¿Qué se busca con la organización y realización de la llamada «flotilla» de contrarrevolucionarios asentados en Miami, que debía llegar hasta las aguas cercanas a Cuba?
El objetivo era provocar una supuesta reacción de las autoridades de la Isla y para ello, con la prensa occidental apostada desde el Malecón habanero, filmar el show mediático y hacerlo circular con muchas mentiras incluidas por la red de redes.
Otras veces se ha usado el mismo modus operandi con similar pretexto. También se recuerda cuando la provocación se hizo por vía aérea y el costo humano de la misma.
En esta oportunidad la misión contrarrevolucionaria salió fracasada desde las mismas costas de Miami, cuando sus organizadores habían anunciado con bombos y platillos que serían más de 100 embarcaciones y solo se presentaron cuatro.
Cuba había advertido una y otra vez al gobierno estadounidense de lo peligroso que pueden resultar esos actos provocativos en un mar testigo de hechos similares o del incentivo a la emigración ilegal y desordenada, y la cantidad de víctimas ya sea por la fragilidad de las embarcaciones o lo crispado de la mar en ese llamado estrecho llamado de la Florida.
Pero, desgraciadamente, los instigadores de la flotilla y del uso de esa vía para emigrar desde la Isla, lo que buscan es eso: que haya incidentes y hasta muertos.
Parece irracional y lo es, pero sin dudas el odio de quienes apuestan por ganar dinero aunque haya víctimas, es acompañado del otro odio, el de la mentira desplegada en toda su magnitud en medios que también tienen su búsqueda de dólares en cada acción de ese tipo que se produzca.
Veamos, por ejemplo, qué dice al respecto la agencia española EFE, como parte de la desinformación sobre Cuba. En su despacho desde Miami relata : «La flotilla de barcos de Miami de apoyo a las manifestaciones en Cuba regresó en las últimas horas a Estados Unidos después de lanzar fuegos artificiales cerca de la costa de La Habana, en aguas internacionales».
Y continúa citando a uno de los cabecillas contrarrevolucionarios de la Florida, Ramón Saúl Sánchez, que, lejos de reconocer el completo fracaso de lo que él contribuyó a organizar, dijo: «Nuestro saludos a los jóvenes que realizaron exitosamente la flotilla para enviar un mensaje de solidaridad al pueblo de Cuba».
De este personaje avala la citada agencia de prensa, «es un activista que en 23 años ha realizado 27 flotillas para denunciar la dictadura castrista».
Sin dejar de ser una provocación peligrosa, este tipo de actos ilegales e instigadores constituyen parte de una plataforma mediática montada con grandes cantidades de dinero en Estados Unidos, y con el más burdo y miserable objetivo de «mantener vivo» el tema Cuba, arropado de las calumnias más variadas.
Esta vez, el penoso espectáculo tuvo una minúscula participación de embarcaciones, a la vez que una cantidad superior de periodistas se disputaban la exclusiva de «informar» sobre lo que pensaron sería noticia, y solo fue una verdadera trompetilla que resonó en los oídos de sus organizadores.
En estas noches, Cuba si ha podido ver fuegos artificiales: los de la bella inauguración de la Olimpiada de Tokio, ejemplo de lo que debe primar en nuestro planeta: la paz, el entendimiento y la amistad.