El aniversario 60 de la revista Mujeres alcanza connotaciones que cruzan la frontera de una celebración tradicional y de mera formalidad. Lo verdaderamente conmemorativo está en resguardar la memoria histórica de esta publicación, en lo trascendente de su acto fundacional y en ese compromiso con la vida, presente y futura, de muchas generaciones de mujeres.
Porque, sin duda, los fundamentos de su aparición en el escenario editorial de Cuba, el 15 de noviembre de 1961, lograron visualizar en blanco y negro la nueva realidad que el triunfo de la Revolución abría de par en par para la población femenina.
Aun cuando ellas nunca dejaron de protagonizar junto a los hombres— grandes heroicidades acontecidas en cada rincón de esta tierra, lo cierto es que su irrupción en los ámbitos social, político, cultural, económico e incluso familiar solo encontró certezas con la apertura del proceso revolucionario, liderado por Fidel Castro.
Siempre se recuerda aquel número inicial, cuando fue la primera vez que una mujer humilde, y además negra, iluminó con su sonrisa la portada de una revista cubana…. Con esa declaración de principios el equipo inicial tomó las riendas de un periodismo que conceptualizó la ética y los valores de la equidad de derechos y oportunidades para todos, en una sociedad que así lo preconizaba.
Con el apoyo y el acompañamiento vital de Vilma Espín como presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), las páginas de la revista se erigieron reflejo constante del intenso quehacer que movilizaba en las nuevas y múltiples obras a las campesinas, obreras, profesionales, amas de casa., un revivir que significó una revolución dentro de la Revolución.
La doctora Isabel Moya, Premio Nacional de Periodismo-2016 y directora por largos años de la Editorial de la Mujer fallecida en marzo de 2018—, solía comentar que con los archivos de la publicación se podían reconstruir el proceso transformador vivido por las cubanas en los años de Revolución y el papel de la FMC en cada momento histórico. Ahí están para confirmarlo los reportajes sobre las brigadas sanitarias en Playa Girón, las milicianas, las alfabetizadoras; las escuelas destinadas a las domésticas y a las campesinas; la creación de los círculos infantiles; la ruptura sobre temas tabú relacionados con la sexualidad, o novedosos como la salud femenina, la equidad de géneros o el feminismo, entre tantos.
Definitivamente, en ese inventario de evocación saltan las historias ligadas, de diversas maneras, a la existencia de un medio de prensa que cambiaría la existencia y el pensamiento de las mujeres en Cuba, y también de los hombres, ¿por qué no?
Decía José Martí que ¡ayuda tanto a mantener el amor el agradecimiento!. Apoyada en esa idea, las celebraciones por el aniversario 60 de Mujeres no pueden prescindir del homenaje preciso a la recordada Isabelita, quien fuera en sí misma una obra de amor ejemplar, de constancia, de erudición, de amistad, de brillante hacer, de modestia y de trabajo incansable por los derechos de las niñas y las mujeres.
Otra gran periodista, de las más queridas y legendarias veteranas de la revista, María del Carmen Mesta, confirmó que para Mujeres no habrá silencios, porque ha labrado una historia de permanencia en nuestro periodismo al visibilizar a la mujer, antes tan preterida, y mostrarle la posibilidad de una vida, otra, esa que ahora disfrutamos.
Así ha sido la misión tremenda emprendida por esta publicación, orgullo e identidad de la prensa nacional. Aún resultan enormes los desafíos por vencer. No en vano Vilma, la eterna presidenta de la FMC, alertó en algún momento: “Cierto que todavía queda mucho por hacer y tenemos nuevas y trascendentales tareas por delante, pero ya nadie puede identificar en este país al que encontró el Ejército Rebelde en enero de 1959. Ya no somos las mismas”.
Y en esos triunfos está, sin duda, la impronta de la revista Mujeres.
Imagen destacada: Obra de Isis de Lázaro.
