedió a las 12 de la noche. A la hora indicada y acompañado por un fotógrafo, Cubillas se presentó en el hogar de Roa quien le abrió la puerta en calzoncillos y una corbata. La entrevista se publicó, pero con una foto de archivo, pese a que Roa dijo estar vestido de protocolo porque tenía puesta una corbata.
El 12 de junio de 1959, Raúl Roa fue designado Ministro de Estado, un cargo cuyo nombre cambió pronto por el de Relaciones Exteriores, y que desempeñó hasta 1979. Siempre se caracterizó en la ONU y otros organismos internacionales, por su oratoria culta y vital en defensa de la soberanía de Cuba y de los legítimos derechos de la Revolución.
Ya para entonces le llamaban “Canciller de la Dignidad”, apelativo que comenzaron a decirle cuando se desempeñó como embajador ante la OEA, organismo donde libró fuerte batalla contra los intentos del gobierno estadounidense y la CIA por derrocar la Revolución.
Al no encontrar apoyo en aquel escenario marcado por el servilismo a EE.UU., se retiró de la reunión celebrada en San José, Costa Rica, en agosto de 1960, con este anuncio: “Me voy con mi pueblo y con mi pueblo se van también los pueblos de nuestra América”.
El 17 de abril de 1961, Roa denunció en la ONU la invasión que tenía lugar por Playa Girón, en la provincia de Matanzas: “Yo acuso, solemnemente, al Gobierno de los Estados Unidos ante la Comisión Política y de Seguridad de las Naciones Unidas y la conciencia pública internacional, de haber desatado contra Cuba una guerra de invasión para apoderarse de sus recursos, tierras, fábricas y transportes y retrotraerla a su oprobiosa condición de satélite del imperialismo norteamericano”.
Mantuvo una destacada y extensa contribución a la literatura y el periodismo: a los 18 años de edad escribió “Ensayo sobre José Martí”; publicó artículos en el Diario de la Marina y en diversas revistas de Cuba y América Latina como Orto, El Fígaro, Revista de Avance, América Libre, Baraguá, Bohemia, Revista de las Indias (Colombia), Repertorio Americano (Costa Rica), Claridad (Buenos Aires) y Cuadernos Americanos (México).
Asimismo, su firma apareció en los periódicos: Línea, Alma Mater, Ahora, El País, Pueblo, entre otros. En 1956 recibió el Premio Nacional Periodístico Juan Gualberto Gómez.
Fuentes consultadas: Cronología histórica 1959-1982, tomo I, Editorial Ciencias Sociales. Revistas Bohemia y La Jiribilla. Además de textos sobre Raúl Roa publicados en internet por el MINREX, Diccionario de la Literatura, tomo II y la obra Dos siglos de periodismo en Cuba, de Juan Marrero.