El recrudecimiento del bloqueo a Cuba, las medidas económicas y sociales nacionales, los planes subversivos contra la Isla, los disturbios del 11 de julio, el papel de la sociedad cubana y el trabajo en las zonas vulnerables, fueron los temas centrales de la tercera sesión del encuentro Cuba en la hora actual, desarrollada este martes 31 de agosto bajo el título Participación, diálogos, construcción colectiva de la unidad.
El panel virtual —con la moderación de Jaime Gómez Triana, vicepresidente de Casa de las Américas— aspira a ser un espacio de reflexión y diálogo sobre los desafíos que enfrenta la Revolución cubana en las circunstancias actuales.
Al comienzo del encuentro, el panelista Gerardo Hernández Nordelo, Héroe de la República de Cuba y Coordinador Nacional de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), explicó el trabajo comunitario que se desarrolla en 62 barrios de la capital y cómo la brutal campaña de desinformación de los Estados Unidos ha manipulado el compromiso social planificado en los congresos del Partido.
Nordelo reconoció las condiciones inadecuadas de vida de muchas personas en el país y enfatizó en los matices existentes en estas realidades. En este sentido, expresó que “la realidad es triste y dolorosa, pero es nuestra realidad”.
Asimismo, ejemplificó la aplicación de políticas erróneas en años anteriores. “En la Timba, se hicieron casas en años de la Revolución. Muchas personas se mudaron para las nuevas casas y legaron a otras las antiguas. No se erradicó el problema, se agrandó”.
Otro aspecto desarrollado por Hernández Nordelo fue el método de trabajo aplicado en las zonas vulnerables, a través de la designación de un ministerio para coordinar el trabajo en cada barrio, así como un cuadro del Partido y un representante de cada una de las organizaciones de masas.
Sobre los ciudadanos, destacó la incorporación de los jóvenes a los barrios, estudiantes y de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), así como los proyectos surgidos a nivel de comunidad con sujetos ajenos con intención de ayudar.
“Hay personas canalizando sus quejas, casos que no han tenido solución en años. Se insiste en la necesidad de no crear falsas expectativas. Hacemos un esfuerzo extra con los mismos recursos limitados por el bloqueo más recrudecido”, resaltó el coordinador nacional de los CDR.
Por otro lado, mencionó errores como la no identificación de las prioridades. “Los problemas acumulados no se pueden resolver de la anoche a la mañana, pero hay disposición. No se trata de una intervención”.
Brechas de desigualdad
En el panel también intervino Geydis Fundora, investigadora y profesora de Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), quien argumentó la complejidad del tema desigualdad, entre las causas de lo ocurrido el 11 de julio, aun cuando resulta un asunto de mucho tiempo.
Al respecto, resaltó además las desigualdades existentes, la forma de organización de los proyectos sobre estas, y ejemplificó las brechas de género existentes en la tasa de actividad económica entre hombres y mujeres. “En 2020, las mujeres representaban solo el 21 por ciento del sector cooperativo y el 28 del sector de trabajo por cuenta propia”.
Asimismo, ponderó que las cifras del último censo muestran los problemas raciales del país. “Las personas blancas están sobrerepresentadas en un 10 por ciento en las asociaciones mixtas, en un nueve por ciento en las firmas extranjeras y en un seis en el trabajo por cuenta propia, mientras que las personas negras están subrepresentadas en un tres por ciento como usufructuarios de tierra y las personas mulatas sobrerrepresentadas como ayudantes familiares no remunerados en tres por ciento”.
Al respecto, ponderó la importancia de los procesos de participación, desde los municipios y la sociedad civil cubana para atender las desigualdades sociales. “Para pensar procesos de construcción de igualdad, uno de los desafíos radica en el diagnóstico de participación en dicho procedimiento. Otro problema, es si son percibidas o no las situaciones existentes”.
La investigadora argumentó la necesidad de concientizar y educar sobre los índices de desigualdad para poder erradicarlos. “Las personas reconocen con facilidad la desigualdad etaria, discapacidad, distribución espacial, hábitat, estructuras de empleo. Sin embargo, no todos colaboran en diagnósticos participativos relacionados con género, temas de migración, color de la piel y las formas de participación en estos diagnósticos, marcan problemas de desigualdad”.
