PRENSA Y DEPORTE

¡Esa Driulis González…!

La judoca Driulis González Morales, la campeona olímpica de Atlanta en los 56 kilogramos, nació en Guantánamo el 21 de septiembre de 1973,  y se forjó en la capital de todos los cubanos verdaderos, donde arribó, debido a su brillo en la cantera escolar, al equipo grande y a la guía del profesor Ronaldo Veitia, el escultor de aquel seleccionado. Aunque nació en aquella batalla efectuada en los XXVI Juegos Olímpicos. Ya verán por qué. A veces mencionamos las medallas y soslayamos cómo se llega a ellas. Como si cayeran desde las nubes…

Para la Olimpiada falta poco más de un año. Tiene para vencer. Entera se da al entrenamiento. Participa en lides. Vence en un combate, pero… ¡El dolor, el maldito dolor…! Su columna. La lesión. La dolencia la ataca más allá del cuerpo. Tormenta en su cerebro. ¿Y si todo el esfuerzo queda en la nada…? El Doctor Rodrigo Álvarez Cambras y su equipo, al rescate. El mal es grave…

Profundicemos gracias a la entrevista que le hizo Hedelberto López Blanch al científico para el libro biográfico El mago que cayó del cielo: “Al estudiarla en el hospital Frank País observamos que tenía  una luxación cervical grave… Primeramente le pusimos una minerva cerca de un año y a la vez la mantuvimos haciendo ejercicios para que no perdiera fuerzas y estuviera en forma, es decir, le ejercitábamos brazos y piernas. Decían que era muy difícil que volviera al tatami porque esa lesión para una judoca resultaba muy grave. El tratamiento surtió magnífico efecto, se recuperó y volvió a ser una de las mejores judocas de todos los tiempos”.

Obedece. No se deja  ganar por los deseos de volver rápidamente a las prácticas. Mantiene la minerva. No se estima curada pese a sentirse mejor. Sigue los consejos de Álvarez Cambras y de Veitía. Aumenta la carga cuando se lo indiquen. Al llegar el momento, vuelve al entrenamiento superior, con mucho cuidado. No se extrema.

En el magno certamen. Primera rival: la francesa Magaly Batón. No es fácil. ¡Cuidado…!  Escapa del ataque. La nuestra a la ofensiva, ¡casi la proyecta…!. Así Driulis, así, que te la llevas. Derrota a la gala por superioridad. La segunda oponente: la holandesa Jessica Gal. No es un pastelito de coco… mírenla como intenta… en vano, se  enfrenta a una montaña que la doblega por shido.

En el camino, Nicola Fairbrother, de  Inglaterra, subtitular de la división en Barcelona 1992, donde la cubana terminó tercera. ¡Jajime…! Mar encrespado frente a los espectadores. Por superioridad cae la británica. Se quedará sin galardón. La china Chuang Liu entonces. Intenta imponer su depurada técnica, Driulis espera el momento. Ante un error de la asiática, su contraofensiva cristaliza: ¡ipponazo!

Por el título frente a la coreana del sur Jung Sun-Yong. Lindo combate. Parejo. ¡Por fin, ligera ventaja para la caribeña! ¡La mantiene! Bendito yuko decisivo. ¡Driulis González, campeona olímpica! En la victoria han sido esenciales el respeto a lo trazado por Veitía y Álvarez Cambras, el respeto a sí misma, su responsabilidad,  amén de sus condiciones atléticas, esa dedicación al adiestramiento y las contiendas. Y que con Driulis el coraje se puso el kimono.

Driulis González empezó en el judo a los diez años de edad. En 1987 se impone en los Juegos Escolares Nacionales y es seleccionada la más técnica. Dos años después, se convierte en la campeona nacional de la disciplina más joven de la historia: 15 abriles. Ingresa en el seleccionado principal del país. La entrena Ronaldo Veitía. Al retirarse en marzo de 2010, era la segunda judoca más laureada del  orbe solo superada por la japonesa de los 48 kilogramos Ryoko Tani (Tamura antes de casarse) al acumular entre sus más importantes consecuciones siete doradas mundiales y  cinco galardones olímpicos: de oro en Sydney 2000 y Atenas 2004, plata en Barcelona 1992 y Atlanta 1996  y bronce en Beijing 2008. Para muchos, la más destacada de la disciplina de todos los tiempos.

La cubana agrega al brillante oro de Atlanta, el vicecampeonato de Sydney 2000, y el bronce en Barcelona 1992 y  Atenas 2004, aquí actuó en los 63 kilos; finalizó quinta en Beijing 2008. Campeonatos mundiales: dos de oro, dos de plata y dos de bronce. Cuatro cetros en los Juegos  Panamericanos y siete en las contiendas continentales de la especialidad. En los Centrocaribes: trío de doradas y una plateada. Elegida la mejor deportistas del mundo en 1995. Entre los diez más destacados de América Latina en 1995, 1996 y 1998. La incluyeron en el Salón de la Fama del Judo el 22-7-2015.

Los entendidos la califican como una de las más sobresalientes judocas del siglo XX en América, y la sitúan entre las más completas de todos los tiempos en las categorías 57 y 63 kilos. Graduada  en la Universidad de las Ciencias de la Cultura Física Comandante Manuel Fajardo, donde en la actualidad cursa la maestría.  Labora como entrenadora de su arte marcial, especialmente entre los jóvenes.

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