I
Históricamente mantener un elevado nivel de apertura externa ha tenido significativas consecuencias para la economía cubana, lo cual se aprecia sucintamente en un conjunto de datos de los últimos años.
En efecto, el impacto de la crisis económica internacional del 2008-2009 llevó a que la tasa de crecimiento se redujera a 1.4%,[2] luego de promediar 6.4% en el quinquenio precedente. Esta desaceleración –que se repetía en la economía del país cada cierto tiempo- mostró al gobierno cubano la necesidad de una profunda reforma económica[3] con vistas a lograr la estabilidad indispensable para el proceso de desarrollo, más allá de decisiones puntuales para enfrentar el desbalance financiero externo que enfrentaba el país.
De este modo, a partir del año 2011 se aprobó un complejo programa de transformaciones estructurales[4] a lo largo de cinco años, cuya aplicación confrontó múltiples obstáculos, ya que de una tasa de crecimiento del PIB planificada en torno al 5% anual para el quinquenio, se obtuvo solo un 2.3%.
No obstante, un nuevo escenario externo más favorable pareció abrirse desde el 2016, en medio de la distensión que se iniciaba en la política con EE.UU., desde el restablecimiento de las relaciones diplomáticas acordada en 2014. En ese momento se revisaron las proyecciones acordadas en 2011 y se conceptualizó el proceso de actualización del modelo económico y social de la Revolución.[5]
La percepción externa de estos favorables acontecimientos, provocó un crecimiento explosivo del turismo y un incremento del PIB, que ya en el 2015 alcanzó un 4.4% anual, entre otros impactos positivos.
Sin embargo, el gobierno de Donald Trump revirtió los modestos avances logrados y llevó a un endurecimiento inédito del bloqueo con la aprobación -entre 2017 y 2020- de 243 nuevas medidas que elevaron como nunca antes su impacto en la vida de los cubanos, provocando –al mismo tiempo- un descenso en los ritmos de crecimiento alcanzados a solo 1.3% promedio anual hasta el 2019, año en que la economía cubana decreció 0.2%, cosa que no sucedía desde 1993.
La trayectoria negativa descrita se agudizó aun más, con la pandemia de la COVID 19, cuyos primeros enfermos se detectaron en marzo del 2020.
Esta coyuntura externa, a la que se añadieron algunos errores y deficiencias internas, ha creado una situación crítica en la economía y la sociedad cubana, lo que demanda un esfuerzo especial para conjurar las tensiones económicas, políticas y sociales que hoy enfrenta la Revolución y –al mismo tiempo- poder retomar el desarrollo del país con la aceleración de transformaciones indispensables que se requieren en los marcos del proyecto socialista cubano.
Corresponde así examinar con la mayor precisión posible, los factores externos e internos que han incidido en la situación de la economía cubana al cierre de agosto del 2021 y las perspectivas para su desarrollo en el futuro inmediato.
II
Han transcurrido ya ocho meses del 2021, período en que la economía cubana ha evolucionado en un entorno exterior que difícilmente pudiera imaginarse más complejo.
En efecto, el bloqueo de EE.UU. continúa sin cambios y la revisión de la política hacia Cuba anunciada por la nueva administración norteamericana, no solo no da señales que supongan una modificación del mismo, sino que hay muestras de continuidad del gobierno de Joe Biden en cuanto a la agresividad de Trump frente a Cuba. De este modo, en la presentación del informe a la Asamblea General de Naciones Unidas el 23 de junio de 2021 por nuestro país, la delegación de EE.UU. repitió los mismos argumentos de sus predecesores para justificar la permanencia del bloqueo, posición que se suma al mantenimiento de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, decisión que ya asumió también la administración de Joe Biden en mayo de este año. A esto se añaden nuevas sanciones aplicadas oportunistamente con posterioridad a los sucesos del 11 de julio en nuestro país.
En medio de esta situación, se explicó por el canciller cubano en las Naciones Unidas, que hasta diciembre del 2020 el bloqueo había impactado negativamente a Cuba por un monto de 147 853 millones de dólares en casi seis décadas y en la votación efectuada este año 184 países se pronunciaron a favor de la eliminación del bloqueo norteamericano, tal y como mayoritariamente ha venido ocurriendo desde 1992.[6]
De tal modo, la posición oficial del gobierno norteño, se ha desmarcado de las promesas de la campaña electoral, cuando se planteo por Biden que retomaría aspectos fundamentales de la política de Barack Obama en relación a Cuba. Así se ha mantenido inalterable la hostilidad hacia la isla, e incluso se registran nuevas agresiones, a pesar de que han comenzado a manifestarse múltiples opiniones de aquellos que se muestran a favor de un cambio en las relaciones entre EE.UU. y nuestro país. En la actual coyuntura el Cuba Study Group (CSG), que representa intereses de la comunidad cubanoamericana con posiciones moderadas, ha emitido un documento en el que se reflejan las opiniones de cómo –en esencia- retomar el camino emprendido por Obama en 2014, aunque incluyendo también medidas del soft power diseñadas por aquel, para modificar el régimen político en nuestro país mediante otros medios.
