Dice la periodista Flor de Paz de Lázaro Cubillas que su padre, José Delarra (1938-2003), “nunca les hubiera perdonado”, a ella y a sus dos hermanos (Isis y Leo de Lázaro), olvidar su cumpleaños. Por eso, este martes 26 de abril, justo cuando se cumplen 84 años de su natalicio, la presentación del libro Delarra, entre el viento de las plazas, del periodista Orlando Ruiz Ruiz, fue el preciso homenaje para no fallarle a su progenitor y además para celebrar la vida de uno de los más prolíficos artistas cubanos contemporáneos.
La sala K5 de la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, uno de los emplazamientos de la trigésima Feria Internacional del Libro de La Habana 2022, fue el sitio escogido por la Casa Editorial Verde Olivo para presentar el volumen que, al decir de su editora Olivia Diago Izquierdo, constituye una lograda sinergia entre lo explícito y lo coherente de la vida y obra del escultor que erigió la figura del Che ubicada en Santa Clara.
Hasta ahora el libro es accesible en formato digital, pero “cuando esté impreso”-especifica Diago Izquierdo-será un título de cabecera “en muchas casas” por distintas razones: “por su protagonista, por lo que de él cuenta el autor y por lo que resaltan los testimoniantes que lo conocieron”.
Mezcla de inquisidor y genio, escribe Orlando Ruiz sobre Delarra en la introducción del texto, y lo reafirma en la presentación de esta mañana mientras continúa cumpliendo con su propósito-según Olivia Diago-de mostrar “al artista integral capaz de trascender las fronteras de la piedra y el cincel”.
El hecho de que el libro se haya publicado, al menos en formato digital, es resultado de un proyecto que comenzó hace más de 20 años. Y Flor de Paz lo recuerda en sus palabras de agradecimiento por la persistencia del autor.
Desde el prólogo del volumen, el periodista y escritor, Miguel Terry Valdespino, asegura una de las ideas que más se confirman en la presentación: “Entre el viento de las plazas-escribe-es un libro sustancioso, un viaje a los detalles” que recorre distintas facetas sobre “el Delarra joven, el Delarra de la madurez y los grandes monumentos, el humanista y el pintor”.
Se trata de una versatilidad total que se comprueba-de acuerdo con Flor de Paz-en la habilidad del artista para hacer trabajos distintos y complejos a la vez. “Aparecen en fechas muy cercanas inauguraciones de obras y realización de maquetas, sin contar conferencias y acciones de socialización que desarrollaba al unísono”.
El Complejo escultórico Comandante Ernesto Che Guevara, en Santa Clara, y la Plaza de la Patria en Bayamo fueron, por solo citar dos de los grandes proyectos que concibió sin detener otras obras en proceso.
Delarra, entre el viento de las plazas es, siguiendo las palabras de Orlando Ruiz, un libro que abre sus páginas para redescubrir no solo al “más grande y atrevido de los escultores cubanos de la segunda mitad del siglo xx” sino a “un hombre excepcional, incisivo y cáustico al exponer puntos de vista y a un ejemplo de la más auténtica ética y de fidelidad a su Patria y a la Revolución”.