Augusto Blanca es un trovador que ama, con la misma intensidad, la música y el teatro: son sus dos grandes pasiones profesionales. Como uno de los fundadores del Movimiento de la Nueva Trova, surgido en 1973, ha tenido —y tiene— un fuerte vínculo con varias compañías como el Cabildo Teatral Santiago y el Teatro Guiñol (ambas de la Ciudad Héroe); el grupo Okantomí, Teatro Mío y Trébol Teatro, de La Habana, por solo citar algunas. También fue el creador de Teatrova, proyecto que logró unir de manera orgánica ambas manifestaciones.
En estos tiempos de pandemia — comenta vía electrónica—- las rutinas se han alterado un tanto, pero sigue “al frente de la cocina” porque a Rosy, su compañera desde la juventud, “no se le da muy bien”. Asegura a que en las tardes “ella continúa en gestiones de teléfonos y en mantener nuestras amistades a través del correo que ¡por suerte, son muchas!, mientras escribo, pinto o toco guitarra… y, cada dos días, saco la basura”.
—¿Ha sido un problema para ti el estar tantos meses sin relacionarte con otros “compañeros de oficio”, ya sean trovadores o gente de teatro?
—Afortunadamente, vivimos en la era de las comunicaciones virtuales; aunque esto no suple el contacto directo con las personas, por lo menos sabes que están allí o allá, al otro lado del teléfono. A veces distanciarse es necesario, como en las parejas, luego el reencuentro se hace más cálido y sirve, además, para tamizar y visualizar lo que es puro y lo que es fatuo.
—¿Ha sido este aislamiento más positivo que negativo, o al revés?
—En nuestro caso, ha sido más positivo. Ahora hemos tenido el tiempo suficiente para hablar y organizar gavetas externas e internas que, en años, nunca tuvimos el tiempo de revisar.
—Sé que cuando comenzó la pandemia en marzo de 2020 tenías previsto viajar a Argentina para participar en la Feria del Libro que se desarrolla en Buenos Aires ¿qué llevabas bajo el brazo?, ¿cuáles eran tus expectativas?
—Sí, es triste. Andaba con mucho entusiasmo con Diario de mi primer viaje (Alemania-febrero, 1972) que editó ediciones La Memoria, del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau y que fue presentado, en febrero del pasado año, en la Feria Internacional del Libro de La Habana. Tenía la ilusión de reencontrarme con montones de amigos para darles el libro personalmente… Alguna vez será., ¿Qué llevaba bajo el brazo?, Había estructurado un pequeño recital con canciones de aquella época (1967-72), pero esto me sirvió para retomarlas ¿Expectativas?: no defraudar a mis amigos con esto de ‘escritor tardío’.
—Si tú y Rosy tuvieran que tararearle bajito y al oído algo a las nietas, ¿qué sería?
—Cantaríamos uno de los temas del CD Tarareos para Isabella que hicimos cuando nació la mayor de nuestras tres nietas: … mañana será otro día / volverá esta melodía a despertar… los niditos…
—Vamos a soñar: si te invitara a hablarle al mundo entero y éste te escuchara, ¿qué le dirías?
—Le diría: miren por la ventana y vean cómo han regresado las mariposas, que la yerba está mucho más verde, los ríos vuelven a ser transparentes, el cielo se despeja y los árboles se repletan de pájaros revoloteando…. La sabia naturaleza nos está alertando: necesita respirar. Nosotros la hemos herido de gravedad, ella se defiende. Cuando termine el encierro no debemos olvidar esta lección: SOS de la Pachamama o Madre Tierra.