Por otro lado, la investigadora explicó el desafío en las diversas miradas de las propuestas para solucionar el tema desigualdad en el contexto de la Revolución Cubana. “Hemos trabajado con servidores públicos en los espacios de toma de decisiones y otros trabajadores encargados de asesorías. Aún ahí, vemos diferencias en cuanto a participación: las personas vinculadas a la toma de decisiones son menos comprometidas que los de la asesoría, y las mujeres priorizan estos programas por encima de los hombres”. Asimismo, expuso el desafío del consenso sobre qué desigualdades atenderé y cómo abordarlas.
La panelista argumentó el sub-aprovechamiento de los espacios destinados al tema en los órganos locales del Poder Popular y los grupos de trabajo comunitario. Además, comentó la abundancia de narrativas relacionadas con el igualitarismo, con la centralidad en los servicios y no en aristas concretas de la causa.
Criticó el carácter consultivo y opinático de los espacios tradicionales para la participación colectiva, como una pérdida de posibilidades para sacar el potencial organizativo respecto a las brechas. “Las personas necesitan reflexionar y no solo consultar. Desde la academia, defendemos la importancia de la participación popular”.
La reacción de la sociedad cubana, la convivencia de espacios tradicionales, el diseño de políticas públicas, el diseño institucional y la construcción de estrategias de desarrollo local, fueron varios de los aspectos destacados. “Las desigualdades por la mirada desde la comunidad y la posibilidad de identificar las capacidades y vulnerabilidades desde sus líneas estratégicas, además porque en el diseño está concebido un espacio de consulta popular en la construcción de la estrategia, son fundamentales”.
Geydis Fundora expuso resultados como el surgimiento de varios espacios municipales para crear grupos y comisiones de trabajo y la articulación de las sedes universitarias municipales con los gobiernos locales para iniciar las estrategias de desarrollo e identificar las vulnerabilidades desde las mismas. También, resaltó los aciertos en el avance de posicionar las desigualdades como temas, y otros retos, como una participación importante en los espacios de asesoría universitaria.
Por último, la investigadora señaló el empoderamiento del municipio como espacio en la integración de la nueva Constitución cubana, con potencial para reinventar e innovar en el desarrollo de procesos participativos en la atención a las desigualdades. Además, el trabajo del macro programa de Desarrollo Humano Equidad y Justicia Social, en el cual deviene un escenario potencial para incluir el Programa del Adelanto de la Mujer y el Programa de prevención social y atención a las personas con vulnerabilidad social, entre otros.
Fundora mencionó igualmente las potencialidades para el diálogo entre colectivos para atender el Programa de política pública para las discriminaciones y, además, la unión de disimiles proyectos creativos para pensar y repensar las políticas públicas de integración.
El racismo y las discriminaciones
Por su parte Pedro de la Hoz, Vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), coordinador de la comisión Aponte y miembro de la comisión de gobierno para llevar adelante el programa contra el racismo y la discriminación racial en el país, realizó un bosquejo histórico sobre la experiencia cubana en cuanto al trabajo en contra del racismo y la discriminación racial.
En este sentido, explicó cómo Fidel ponderó la necesidad de crear una nueva subjetividad con respecto a las actitudes discriminatorias en el país en 1998 y el trabajo en el proyecto Color Cubano hasta la fundación en el 2009 de la Comisión Aponte y del Programa Nacional contra el Racismo y la Discriminación de la República en el mismo año.
El periodista de la Hoz explicó que el éxito del programa radica en el diagnóstico, aun en medio de la acción, así como en el trabajo estadístico con estudiosos y activistas. Además, lo calificó como poliédrico y con fundamentos ideológicos por ser el racismo una construcción cultural y subjetiva.
Por otro lado, el también investigador expuso que ha sido un programa aprovechado por el enemigo para generar situaciones. “En los grupúsculos de los derechos humanos, tres o cuatro de cada cinco dirigentes son negros o mulatos. No es casualidad, resulta una elección clara para crear comités que proclaman matices falsos sobre la situación racial en Cuba”.