Por otro lado, 80 congresistas demócratas solicitaron al presidente norteamericano que revirtiera las políticas de Trump hacia nuestro país, tal y como lo expresó en su discurso de campaña electoral. También sigue su curso el litigio de varias compañías de cruceros con vistas a lograr la autorización para tocar los puertos de la Isla en sus recorridos por el Caribe, al tiempo que enfrentan las demandas derivadas de la Ley Helms Burton.[7]
En la actualidad, la administración de Biden ha informado que trabaja en la forma de enviar remesas a Cuba –que fueron prohibidas por Donald Trump en octubre de 2020- para cumplir –supuestamente- con el requisito de que el gobierno cubano no se apropie de las mismas, otra de las fake news divulgadas por esta administración. Conociendo las intenciones del actual gobierno de EE.UU., muy probablemente se trate de presionar al gobierno cubano con determinados requisitos para liberalizar las remesas, cuestión que resultaría inaceptable para Cuba.
El bloqueo continuó así golpeando más duramente aún –si cabe- la economía cubana en el primer semestre de 2021, sin que pueda esperarse una modificación de esta situación en el futuro previsible.
Paralelamente, la evolución de la economía mundial muestra en los meses transcurridos tendencias –como promedio- no favorables en lo concerniente al comercio exterior cubano. En primer lugar destaca el incremento en tres veces del costo de los fletes marítimos en relación al año anterior, lo cual crea dificultades para la expansión del comercio internacional, especialmente en los vínculos con los países de Asia.
Por su parte, el precio promedio de los productos básicos presenta crecimientos nuevamente en casi todos los renglones. Para Cuba resulta muy positivo que los precios del níquel aumentaran un 31.6% entre agosto de 2020 y el 2021, en tanto que el azúcar crudo incrementó su precio un 51.3% en ese mismo período.
Sin embargo, el precio promedio del barril de petróleo WTI que Cuba debe importar, se elevó hasta 67.70 dólares, para un crecimiento de casi un 60%. En cuanto a los alimentos, según la, FAO los precios continuaron ascendiendo en los últimos 12 meses y los de mayo del 2021 fueron un 39.7% más altos que el mismo mes del año anterior. Luego de un ligero descenso en junio y julio, en agosto los precios volvieron a incrementarse.
Desde el punto de vista de las finanzas externas, se continúa pronosticando para la economía mundial una tendencia recesiva en la inversión extranjera directa, con una disminución entre 5 y 10% sobre el 2020. Ya en el 2020, América Latina y el Caribe registró una caída del 34.7% en la entrada de IED, mientras que en este año no se muestra una recuperación sostenida de este indicador.[8]
En el caso de Cuba, la información más reciente sobre la IED destaca que los flujos de inversión pactados en 2017 y 2018 llegaron a alrededor de unos 2 000 millones de dólares y se ubicaron en torno a 1 800 millones en 2019. En el 2020 se autorizaron 29 negocios, con un importe de 2 400 millones como compromiso de inversión. En lo que va del 2021 se reconoció que durante el primer semestre del año se redujeron la cantidad de negocios pactados en relación al año anterior, aunque se mantienen en negociación 30 proyectos con un monto de inversión previsto superior a los 3 000 millones de dólares.[9]
Estos proyectos se han focalizado fundamentalmente en la producción de alimentos y en el sector energético. No obstante, la materialización de los compromisos de inversión no se realiza con la rapidez que se requiere y los montos comprometidos no alcanzan a cubrir las necesidades de financiamiento del país.
Por otro lado, la crisis de la COVID 19 impuso para muchas economías una elevación significativa en su nivel de endeudamiento, que –según CEPAL-[10] se calcula alcanzó en América Latina el 79.3% del PIB al cierre del 2020, con un pago del servicio de la deuda equivalente al 57% de las exportaciones de bienes y servicios. Frente a esta situación los paquetes de alivio para el pago de la deuda dirigidos a los países subdesarrollados no han dado los resultados esperados y en el 2021 no se descarta una crisis de endeudamiento generalizada, en especial para los países más pobres.
