Desde finales del siglo XIX, el desarrollo del cine etnográfico persiguió el propósito de realizar registros socioculturales. Los primeros antropólogos llevaban las cámaras hacia los sitios que les interesaba estudiar y luego de tomar los materiales visuales necesarios, regresaban a sus centros de estudio para investigar lo recopilado.
Afortunadamente, dice el arqueólogo español y profesor de antropología audiovisual, Javier Expósito Martín, “esto ha cambiado y lo que proponemos es el trabajo con las comunidades”, se trata de “tener una estructura más horizontal”, sin una notable jerarquización entre antropólogos y sujetos sociales; de fundar “una sinergia que dote a la colectividad de herramientas para realizar sus propios registros”.
Esa idea está muy relacionada con algo que el documentalista chileno Patricio Guzmán solía mencionar y hoy Expósito recuerda: “Un pueblo sin documentales es como una familia sin álbum de fotos”.
Si bien todo depende de las necesidades del investigador, entre el registro etnográfico y el video antropológico existen diferencias que determinan los atributos finales del análisis científico. Los productos audiovisuales basados en la antropología implican mirar hacia otras culturas desde la perspectiva de quien analiza y desde el sentir de quienes son analizados.
“Cómo viven, qué sienten los miembros de determinados grupos sociales, así es posible construir un conocimiento compartido que no dependa de la memoria del investigador”.
Diálogos en reverso exploró este miércoles en los nuevos enfoques de la antropología visual y Expósito, quien en estos momentos está realizando un doctorado en Historia, Antropología y Arqueología, no flaquea en recalcar la importancia de la observación-acción participante que consolide los vínculos con las comunidades.
“Una simple fotografía-agrega- es un elemento etnográfico importante”, pues la imagen “determina cuál es tu mirada, porque tú decides que va dentro de ese encuadre”; al final “estás haciendo una especie de interpretación cultural”.
Para el también realizador de más de una veintena de documentales etnográficos, “tanto el trabajo de campo como la antropología social se pueden hacer en cualquier lugar”, siempre que se respete una metodología de trabajo: “llegar al sitio, abordar con la comunidad un plan de investigación sobre qué temas tratar, capacitar a esa comunidad e imaginarse desde el guion hasta los aspectos técnicos del documental”.
Intentar hacer un documental etnográfico que los grandes medios televisen es perder el tiempo, confirma Expósito, “lo que me interesa es el otro lado”, el de las comunidades y sus sujetos.
La transcripción de este diálogo será publicada en los próximos días en Cubaperiodistas