La Comisión Aponte es una de las 18 organizaciones de la sociedad civil socialista. Su objetivo es “sensibilizar la conciencia de las líneas del programa, así como el desmontaje de los intentos de manipulación del norte, para desmentir la infamia de que para los negros y mulatas la Revolución no tiene respuestas”, argumentó el investigador.
“Hay que reconocer que existe una deuda social, que pudiera avanzar si las finanzas fluyeran. En el tema de la dignidad de negros y mulatos vamos avanzar más rápido de lo imaginado. Trabajamos en el diseño de políticas públicas específicas. Resulta imprescindible el trabajo de los ministerios, las alianzas con los activistas, proyectos y organizaciones comunitarias. Empoderar y legitimar estos sectores es una necesidad”, dijo de la Hoz quien concluyó con el agradecimiento al movimiento estadounidense Black Live Matter.
“Todos somos hijos de estos últimos 60 años”
La complejidad de la Revolución Cubana, la guerra mediática brutal y la situación económica compleja fueron de los principales problemas planteados por Joel Suarez, activista social y coordinador del Centro Martin Luther King.
“Vivimos en un tiempo de extraordinario despliegue del capitalismo y un verdadero programa de homogenización cultural, con la existencia de un folclórico ecosistema cultural en las redes sociales, las cuales juegan en un escenario muy novedoso en la producción de la política”, expresó.
Asimismo, habló de la necesidad de reconocimiento de los problemas tangibles en las comunidades cubanas y del reconocimiento de la desigualdad y sus condiciones socio clasistas existentes en el país.
Joel Suarez subrayó la clara vocación y decisión de los dirigentes de la isla de encuentro permanente con las personas. “El diálogo con los públicos sostenido por la dirección del país, con diferentes sectores, tiene el punto de partida con Fidel Castro. En este sentido, evocó la tradición histórica de convertir los reveses en victorias. “Fidel fue un maestro de las adversidades. El cuartel Moncada nadie lo recuerda como un fracaso”, dijo.
Por otro lado, citó la condición humana y de sentimientos motivacionales en la alabanza constante del pueblo con el socialismo en Cuba, así como la cultura política, y la solidaridad presente de los ciudadanos. “La Revolución Cubana se convirtió en la principal fuente de producción de sentido de vida. Todos somos hijos de estos últimos 60 años”.
También caracterizó los rasgos producidos por el socialismo en los años 90 y diagnosticó “erupciones” en el proceso cubano y erosiones causantes de una “franja cultural”, según clasificaciones del escritor Fernando Martínez Heredia.
“La franja cultural le es ajena a la Revolución. Hablamos de un grupo de ciudadanos que han sustituido el nosotros por el ellos para señalar desde las instituciones de gobierno hasta el propio liderazgo. Existe una relación de extrañamiento, de distanciamiento”.
En tanto, el coordinador del Centro Martin Luther King Junior se refirió al burocratismo como problema de la sociedad cubana actual. “Sigue operando una ecuación que a veces identifica y une institucionalismo con socialismo, revolución con estado y gobierno. Hubo reduccionismo en las lecturas del 11 de julio. Muchos de los manifestantes pertenecen a esas zonas de abandono, no al proyecto de la Revolución Cubana”.
La innovación en las políticas de participación fue la solución propuesta por el panelista. “Tenemos que encauzar toda la energía. Tenemos que embarrar de polvo de camino, de calle y de barrio a la Constitución.
De esta manera, incitó a la comisión de juristas a traducir las potencialidades de la Constitución: que los ciudadanos aprovechen los mecanismos de control y participación popular. “La ley de municipios tiene que ser un robusto cuerpo legislativo que asegure la autonomía. Necesita mecanismos eficaces para que la gente se sienta parte. Hablamos de la socialización del poder. Colocar como herramienta popular (que la pandemia ha quitado) la movilización popular, sobre todo en aquello que nos afecta”.
Por último, concluyó con la importancia de recrear el consenso de proyecto socialista, a través la felicidad y la dignidad del pueblo, por muchas manchas que tenga.
