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Tina Modotti en la voz de un libro

La lluvia rasga la imparcialidad acostumbrada de cada domingo. Es monótona y necia y trae una humedad insoportable que cala los huesos. El ambiente resulta pegajoso, y mientras miro a través de la ventana lo único distinguible es el muro que nos separa del patio aledaño. Esta agua persistente e impositiva que no se alimenta de regodeos y te dice, por lo claro, que no podrás salir; o sí, pero asumirás las consecuencias de empaparte.

Estos días también son necesarios. Te encuentran un refugio interno y te liberas a pensar o a escribir, sobre todo para lo que no tuviste tiempo, porque había sol y otras prioridades. La lluvia, a veces, te mima y más si es domingo, o te entristece. Todo depende de nuestro estado de ánimo y a donde queramos viajar con las asociaciones de sentidos, olores y recuerdos, como escribía el poeta libanés Kahlil Gibran: “La apariencia de las cosas variarán según las emociones, y así vemos magia y belleza en ellas, pero en realidad, la magia y belleza están en nosotros”.

Puede que estas líneas parezcan entronizar la importancia de reconocernos solos, interiorizándonos cuando la lluvia cae; mas, en realidad abordan un libro: Tina Modotti. Mucho más que un cuerpo desnudo, de Reina de la Caridad Torres Pérez, Licenciada en Filosofía, diplomada en Periodismo y Máster en Desarrollo Social Comunitario.

Tina también fue tan persistente como el aguacero de hoy y la autora avileña intenta demostrarlo en un texto de 112 páginas, publicado en 2018 por la editorial Pablo de la Torriente Brau. En 74 de esos pliegos teje la historia de la “reconocida y no tan conocida” italiana.

Escribe en las Confesiones al lector: “Lo que aquí presento trata de esbozar un análisis histórico filosófico de la personalidad de Tina, a partir del entramado de su propia vida y los contextos en los que tuvo que desarrollarse, sin la intención de biografiarla (…) pretendo para acceder a su trayectoria como fotógrafa de lente agudo y sensible, rescatar una obra, relegada casi siempre a segundos planos y priorizar la figura de esta luchadora social y la libertad con que defendió su condición de mujer”.

Tina Modotti… es un libro disfrutable que guía la lectura por la ruta de cuatro capítulos: “Una mujer y su época”, “Pasión transgresora desde el arte”, “Las fotografías, alas de un fusil” y “Tina es mucho más”. Al final, “Tina en otros lentes” y “Tina tras el lente”, dan forma a dos repositorios de fotografías. El primero, donde posa para las cámaras o el pincel de quienes la legaron convertida en arte; y el segundo, sus propias obras, “Símbolos de la Revolución”, “Manos de lavandera”, “Manos con pala”, “Madre e hijo”.

Hija, inmigrante, obrera, modelo, actriz, amante, fotógrafa y comunista. Hablar y escribir sobre Tina implica referirse a todas esas facetas; un reto que asume Reina de la Caridad a pesar de centrarse en su labor fotográfica, “tema que en nuestro país ha sido menos abordado”.

“La convicción —escribe la autora— de alguien que respeta y ama lo que hace y que no está dispuesta a pactar con el facilismo que ha seducido a otros”, encuentra esencia en una fotografía revolucionaria dentro del contexto social del momento.

La lluvia no cesa, y ahora parece más fuerte. De nuevo recuerdo a Tina y a este libro que la cuenta y la descifra tras su vocación de fotógrafa y su rebeldía interior. Es como la lluvia que no amaina, sin importar los prejuicios de una sociedad que la señalaba “por vivir bajo el mismo techo con un hombre que no era su marido, ni su hermano”, por salir a la calle “después de las ocho de la noche, por compartir la mesa en lugares públicos con varios varones”, por “tener la costumbre de bañarse desnuda en la azotea de su casa cuando llovía”.

No hay en el volumen un estricto orden cronológico de hechos. Lo importante es relatar a Tina; en la actualidad, la mujer fotógrafa mejor cotizada del mundo, quien “puso en blanco y negro los conflictos y esperanzas o desesperanzas de la gente que la rodeaba, sobre todo de las capas más humildes”, un componente esencial en su estética, desarrollado por iniciativa propia y no por las enseñanzas de uno de sus mentores y pareja, Edward Weston.

Aunque la narrativa de Reina Torres no es prolija en rebuscamientos, prevalece en ella una adjetivación que, por momentos, tiende a “almibarar” la escritura. No obstante, el propósito de la autora se concreta al exponer la vida de Tina desde su inclinación por la fotografía y mostrarla -—como la describió Pablo Neruda— hecha “de abeja, sombra, fuego, nieve, silencio, espuma, de acero, línea, polen”.

Una existencia compleja que se apagó repentinamente cuando contaba 45 años. Ahora que de pronto la lluvia termina interrumpida por algo de sol, vuelvo a recordarla.

Ilustración: Dary Steyners

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