Ñiko —mucho menos conocido como Antonio Pérez— es un destacado diseñador cubano de larga data: ya en 1957, cuando aún en nuestro país no existía la carrera de diseño, se acercó a la publicidad y en 2018, algunos de sus carteles clasificaron como “patrimonio cultural de la nación cubana”.
Desde hace varios años Ñiko reside en México, país que le confirió el Premio a la Excelencia, Medalla José Guadalupe Posada, otorgado por la Bienal Internacional de Carteles México (2006), y el título de Doctor Honoris Causa, en mayo de2021, por la Universidad de Veracruz.
Muchos años antes, en la década del 70, Ñico trabajó en el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) y allí se vinculó con René Azcuy, Antonio Fernández Reboiro y Eduardo Muñoz Bachs, tres notorios diseñadores cubanos que marcaron toda una manera de hacer ¿Qué aprendió de cada uno de ellos? ¿Cómo los evoca? Estas fueron sus consideraciones.
—Comencé a realizar carteles para el Icaic en 1968, de freelance. En 1970 integrè el equipo de diseñadores como parte de su plantilla. Cada uno de los que trabajamos en el diseño de carteles de cine nos respetábamos y aprendíamos unos de los otros. Nos intercambiábamos los diseños, pero no como ‘escuela’ ni para pedir o dar enseñanzas, sinoen el arduo ejercicio creativo de realización de esos carteles, a partir de la experiencia de los años de trabajo de cada cual.
“Y pienso que en realidad fuimos un equipo, porque sin darnos cuenta teníamos mucho en común. La vida nos ayudó a estar en lo real y todos sus integrantes ocupan un sitio en mi corazón, en merecido homenaje ‘por siempre’ a lo que dieron y fueron en sus vidas creativas. Ellos representan una etapa importante del diseño gráfico cubano, latinoamericano y universal”.
—En el año 2009, el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau —a instancias de su director, Víctor Casaus, y del ya fallecido diseñador cubano Héctor Villaverde, de Icograda— auspició un ciclo de conferencias llamado Los jueves del diseño. Recuerdo que usted envió una enjundiosa ponencia que fue leída por otro colega de experiencia, Olivio Martínez ¿Le interesa la parte conceptual que entraña el diseño como manifestación artística?
—El diseño gráfico ha sido mi vida. A través de él he obtenido numerosos estímulos y ha hecho de mi un ser repleto de emociones y logros. Aprendì y realicé centenares de carteles de todos los temas y calidades. Además, ellos incluyen los que merecieron la condición de “Memoria del Mundo” que confiere la UNESCO. Soy miembro del Sistema Nacional de Creadores de Artes de México, gracias los carteles que hice en tantos años de trabajo.
“Enriquezco los conocimientos teóricos y prácticos del cartel en todos los instantes en que realizo el diseño. También he logrado escribir divertimentos literarios y otros textos, práctica que disfruto y que puedo asumir gracias al diseño. Escarbo en lo conceptual y en lo teórico para explicar lo que surge de lo creativo, no dejo nada a la suerte. Así publico sobre muchos temas. Y lo mejor, no existe un final, por ahora”
—¿Cómo lo ha llevado la pandemia, teniendo en cuenta que México es uno de los países en que esta tiene un fuerte impacto?
—Ha sido complicado, sobre todo adaptarse a vivir casi oculto. Pero, en la vida siempre tenemos que encontrar el lado bonito. A pesar de todo lo que significa, salimos airosos con nuestro trabajo y vida. Aprendimos, con la ayuda y apoyo de quienes saben de tecnologías, a encontrar la manera de usarlas y estar seguros del resultado. De manera partícular, en lo docente como en pláticas u otras actividades que nos solicitan, incluyendo la realización de carteles en tiempo real en el entorno virtual. También logramos, de vez en vez, escaparnos mi ’compañera de vida’ y yo a lugares mágicos para disfrutar del paisaje y de su gastronomía únicos. Adaptarnos a una nueva realidad es indispensable para llevar una existencia tranquila y productiva.
—Al filo de los 80 años de edad, ¿qué hubiera hecho diferente en cuanto al mundo del diseño? ¿Volvería a escoger ese camino?
—Sin dudarlo un instante, si existiera la opción de revivir una y otra vez, elegiría ser diseñador gráfico, porque esta profesión es mi amor y con ella siento que puedo encontrar en cada espacio, en cada cartel, lo útil y hermoso de lo que tengo cada instante. Llegué a estos 80 años repleto de momentos hermosos. Solo digo: ¡quiero seguir así!