Prácticas rurales
Claudia Rafela Otriz, periodista e integrante de la Red en Defensa de la Humanidad, se refirió a las buenas prácticas de Comunicación popular comunitaria, también conocida como comunicación libre, voluntaria o participativa.
“Muchas de las campañas contra Cuba abogan por un sujeto gestado y formado como actor dentro de la Revolución. Las organizaciones de masas tienen una estructura capilar que llegan a lugares de todo el país. No está funcionando bien en todos los lugares, pero hay buenos ejemplos”, expuso.
La periodista comentó sobre el movimiento de corresponsales voluntarios en Guantánamo, surgido por la necesidad de transmitir 16 horas de radio y ante una plantilla reducida en la emisora. “Después de cinco años de esta experiencia, los corresponsales voluntarios son las personas que reportan desde las comunidades”.
También ponderó la importancia de la comunicación en los procesos de desarrollo local en las comunidades rurales. “Los medios de comunicación no reflejan la realidad, sino que la construyen”.
Comentó que la emisora hace 40 años no tenía un programa de temática deportiva y cuatro voluntarios crearon una revista deportiva de dos horas de duración. “Transmiten en vivo cuando hay eventos locales y en unión con Cultura generan otras actividades de desarrollo”, ejemplificó.
Por otra parte, habló acerca de cómo se aspira a mejorar la carencia de recursos con la autogestión local. Asimismo, resaltó cómo la plantilla de la emisora, de contar solo con cuatro periodistas de formación ahora tiene un núcleo de más de 20 corresponsales, con un director y un sonidista.
Los medios de comunicación —dijo— son una herramienta de participación donde se establecen lazos entre la gestión pública y las personas.
Igualmente argumentó sobre una experiencia de economía popular solidaria con características de economía feminista: “han sido creados una especie de lavatines y existe el deseo de extender esa práctica en el país”. Con la pandemia, añadió, muchos proyectos culturales incursionaron en la agricultura familiar que atiende a determinadas personas vulnerables y muchas mujeres se organizaron para ser dueñas de sus producciones”.
En este sentido, destaco el ejemplo de Quibijan, una zona de silencio sin cobertura y electricidad donde existe una mujer con un sistema permacultura, la cual genera puestos de trabajo para otras que no tenían trabajo en esa zona. “Ella ofrece plazas para mujeres jóvenes y además les imparte talleres sobre conservación de alimentos ante la ausencia de corriente eléctrica. Además, atiende a seis familias en base a donaciones y tiene un proyecto que permite alimentar a toda la comunidad por tres días en caso de fenómenos metodológicos”.
En otra parte de su intervención, la periodista dijo que la comunicación comunitaria sigue siendo paternalista y que las autoridades no pueden intervenir en la comunidad sin conocerla. “Es necesario conocer estos casos de las zonas rurales, también por el sentido político que tienen dentro del proyecto social cubano”, concluyó.
Desafíos de la Constitución
Por su parte, Yuri Pérez Martínez, miembro de la Directiva Nacional de la Sociedad Cubana de Derecho Constitucional y Administrativo de la Unión de Jurista de Cuba, resaltó como fortaleza la identificación de los problemas con la participación de los diagnosticados y estudiados por las ciencias sociales y las áreas del saber científico.
La necesidad de una mirada integral y multidisciplinaria a las iniciativas participativas resulta fundamental, especificó. “La participación hay que enmarcarla en una sociedad construida no solo por rupturas sino por superación, si queremos visualizar el socialismo como un sistema que identifique al ciudadano desde una mirada material y espiritual”.
Pérez Martínez comentó que la participación popular no puede ser unidireccional, sino bidireccional entre el ciudadano y el estado. Participar en cuestión de nuestra prosperidad individual, enfocados en la Constitución de la República y sus puntos en común”.
Asimismo, reconoció los problemas de eficacia y eficiencia con las vías de participación ciudadana en la práctica socialista cubana que no reproduce de manera exponente el proceso de democratización.
El abogado explicó la contradicción existente en Cuba ante la necesidad de generar un dialogo ciudadano y revolucionario con la existencia de la política agresiva del imperialismo, que se expresa de manera descañada con la utilización de una guerra convencional y no convencional. “Hay una necesidad de diálogo, pero con la inteligencia de la unidad”.
