Sesenta años se dicen rápido y así también pasa el tiempo cuando entras a un estudio-redacción de la televisión cubana. Igual han transcurrido igual los veintiséis años que llevo vinculada a los medios de comunicación, desde que empecé en la radio a fines de 1994. Fue en la Revista informativa “Novedades”, de Radio Metropolitana, en la que comencé como locutora del segmento de noticias. El conductor del espacio era, y es aún, el locutor Félix León, a quien agradezco siempre su apoyo y enseñanzas frente al micrófono en una cabina de radio. Aunque Gladys Goizueta fue la maestra de nuestro curso de año y medio, donde nos formamos un buen grupo de jóvenes aspirantes a locutores entonces.
Esa era mi idea realmente, convertirme en locutora de noticieros. Luego de trabajar en varias emisoras aprendiendo estilos y géneros de locución, la vida me fue llevando hacia Radio Progreso, donde empecé a descubrir mis posibilidades como periodista, gracias a Julio Batista, destacado periodista y locutor, una de las voces principales del Noticiero ICAIC de Santiago Álvarez.
Con Julio conocí el periodismo de opinión, escribiendo para el programa “Punto de Vista” que salía detrás de “Alegrías de sobremesa”, de Alberto Luberta. Por él también conocí a Cristóbal Martínez, entonces director de la última emisión del NTV, que se llamaba Noticiero del Cierre. Mi entrada fue muy rápida y mis progresos también.
La anécdota de la entrevista para mi entrada es muy simpática, porque yo estaba tan decidida que empecé al día siguiente y al poco tiempo ya estaba ocupando responsabilidades en la redacción de la tercera emisión del Noticiero. En aquel momento la Revista Buenos Días se consideraba aparte, como una revista informativa con una hora al aire. Por tanto, eran tres emisiones con estructura de noticiero: Al mediodía con Julio Acanda, sustituido después por TV Noticia; a las 8: 00 p.m. el Estelar de veintisiete minutos y al final, el Cierre, que salía al aire según el horario de la programación habitual (casi siempre era una película).
Fue en el Cierre donde empecé. En ese tiempo a “los nuevos” nos rotaban por los departamentos, y mientras estábamos en un grupo de trabajo empezando teníamos que hacer de todo. Recuerdo que me decían “palito barquillero”, “tres en uno”, “hormiguita retozona” (eso me lo decía Roberto Agudo) cuando empecé en el Cierre. Y no por jugar precisamente, sino porque lo hacía todo muy rápido y como si fuera un juego porque lo asumía como quien jugaba en varios equipos a la vez.
En el Cierre empecé redactando desde el departamento de Internacionales hasta el de Deporte. También redactaba y editaba los titulares con un editor asignado. Era obligatorio rotar por todos los estilos durante, al menos, seis meses, pero yo solo estuve tres meses en el Cierre, porque Roberto Agudo (entonces director general del Estelar) me pidió para su emisión.
Me entrené desde el Cierre, donde primero tuve que redactar sin poner mi crédito; luego pude poner mi nombre a mis trabajos; tiempo después, la voz. Pero hasta mucho tiempo después no hice cámara pporque era obligatorio estar muy bien preparado.
Quiere decir que, no porque empezáramos bien, podíamos poner nuestro nombre e imagen delante de una cámara. Había que demostrar muchas condiciones para que permitieran que los “nuevos” estuviéramos a la par de los más experimentados y veteranos.
Fue en un resumen anual del Estelar, desde Internacionales, que me estrené delante de la cámara. Ya mi crédito había salido antes desde el Cierre con un trabajo sobre el Plan Turquino-Manatí. No existía Internet. Las informaciones las buscábamos en los cables de las aagencias. En tanto, si se trataba de trabajos especiales había que buscar en la prensa de época, en la revista Bohemia, en los archivos de las emisoras de radio (Radio Habana Cuba, Radio Rebelde, Radio Progreso). Eran horas buscando imágenes (fotos de archivo) informaciones y contrastando, porque algunas venían con errores reiterados (a veces de fechas y nombres de lugares, algunas imprecisiones que debían rectificarse y entonces preguntábamos a los periodistas más expertos de la redacción).
