Un regalo de Reyes fue la Mesa Redonda del pasado miércoles 5 de enero dedicada a Alberto Juantorena Danger. Me recordó que tuve el privilegio de anunciar su retiro en una entrevista exclusiva. Este motivo, y el lugar que el protagonista ocupa entre mis trabajos periodísticos sobre temas deportivos, me animó a redactar estas líneas.
Fui acreditado por el periódico Juventud Rebelde para cubrir la Olimpíada de Los Ángeles, en Estados Unidos, en 1984. Sin embargo, Cuba decidió no participar en solidaridad con la URSS y la mayoría de los países socialistas, porque los organizadores no garantizaban la seguridad de los atletas.
Entonces se celebraron los Juegos Amistad (“Druchba”), con sede en cuatro países. La mayoría de los deportes se concentraron en Moscú, mi lugar de destino. Checoslovaquia acogió varias disciplinas y allí enviamos a Moisés Pérez Mok, mientras que Elio Menéndez escribió de boxeo desde La Habana, y dejamos vacante a Bulgaria con el levantamiento de pesas.
El 18 de agosto de 1984 fue la gran carrera. Al rato de concluir la competencia Alberto Juantorena acudió a una nutrida conferencia de prensa en el estadio Lenin. Pero a la mayoría de los “informadores” que estaban allí no les importaba la gloria del atleta que tenían delante, sino servirse de ella con fines provocadores.
Juantorena tuvo que enfrentar la misma pregunta, formulada de diez maneras diferentes. En esencia, era: ¿Qué opina usted de la participación de Rumania y Yugoslavia en Los Ángeles? El corredor respondió como si fuera esgrimista de la talla de Fonst.
Mientras ocurría ese encuentro en un gran salón, yo hacía gestiones con las autoridades del estadio para conseguir una oficina que nos permitiera a los periodistas cubanos hablar con Juantorena. Cuando la tuve “en la mano” fui de colega en colega a informarles y, al concluir la insoportable conferencia, fui por Alberto
Mientras caminábamos por recovecos hacia el pequeño recinto, me preguntó: “Cómo conseguiste esto”. Le respondí: “Hablo un poco de ruso”.
La entrevista que le hice ese día, a la cual accedió como hermano y caballero que es, fue publicada en un cuadro —en la cabecera derecha de la primera plana, el 19 de agosto de 1994—.
Fue lo que podría llamar una “exclusiva de calendario”, porque Juantorena corrió un sábado y Juventud Rebelde es el único diario con edición dominical en Cuba. Mientras, yo era el que más preguntas hacía, y Enrique Montesinos, de Granma (que no salía hasta el lunes), miraba como se miran los toros desde la barrera.
Del encuentro salí veloz a redactar y enviar mi información con la entrevista vía télex (no eran tiempos de computadoras). Este fue el texto publicado entonces:
Juantorena dice adiós a la pista
Por Jesús González Bayolo, enviado especial
MOSCÚ (vía télex).- Privilegiados que son los moscovitas: le vieron en su primer gran éxito, la medalla de oro en la Universiada de 1973; le acaban de ver en su última gran victoria, el Amistad-84. Porque con este triunfo Alberto Juantorena Danger anuncia su oficial retiro como corredor, como atleta, el mejor que tuvo el mundo entero en los años 1976 y 1977.
Emocionante fue la final de los 800 metros planos. El trío soviético se hizo de la punta y así transcurrió la primera vuelta, que fue más bien lenta. El veterano Alberto Juantorena se rezagó un poco en el inicio de la vuelta final. Pero allá en la curva, cuando quedaban unos 200 metros, comenzó a verse al Juantorena que usted bien conoce, el que en muchos años no tuvo rivales.
Su paso fue dejando atrás a los punteros y cuando parecía que sería el ganador absoluto, ya en la misma raya le igualó el polaco Richard Ostrovaki. La incertidumbre nos invadió a todos, quizás al propio Juantorena. No se anunció de inmediato, como suele hacerse, el resultado en la pizarra.
Solo al momento de la premiación supimos que… los dos eran declarados vencedores, con idéntico tiempo: 1.45.58. Así, pues, se otorgaron dos medallas de oro. La de bronce para el soviético Víctor Kelinkin, con 1.45.82.
Minutos después de haber subido al podio del Estadio Lenin, Alberto Juantorena anunciaba a un numeroso grupo de periodistas de diversas nacionalidades su retiro oficial.
—¿Cuándo se retirará Alberto Juantorena?
—Acabo de hacerlo.
—¿Pero sigues en una gira por Hungría y otros países? ¿No competirás en ellos?
—Sí, pero esta es la competencia para la que me he preparado, a la que vine a buscar esta medalla de oro de todos modos, la que quiero que marque mi retiro. Por eso la anuncio como la última. Es la ideal y tiene un matiz sentimental para mí, porque como campeón he entregado a los moscovitas debut y despedida.
—¿Qué dirías mediante Juventud Rebelde a los jóvenes?
—Que en el deporte no hay secretos ni misterio, sino sacrificio y entrega total a él. Para ser cada vez mejores, hay que serlo en el entrenamiento.
—¿Surgirá otro Juantorena?
—Los campeones olímpicos y mundiales no brotan espontáneamente a cada momento. Pero en el pueblo hay talentos; lo que hay es que dar con ellos y… trabajar.
—Se nota el júbilo en tu rostro por esta medalla. ¿La contentura abarca igualmente el haber llegado al final de tu carrera competitiva?
-Sí. Estoy satisfecho. He llegado a la meta del Estadio Lenin y he llegado a la meta de mi trayectoria atlética. Creo haber dado siempre el máximo para representar a Cuba con éxito. Me siento orgulloso de haber contribuido a la obra de la Revolución.
—Si te pidiera una dedicatoria no solo de esta medalla, sino de todas las de estos 11 años…
—Muchos han tenido que ver con esos triunfos. Muchos cuyo trabajo es anónimo, otros como mi ex-entrenador Zabiersovski; a todos los recuerdo en este momento. Pero mi dedicación principal es para quien verdaderamente ha posibilitado la carrera deportiva de Alberto Juantorena: la Revolución cubana. Y lo dedico igualmente a su Comandante en Jefe, Fidel.
—¿Se desvincula Juantorena del deporte?
—De ningún modo. El deporte es mi vida, y aún soy joven. Daré mi aporte desde las filas del Comité Nacional de la UJC.
Y hubiera hablado hasta el infinito, pero estaba por comenzar la carrera del relevo 4 x 400, en la que Alberto llevará quizás por última vez nuestro batón sobre las pistas.
—Estoy cansado pero voy para allá ahora mismo, dispuesto a dar cuanto pueda.
Y se alejó a pasos rápidos este campeón del mundo del deporte, orgulloso de ser cubano, pero símbolo de todo el planeta atlético, justamente porque siempre ha dado lo mejor de sí en todos los confines. (19 de agosto de 1984).
eso es asi y estamos orgullozos de Juantorena y del periodista que cada dia nos da informacion importante de la actividad deportiva y especial de este recuerdo del triunfo de Juantorena. gracias