Expuso la vitalidad de defender el socialismo desde la vida cotidiana: “no podemos hacer política sobre el ideal, sino sobre la realidad, la cual devela donde hay que eliminar mecanismos no funcionales y viables”.
La participación no se puede percibir como algo astral o termino académico, sino como elemento de funcionalidad, calidad y sostenibilidad democrática del socialismo en Cuba, defendió Pérez Martínez. “Hay que tener un socialismo cada vez más democrático sin generar estándares de democracia”.
El experto concluyó su intervención con una enumeración de elementos importantes a la hora de construir ambientes participativos: “quien o quienes participan, dónde el sujeto se incorpora, sus motivaciones, ámbitos y espacios”.
Derecho a innovar
Manolo de los Santos (participante estadounidense), codirector ejecutivo de The People´ Forum e investigador Tricontinental: Institute for Social Research , inició su intervención calificando a Cuba como un proceso con mucho por hacer y no como proyecto terminado. “Existe una guerra híbrida por parte del gobierno norteamericano para torcer el proyecto cubano”, dijo.
El 11 de julio desde las industrias mediáticas y la preocupación desde varias aristas en todas las esferas sociales, demuestran el interés alineado de Estados Unidos de intervenir en los procesos políticos, argumentó el panelista.
En este sentido, explicó que el movimiento CubaMetLive no asume el modelo cubano como solución para todos los pueblos del mundo, pero si como inspiración. También reflexiono sobre la nueva era de proyectos y movimientos en defensa de los derechos.
Asimismo, argumentó que la realidad de la isla es imperfecta, pero que tiene derecho a defender su proyecto y la capacidad de cometer errores y solucionarlos, experimentar, crear e innovar en la sociedad.
La libertad de expresión, la democracia, el papel de la iglesia, la industria hegemónica, los espacios de expresión, resaltaron en las preguntas de los internautas.
Gerardo Hernández Nordelo, Héroe de la República de Cuba y Coordinador Nacional de los CDR, habló en torno al tema de los cantantes e influencer en la estrategia de “redefinición” como proyecto de vida en la industria cultural del mercado norteamericano. “Hay que analizar sus discursos, por qué no pueden hablar del bloqueo en sus publicaciones, desde qué condiciones exigen cambios”.
Respecto a la libertad de expresión, Geydis Fundora, investigadora y profesora de Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), reflexionó: “Hasta dónde todas las personas aprovechamos nuestros espacios para expresarnos, no solo como artistas sino como sujetos políticos. Muchos espacios existentes no son utilizados. Hay lugares diseñados para cada tema, no solo para hablarlos sino para gestionarlos. Tenemos que aprender a vivir el proceso revolucionario cubano como un laboratorio social”.
En tanto, Pedro de la Hoz explicó que el 11 de julio no es un parte agua en la obra de la Revolución, proyectos como el de Quisicuaba no son de unos meses. Además, ponderó como la industria hegemónica está diseñada para imponer gustos muy deformados. Poe ejemplo, la llamada música urbana también es arte, pero muchas de las expresiones anticubanas vienen de artistas mediocres.
Por otra parte, como muy complejo fue calificado el papel de la iglesia por Joel Suarez, activista Social y coordinador del Centro Martin Luther King. “Hay una tradición eclesial coherente con sus orígenes nacionalistas e independentistas. Y, además existe un crecimiento notable de un fundamentalismo religioso evangélico con una agenda anti derecho, que se ha posicionado frente a la Revolución”.
Yuri Pérez Martínez, miembro de la Directiva Nacional de la Sociedad Cubana de Derecho Constitucional y Administrativo de la Unión de Jurista de Cuba, concluyó con un análisis sobre los límites de la democracia.
“Para configurar un orden social las libertades van de la mano de los derechos. No podemos entender la democracia como un proceso exento de contradicciones, pero también resulta incompatible cómo un mismo sujeto pide libertad de expresión y por otro lado intervención militar. El artículo 24 de nuestra Constitución establece la dignidad como valor supremo del ser humano. Se necesita una regulación previa del límite, hay matrices que presentan los derechos como limitados, pero desde la base del respeto”.