Así tuve que hacerlo para mis trabajos de perfil histórico. Pero eso fue más adelante cuando en los años 2000 empecé en TV Noticias, dirigido por la periodista Gladys Rubio. Allí tuve un segmento por casi dos años, “Todo sobre Historia”, fue por el que me dio a conocer. Salía todos los miércoles y duraba unos cinco minutos, con temas históricos curiosos, poco conocidos o aspectos novedosos de los más relevantes.
Mi primera vez en cámara fue un análisis sobre el proceso legal del caso del niño Elián González que aún estaba retenido en los EE.UU. y permanecíamos en plena batalla por su regreso. Tuve entonces que hacer ese análisis para el Resumen Anual de 1999. Éramos tres periodistas dirigidos por Daysi Gómez, también estaba Ismael Tantaw.
Nunca abandoné el Estelar. Es decir, yo reportaba en ese tiempo también para TV Noticias. Al cabo de uno o dos años me propusieron conducir la Revista Buenos Días. Mientras estaba en esas emisiones alterné con otros programas y especialidades, cursé estudios diversos, me fui especializando, hice el Diplomado en periodismo televisivo, porque venía de la Licenciatura en Historia, carrera que se complementa mucho con el periodismo.
Lo cierto es que en mi tiempo de estancia en el NTV los aprendizajes eran básicos desde la rotación por los diferentes departamentos, estilos y géneros y nos apoyábamos mucho en los más experimentados.
Cuando comencé en la Televisión se usaban todavía las máquinas de escribir, las inmensas ROBOTRON. También soy de la generación del BETACAM, que fue el soporte que siguió al U-MATIC. Pero luego llegó la digitalización. Había pocas máquinas con Internet y con sistema digital para la edición. Por tanto, nos daban turnos especiales para la edición digital y había que justificar el tema para demostrar la necesidad de que se editara digitalmente. Con el tiempo fue ampliándose esta posibilidad y, por supuesto, la tecnología ahora es totalmente digital.
Muchas anécdotas llenan los 20 años de trabajo en el NTV, donde tuve diversas y múltiples experiencias. Trabajé mucho tiempo también el Suplemento Dominical. Fundamos una Revista Matutina los domingos, la “Revista Semana”, donde fui la conductora, pero no continuó.
Recuerdo de manera especial mis intercambios con Roberto Agudo, con quien aprendí el concepto de síntesis y a redactar titulares. Una vez me hizo resumir varias veces un mismo trabajo que tenía casi dos minutos, me lo fue revisando y cada vez me pedía que le quitara más tiempo, y así hasta que se quedó en 50 minutos.
Además de los que he mencionado quiero agradecer de modo particular a Clotilde Serrano, Conchy Pérez, Ernesto Ruíz Ramos, Richard Clenton, Teonila Malta, Irma Cáceres; a camarógrafos Antonio Gómez (el Loquillo), Pablo Rodríguez (ya fallecido), Reinaldo Gil, Tomás Olivero (el cangrejo), René, Pantoja y a tantos de los grupos operativos en el Estudio.
Desde el Informativo tuve mi primera experiencia en el exterior, cuando en el 2005 estuve en Granada, en el Caribe, cubriendo la recuperación por el paso de los ciclones de entonces. Fui con un equipo de trabajo de ETECSA y pude preparar un grupo de reportajes seriados en 10 partes que incluía la relación entre Cuba y Granada, allí conocí a la madre y hermanos de Maurice Bishop. Y fueron mis primeros impulsos hacia el documental.
Hoy la digitalización aporta versatilidad, rapidez, cierta efectividad y alguna inmediatez. Pero atenta contra la posibilidad de archivar la memoria de estos tiempos. Porque todo se graba pero luego se borra.
Y las imágenes de estos tiempos son también historia, la historia del presente de Cuba, la Cuba de este siglo XXI.
Trabajar en el Noticiero de la TVC ha sido y es para mí uno de los romances más hermosos y aleccionadores de mi vida. Uno de los aprendizajes más intensos en todos los sentidos, el más completo por su alto nivel de exigencia en la preparación profesional.
Ania querida! leyéndote, he rememorado aquellos años en que comenzaste en Radio Metropolitana, cuando conversábamos mucho sobre el “salto” al periodismo por parte de nosotros los historiadores. Han pasado los años y aquella muchacha se fue conviertiendo, a fuerza de tesón, en la profesional de los medios que eres hoy. Felicitaciones. Un fuerte abrazo!
Muchas gracias.
Muchas horas y muchos desvelos, mi querida Ania. Un recuentazo!