Ese fue el secreto que me confió al regreso de un viaje periodístico mío en ese año a la Argentina. En aquella oportunidad, leí una entrevista hecha a Elsa por Claribel Terré, publicada en el Cocodrilo Verde, suplemento literario de Fresa y Chocolate, periódico bimestral de la cultura cubana para Latinoamérica, Año 1 No. 1, de marzo-abril de 1997, que me regalaron en la tierra del Che, en cuya primera plana aparecía textualmente: «La mujer callada de Guillén. A quien el poeta cubano le dedicó De qué callada manera, página 3».
Al comunicarme con Elsa, le pedí que me dejara publicar ese interesantísimo dato en JR, —diario que era también el suyo—, y nos pidió que, por favor, esperara, pues se proponía darlo a conocer todo en un libro.
«Tú tendrás la primicia cuando lo termine de escribir, Luisito, puedes confiar en mí…», me aseguró.
«Escribir un libro aquí lleva mucho tiempo, Elsa, y editarlo y publicarlo, aún más, yo solo quiero anunciar ese hermoso suceso en una simple información de 30 líneas, le insistí».
Y al ver que yo tenía razón, me prometió: «Mira, vamos a esperar, no te pongas bravo….».
«Tú eres periodista igual que yo, no te hagas de rogar, chica, eso es un notición, le recalqué… Vamos a firmarla entre los dos».
Entonces la puse a pensar y me argumentó: «Mira, Luisito, yo no voy a anunciarlo como noticia todavía. Prefiero ponerlo en detalle en el libro. Vamos a hacer un pacto: tú y yo tenemos prácticamente la misma edad. Si yo me muero primero que tú, escribe la noticia y guíate por la entrevista de Claribel en Fresa y Chocolate. Después de todo no sé si podré terminar el libro. Y si tú mueres primero, contaré el interés que tenías al respecto. Eso sí, tal como le confesé a la colega entrevistadora, aclara que no fui la musa de él, sino la amiga, porque no me gusta lucrar con los recuerdos».
He sido disciplinado, he esperado más de 20 años y por el Noticiero de la una de la tarde de un reciente sábado he conocido, con dolor, de la muerte de ella, y de esta forma cumplo la parte de nuestro pacto que me toca.
«De qué callada manera se me adentra usted sonriendo, como si fuera la primavera, y yo muriendo…», esa imagen poética rotunda se ha escuchado en Cuba y en el mundo, en la voz y el estilo inconfundible de nuestro Pablo Milanés, sin que se conozca que fue precisamente Elsa Claro la feliz inspiradora de tales versos del mítico poeta camagüeyano.
En su relato en la entrevista, refirió Elsa: «Nicolás usaba como tarjeta de presentación una pequeña cartulina con su nombre en el centro. Nada más… y en una ocasión en que estuve enferma, me envió un sobre con una sopa concentrada. Le acompañaba una de esas tarjetas en cuyo reverso se leía: “Ya que no hay flores”».
Y narró ella que el poema nació «no por un exceso de silencio mío, no. Escribió el poema el 20 de mayo de 1969, a las 9 y 51 de la noche y su título no es ese por el cual se conoce, sino Canción Primera. También hay una Canción Segunda, pero esa es otra historia…».
Cuando la periodista le indaga si él le escribió alguna carta de amor, ella simplemente le responde: «No diría tanto. Recuerda que hay amores platónicos y que todo poeta necesita de sus musas, aunque no las posea».
(Tomado de Juventud Rebelde)
Efectivamente, Elsa poco antes de morir terminó su libro sobre Nicolás Guillen. Hizo un esfuerzo extraordinario por terminarlo. Tenía que hacer dos comentarios diarios para Progreso; escribía para Cubaperiodistas y otros medios; era panelista de la Mesa Redonda. Su tiempo lo administraba de tal manera que apenas podía descansar. Trabajó denodadamente en su libro sobre su fiel amigo Nicolás. A pesar de su frágil salud mantenía un ritmo de trabajo intelectual intenso y fructífero. Mantenía un rigor inigualable y escudriñaba, como experta que era la información para cada trabajo periodístico. Sesenta años ininterrumpidos dedicó al periodismo revolucionario. Su vida y obra será un ejemplo para las generaciones de periodistas. Mantuvo una posición firme con los criterios que defendió. Contribuyó con la labro docente que desarrollo a la formación de varias generaciones de periodistas. . Recibió el premio por la Obra de la Vida de sus colegas ,que la distinguieron y que supieron valoraron la labor desarrollada. Hoy 5 de octubre serán colocados sus restos en el cementerio de Colón, Gloria eterna a la Periodista Elsa Claro.
Hoy yo tuve el triste privilegio de estar presente cuando, familiares, amigos y compañeros de trabajo o mejor dicho, de la vida, colocaron sus restos en el cementerio de Colon.
Fue triste pues Elsa, la madre de mi amigo, la consejera de muchos momentos difíciles, el ejemplo de revolucionaria valiente y defensora de sus principios, no estará más para mis ocasionales visitas, necesitado de recargar pilas, de acopiar ideas para seguir ese difícil camino de los escogemos la honestidad y la perseverancia, como arma principal de para defender a la Revolución.
Ella con sus consejos logró que, durante toda mi vida la tuviera siempre presente cada vez que vencía una batalla, y no me creo que yo pueda haber logrado trasmitírselo en la justa medida.
Fue un privilegio, pues escuché de boca de reconocidos periodistas de nuestro país o lo que es lo mismo, de sus compañeros periodistas, lo que yo conocía y lo que no; oí la admiración por la mujer consagrada, perseverante, inteligente, la sensible poeta y también la preclara y ríspida rival de los que con calumnias, infamias o doble moral acechan a nuestra Revolución y al socialismo. Conocí también la bella historia del artículo, que seguro en poco tiempo será leyenda.
Allí entonces recordé una de las definiciones de la mujer que más me han marcado, de las tantas que nos regaló nuestro José Martí y me convencí, que se hace justicia al decir que Elsa Claro Madruga fue Mujer para Amar, Estrella para Mirar, Coraza para resistir. Hasta Siempre Elsa.