De pronto la llamada: “José Luis Estrada murió”. Luego la consternación, incluso la duda. No puedo entender; o peor, no quiero. Hace solo un día parecía guardar toda la energía posible que permite la COVID cuando se mete en el cuerpo y te hace creer que todo anda bien.
Hace solo un día Facebook recuerda que estuvo activo y te muestra la prueba de que efectivamente tenía algo de fuerzas. Escribió mucho, que si estaba “cayéndole a trompadas al virus”, que si “se ponía de a lleno con los puños, los estrellones, las zancadillas” porque, desde el hospital, “se había disparado la tanda de Olimpiadas” y se le “montaron los ´bates´ de Mijaín López y Julio César la Cruz”.
Habló sobre cuánto se había cuidado para no contagiarse y también de cómo se enfermó, “en algún punto de ese largo periplo” hacia el Turquino, en la Sierra Maestra; del compromiso que sentía con la Asociación Hermanos Saíz, una organización a la que le hubiera gustado pertenecer “cuando era un muchacho como estos de hoy, con la cabeza llena de canciones, poesías, representaciones, libros”.
Parecía tenerlo delante hablando. En aquellas líneas están él, algunos de sus recuerdos y la mención a su madre, su “energía incombustible”, su “fe ilimitada” a la que debía su “estirpe de guerrero”.
Contó que por encima de él estaban “todos lo ojos, todos los médicos, todos los medicamentos, todas las atenciones, todos los amigos de los amigos”. Prometiendo un parte diario sobre su salud, se despidió en esa publicación, la última, la que más duele, la que ahora, cuando vuelvo a leerla, parece una despedida y me vuelve a estremecer.
En una entrevista con Liset Prego dijo que vivía para el periodismo desde que se instaló con firmeza en todos sus poros. Y nunca antes había tenido tanta razón.
“Me desvela pensando en la entrevista que tendré mañana, en la palabra con la cual intentaré atrapar al lector. Yo no quiero “tragármelos”, pero sí que busquen mi nombre en las páginas del periódico cada día, que me lean y hasta que decidan escribirme, ser mis nuevos amigos”.
No queda alternativa, solo los periódicos, tu nombre y tus letras para esos viejos y nuevos amigos que te seguirán leyendo y ahora, extrañando.
Que pena, me duele mucho que Jose Luis ya no estará entre nosotros, era mi amigo, esta pandemia esta exterminando el mundo, otro colega mas desaparecido fisicamente, pero vivira eternamente en nuestros corazones. Persona como el no es facil olvidar, Hasta siempre amigo y colega.
Mi amigo personal .un periodista de ley con gran sensibilidad y carisma.lucho contra la enfermedad.como todo un Guerrero.se preocupo hasta el último momento por mi lucha contra ese bicho que me arranco a mi madre y a mi casi puso en las puertas del crematorio.cuando supe lo suyo me toco a mi darle fuerzas y decirle tu vas a ganar al igual que yo a pesar de mi gran perdida.pero quiso el veleidoso destino que la figura.el José nosiguiera entre nosotros y pasara a otra dimensión.hermano mio las cervezas que prometimos tomarnos post Covid van a ser tomadas pues se que no te gustaria que te recordarán con tristeza.hasta siempre hermano.algún día estaremos dando muela hasta la madrugada en esa otra dimensión donde hoy te encuentras