El 21 de julio de 1980 compite Daniel Núñez en los Juegos Olímpicos de Moscú. Presentan a los atletas de 56 kilogramos. Comienza el ejercicio de arranque, desafiando la ley de gravedad. Cuando casi todos terminan es que salen los que van a ganar. El primero de ellos que aparece es Yurik Sarkisián, con un discreto peso en la palanqueta de 112.5 kilogramos, y lo falla.
El polaco Demboncyk arranca con 115 y es válido. A los moscovitas solo les queda por ver en acción al cubano. Un murmullo. Ahí sale, a intentar 117.5. Levanta con facilidad y se sitúa delante. Se siente muy bien técnica y físicamente…
Le toca a Sarkisián en su tercer intento, con 117.5. La palanqueta se le cae por detrás. Será mucho el esfuerzo que tendrá que realizar en el envión para aspirar al título olímpico, que se consigue con el total, o sea, la suma de arranque y envión.
Pide el polaco para su segundo intento 120 kilos y Núñez 122.5. Los dos son válidos. Demboncyk va a su tercera prueba con 122.5 y no lo logra. Entonces se anuncia que Daniel Núñez solicita para su última salida 125 kilos, cifra que constituiría récords olímpico y mundial. Pero el cubano no piensa en eso, sino en ganar la división, y para nadie es secreto que Sarkisián es superior en el envión.
Se hace silencio absoluto en el gran complejo deportivo Izmailovo. El pesista santiaguero sube a la plataforma, realiza su concentración, agarra la barra como si quisiera partirla. Toma el aire necesario, tensa bien fuerte los músculos de la espalda.
Inicia el despegue. Sostiene las pesas en alto y… ¡es válido el levantamiento! Con todo el peso encima de la cabeza comienza a reír. Las fotos lo corroboran. Mueve la cabeza diciendo que sí. Baja la palanqueta y da un gran salto, el más alto de su vida. (Se especula que fue de más de un metro).
El público, conocedor y entusiasta, se pone de pie aplaudiendo fuertemente. También saltan los entrenadores cubanos. Reciben a Núñez en sus brazos. Pasan dos minutos de felicitaciones.
Viene el envión. Sarkisián no solo tiene desventaja de 12.5 kilogramos, sino 2.5 más por el peso corporal, lo que sumaban 15. El cubano había pesado 150 gramos menos que el soviético, y en caso de empate le favorecería el éxito. Difícil para el anfitrión remontar tamaña cifra, pero no imposible. Es realmente muy fuerte en esa modalidad.
Yurik Sarkisián realiza una estupenda faena, que concluye con 157.5 kilogramos, récords olímpico y mundial en envión. Le saca 7.5 kilos a Núñez en ese ejercicio, insuficientes para coronarse. El cubano empieza con 145 y sigue con 150, los dos válidos. Falla el tercero con 152.5, pero ya había asegurado la medalla de oro olímpica. Cuando sostiene envión de 150 la suma es de 275 kilos: ¡récords olímpico y mundial de biatlón! Sarkisián termina con 270 (112.5 + 157. 5) y la medalla de plata.
Daniel Núñez Aguiar es el primer campeón olímpico de Cuba y Latinoamérica en el deporte de las pesas. El triunfo lo dedica ante los periodistas acreditados de esta manera: “De todo corazón al pueblo de Cuba y a su Comandante en Jefe, Fidel”.
La población cubana disfrutó como ninguna otra los Juegos Olímpicos de Moscú, con las transmisiones de televisión, hasta su clausura el 3 de agosto.
Mes y medio después un estallido de júbilo hinchó de orgullo cada pecho en el archipiélago, por un acontecimiento único, originado también en la URSS: el 18 de septiembre de 1980 Arnaldo Tamayo Méndez se convertía en el primer cubano –y latinoamericano— en ascender al cosmos.
Lo hizo a bordo de la nave Soyuz-38, que despegó desde el cosmódromo de Baikonur, en compañía del cosmonauta soviético Yuri Romanenko, quien realizaba su segundo vuelo. Al día siguiente, el 19 de septiembre, acoplaron la nave Soyuz-38 y la estación orbital Saliut-6. Allí se reunieron con los cosmonautas residentes Leonid Popov y Valeri Riumin.
Vivieron siete días y 20 horas en el espacio, desarrollando exitosamente una veintena de experimentos científicos. Al igual que en la Olimpiada, hubo numerosas imágenes en la televisión. Era esa la séptima tripulación internacional del programa Intercosmos. Romanenko y Tamayo regresaron al planeta Tierra el 26 de septiembre.
Arnaldo Tamayo Méndez, nacido el 29 de enero de 1942 en Baracoa, Guantánamo, comenzó a trabajar a los 13 años como limpiabotas y ayudante de carpintería. Teniente coronel cuando su viaje al cosmos, recibió el título de Héroe de la República de Cuba. Hoy es general.
En una entrevista que publiqué en Juventud Rebelde el 23 de septiembre de 1980, afirmaba Daniel Núñez: “Ese es un gran arranque de oro, es un despegue de historia. En nombre de todos los atletas cubanos felicito a ese gran campeón que es Tamayo Méndez”.
Tendría el privilegio de felicitarlo personalmente, porque fue seleccionado para integrar nuestra muy reducida delegación, presidida por el poeta Nicolás Guillén, que recibiría al cosmonauta compatriota y a su compañero de vuelo.
Me contó Daniel Núñez: “Visitar la Ciudad Estelar fue algo extraordinario. Estuvimos una semana en Moscú, pero el encuentro con Tamayo y Romanenko ocurrió un solo día, y ese día vive como uno de los momentos de privilegio en mi vida”.