En relación al financiamiento externo, se incumplieron por Cuba los pagos del servicio de la deuda ya pactados en el segundo semestre del 2019, situación que se recrudeció con la COVID 19 en el 2020 y lo que va del 2021.
Esta situación obligó a Cuba a solicitar una nueva renegociación de pagos a los acreedores del Club de París en mayo del 2020, para posponer los adeudos y los pagos correspondientes al 2021, con vistas a reiniciarlos en el 2022. No obstante, esto no se logró y únicamente se pospusieron los pagos del 2020. Al respecto recientemente se conoció de un acuerdo con el Club de París que estableció un plazo suplementario para el pago de la deuda, aunque no se conocen más detalles del mismo.[11]
Adicionalmente, Cuba no fue incluida en el acuerdo del G-20 para extender una moratoria para el pago de la deuda a los 74 países más pobres, con vistas al enfrentamiento a la COVID 19.
También se conoció de otra nueva iniciativa de los países del Club de Londres para el cobro de la deuda cubana. Esta propuesta supone que CRF Ltd., el mayor tenedor de deuda cubana en la firma de inversión conocida como el Club de Londres, ofreció convertir alrededor de US$1.400 millones de los valores en un bono de cupón cero sin pagos hasta 2026, según informaciones no oficiales.
Actualmente el manejo adecuado de la deuda externa, tanto la pendiente de pago a corto plazo, como los programas de pago a mediano y largo plazos, constituye un elemento decisivo en la estrategia de recuperación de la economía nacional, que debe incluir la sostenibilidad de los créditos externos recibidos.
Adicionalmente, el flujo de remesas a Cuba muestra un descenso del 26% entre 2019 y 2020 al caer de un estimado de 3 171 a 2 348 millones de USD según fuentes no oficiales.[12] No obstante, otros estimados ubican las remesas del 2019 a Cuba en 2 056 millones de dólares.[13]
En resumen, esta compleja situación internacional ha continuado incidiendo negativamente en el desempeño de la economía cubana durante el primer semestre del presente año, en un contexto donde no se ha logrado controlar aun el rebrote de la pandemia.
(Continuará)
[1] Este trabajo se apoya en el “Resumen sobre la evolución de la economía mundial en el primer semestre de 2021” Agosto de 2021 www.ciem.cu
[2] Las cifras que se emplean en este trabajo se basan en ONEI Anuario Estadístico de Cuba de varios años.
[3] Estas transformaciones se denominaron oficialmente como un proceso de actualización del modelo económico socialista cubano.
[4] Ver VI Congreso del Partido Comunista de Cuba “Lineamientos de la política económica y social del partido y la Revolucion” aprobado el 18 de abril del 2011 www.cuba.cu
[5] Ver “Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista” Julio de 2017 www.pcc.cu
[6] Ver MINREX (2021) “Documento de actualización al informe del Secretario General (A/75/81) sobre la resolución 74/7 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, titulada “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba” www.cubaminrex.cu Con posterioridad a este documento, se revisó la cifra de afectaciones del bloqueo, emitiéndose en septiembre la cifra actual.
[7] Hasta el presente, se han radicado 41 demandas al calor de la mencionada ley y aunque no se registran resultados favorables para la mayoría de los demandantes y una parte de las reclamaciones han sido desestimadas por los tribunales, tanto en EE.UU. como en otros países, la propia existencia de la ley representa un obstáculo significativo para la inversión extranjera en Cuba por su efecto intimidatorio.
[8] Ver CEPAL “La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe” Agosto 2021 www.cepal.org
[9] Ver “Cuba confía en 30 proyectos de inversión para 2021 con tres mil millones implicados” Agosto de 2021 www.todocubaonline.com
[10] Ver CEPAL “Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2021” Agosto 2021 www.cepal.org
[11] Ver Deutsche Welle “Cuba y el Club de París acuerdan plazo suplementario para el pago de la deuda” Junio 11 de 2021 www.dw.com
[12] Ver The Havana Consulting Group “COVID-19 puede hacer declinar las remesas a Cuba entre un 30 y 40% en el 2020” www.thehavanaconsultinggroup.com
[13] Ver CNN “Cuánto suman, de donde provienen y cuál es la importancia de las remesas para la economía de Cuba” Julio 22 de 2021 www.cnnespañol.cnn.com Según estos estimados de Manuel Orozco de Diálogo Interamericano, estas remesas llegan a Cuba en un 60% por vías informales, son emitidas en casi el 84% por personas que residen en EE.UU. donde las envían el 65% de los cubanos que residen en ese país y se reciben por alrededor del 26% de los hogares en Cuba.