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El Juventud Rebelde vespertino

Corría el último trimestre de 1965. Tenía 13 años y andaba por la Calzada de 10 de Octubre en ese momento difícil de definir entre la tarde y la noche, cuando oigo a un vendedor voceando un periódico que desconocía. Me dije “¿a esta hora?”, pero la curiosidad me impulsó a comprarlo.

 Al llegar a mi casa lo exploré y me agradaron tres cosas: su atractivo diseño, la tira del simpático Chicho Durañón y la página de deportes, especialmente una sección denominada “Decida usted”, que consistía en un dibujo con un problema sobre la regla del béisbol. Era el primer ejemplar de Juventud Rebelde que tenía en mis manos.

Juventud Rebelde (JR) festejó 56 años el 21 de octubre y se publica desde el 22 de octubre de 1965. Fue creado por el líder histórico de la Revolución, Fidel, como fusión del periódico La Tarde y la revista juvenil Mella. Surgió en forma de rotativo vespertino en la capital.

Hasta el inicio del “Período Especial” circulaba en La Habana en horas de la tarde (bueno, es un decir), de lunes a viernes, y por la mañana en el resto del país, de martes a sábado. El domingo era y sigue siendo el único diario de circulación nacional y por ende matutino.

¿A qué hora debía circular el vespertino? La respuesta correcta sería “a la hora que salga”. Cuando empecé a trabajar en JR, con 18 años recién cumplidos en enero de 1970, la idea editorial aspiraba a que estuviera en la calle a las cuatro de la tarde. Por suerte no era una promesa, pues se hubiera ido el tiempo rezando “padres nuestros”.

Recuerdo las largas filas de repartidores al fondo del edificio para recoger sus asignaciones de periódicos y partir raudo hacia las distintas zonas de la capital donde vendían ese milagro de letras y gráficas, muy apreciado en esa época sin internet ni redes sociales.

En una ocasión tuvimos la mala racha de circular dos o tres días junto con las estrellas y un destacado periodista dijo en la redacción: “Estamos escribiendo para la historia”. Alguien creyó ver un elogio en aquellas palabras, pero él aclaró: “Es que a la hora que salimos es como escribir para los archivos, pero no para la gente en la calle”.

¿Significaba esto un caos en el vespertino? Desde luego que no. ¿Por qué no salíamos más temprano? Lo que viene ahora no es fruto de un estudio, sino de mi valoración. Diría que por dos razones: empezábamos tarde a confeccionar el periódico debido a la tecnología, y la violación de los horarios de cierre esperando por acontecimientos, primordialmente de carácter político.

En los años 80 se tomaron severas medidas para que el periódico estuviera circulando a las cinco de la tarde. ¡Y se logró!

Cuando me inicié en la redacción de Deportes realizaba el emplane alrededor de las 11 de la mañana (colocar en plana mediante el diseño y enviar los originales al taller). Esa hora fue bajando hasta las 7:00 de la mañana, y se cumplían todos los horarios de cierre bajo la pupila eficaz de Ricardo Sáenz, salvo imperativas excepciones.

Hacer periodismo en un vespertino resultó una experiencia tremenda, con una exigencia adicional, porque si iba a una cobertura de cualquier tema tenía dos opciones:

1-Escribir para las ediciones matutinas una información, igual que “la competencia” y a renglón seguido redactar algo exclusivo para la edición capitalina.

2-Elaborar un trabajo de género (comentario, crónica o entrevista) para todas las ediciones.

Ese constante imaginar lo que va a publicar Granma “mañana” para dejar redactado algo atractivo y distinto que circulara por la tarde, era lo que marcaba la diferencia entre matutino y vespertino para el periodista de JR. Ser creativo no era una opción, acaso una obligación.

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Jesús G. Bayolo
Es periodista e historiador del ajedrez, toda una autoridad del tema en Cuba.

One thought on “El Juventud Rebelde vespertino

  1. Bayolo
    Un motor fundamental que impulsó el desarrollo del ajedrez cubano y lo sembró con la imagen de Capablanca como símbolo de identidad en la conciencia del pueblo cubano. Sin Bayolo muchos logros sociológicos vinculados al ajedrez, deportivos, organizativos y de realización personal de muchos de nuestros ajedrecistas no hubieran alcanzado el nivel de excelencia que el ajedrez cubano conquistara. Gracias en nombre de todos hermano y amigo Bayolo.

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