Por Liz Armas Pedraza
Las noticias falsas no son cosa nueva. Sus inicios se remontan a la época de la Antigua Roma cuando los rumores, difamaciones e informaciones imposibles de verificar, dieron paso a la infiltración de dudas y mentiras, manipulaciones, e incluso a la guerra. Sin embargo, en la actualidad, la cantidad de información que se genera diariamente y el acceso y uso de las redes sociales digitales como fuentes de información, ha provocado un auge de este fenómeno.
Por tanto, no es casualidad que, como hemos explicado en trabajos anteriores, en el 2017 la terminología “fake news” fuera declarada la palabra del año por el Diccionario Collins. Según sus editores, la combinación entre ambos términos, utilizados sobre todo por el presidente de los Estados Unidos en aquel entonces, Donald Trump, en el proceso eleccionario de 2016, aumentó en un 365% durante ese año. Así, definen las noticias falsas como: información falsa, a menudo sensacional, difundida bajo el disfraz de noticia.
En el caso particular de las redes sociales digitales, las noticias falsas pueden presentarse en diferentes formatos, ya sea como imagen o videos manipulados, memes o noticias inexactas, exageradas o distorsionadas. En muchos casos, estos contenidos circulan sin autor identificado ni identificable, por tanto, la legitimidad y autoridad de la noticia la otorga el usuario que comparte el contenido.
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Pueden abarcar información completamente falsa o información cierta presentada con un enfoque engañoso: se presentan unos hechos, pero se omiten otros; se saca la información de contexto; se manipula el contenido; se presentan teorías u opiniones como hechos; se le da credibilidad a información altamente discutible; se niega información cierta con el objetivo de crear confusión, o se proclama una verdad única en oposición al otro.
¿Cómo lo hacen? Según explica Juan Clavero en el artículo Posverdad y exposición selectiva a fake news. Algunos ejemplos del 2018, las noticias falsas combinan elementos ficcionales y emocionales que trabajan de manera sinérgica para ser “noticiables” y adquirir un rango de verosimilitud lo suficientemente potente como para circular como una posible versión de la realidad. Y, más aún, la comprobación de su inautenticidad suele tener menos potencia emotiva que su circulación, ya que termina siendo un contenido efímero, como la mayoría de los que circulan en las redes.
Así mismo, en la difusión de noticias falsas en el entorno digital influyen las creencias personales y también las mediaciones de los algoritmos en Internet en la recuperación y personalización de los contenidos que se le muestra a cada uno de los usuarios en las redes sociales digitales. Dicha personalización propicia la elaboración de un universo único de información que en realidad altera la manera en que el usuario accede a la información suministrada por el buscador.
A esta búsqueda personalizada, el investigador Eli Pariser en su artículo The filter bubble: What the Internet is hiding from you (La burbuja de filtros: lo que te está ocultando Internet) la llamó burbuja de filtros. Según el autor, este efecto crea la impresión de que nuestro propio interés es todo lo que existe y trae como consecuencia grandes restricciones informativas que devienen en microclimas de opinión. ¿Por qué? Pues dichos microclimas de opinión influyen directamente en los usuarios a partir de los contenidos con los que interactúa en un contexto donde las fuentes de noticias personalizadas en las redes sociales digitales se están convirtiendo en fuente de información fundamental.
Precisamente, la formación de estos nichos conduce, además, a la polarización de la opinión cada vez más atomizada, pues se pierde la visión del mundo en el que se convive y se rechazan los argumentos contrapuestos.
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Para contrarrestar los efectos de la burbuja de filtros y la cámara de eco Pariser apuesta por una solución que “combine ambas caras de la moneda, la información que cubre nuestro perfil y la que nos desafía”.
Noticias falsas en el escenario reciente cubano
A partir de los sucesos vividos en distintos territorios de Cuba el pasado 11 de julio, se generaron y compartieron en el entorno digital muchas noticias falsas. Algunas fueron noticias con contexto falso, otras con contenido engañoso, manipulado o fabricado. Además, no solo han sido las redes sociales digitales el espacio de difusión de noticias falsas, sino que varios medios de prensa también han sido parte de ello, teniendo incluso que pedir disculpas luego.
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Una de las estructuras de noticias falsas más empleadas en este escenario ha sido el del contexto falso. Por ejemplo, el 12 de julio se hizo viral en las redes sociales digitales, sobre todo en Facebook y Twitter, una imagen que mostraba un supuesto Malecón Habanero repleto de manifestantes. No obstante, la foto no pertenece a las revueltas ocurridas el pasado domingo. De hecho, ni siquiera fue tomada en Cuba.
En realidad, la imagen corresponde a protestas que se desarrollaron en Egipto en el año 2011 contra el gobierno de Hosni Mubarak. Para verificarlo se puede realizar una búsqueda inversa en Google Images. Los resultados confirman que la foto fue capturada por Tarek Fawzy para la Agencia AP exactamente el 10 de febrero de 2011.
La organización Artículo 19 utilizó esta imagen en Twitter para referirse a los sucesos ocurridos en Cuba. Después de ser descubierta la noticia falsa, Artículo 19 envió otro tuit disculpándose.
Ese mismo día comenzó a circular en distintas plataformas un video que también atribuían a Cuba, donde se mostraba una gran cantidad de personas en una plaza. Sin embargo, en el audiovisual se puede situar fácilmente el Obelisco de la Ciudad de Buenos Aires.
La búsqueda inversa en Google Images del fotograma captado en el segundo 11 del video da las respuestas. Lo que enseña el tuit corresponde a las celebraciones en Argentina a partir del triunfo del país latinoamericano en la Copa América. En el sitio web de Radio Perfil, una estación radial argentina, se pueden ver imágenes y videos similares, que captan también lo ocurrido en el Obelisco de Buenos Aires.
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Otro tuit con mucho alcance en dicha plataforma, fue el que mostraba a Raúl Castro bajando de un avión. El texto que acompañaba al tuit afirmaba que Raúl “huía a Venezuela tras las protestas en Cuba”.
Al realizar la búsqueda inversa en Google Images se obtuvo que la foto pertenece realmente a enero de 2015, cuando Raúl Castro arribó a Costa Rica para participar en la Cumbre de las Américas. Para verificar, también se puede utilizar la ecuación de búsqueda “Raúl Castro + Cumbre de las Américas + Costa Rica”.
También circuló una imagen de los manifestantes en La Habana con el texto “sigue llegando más gente a La Habana, impresionante, no debe quedar nadie en el resto de Cuba”. La foto corresponde a una protesta en Barcelona en septiembre de 2018. La búsqueda inversa demuestra que la instantánea pertenece a Quique García para la Agencia EFE.
Así mismo, en redes sociales circularon contenidos fabricados como, por ejemplo, que algunos manifestantes habían llegado hasta el gobierno provincial y tomado la provincia de Camagüey. Rápidamente, la cuenta en Twitter del gobierno compartió la realidad.
¿Cómo enfrentar las noticias falsas?
En un contexto en el que se genera un gran volumen de información de manera diaria, es preciso verificar y contrastar la información antes de compartirla en las redes sociales digitales. Con un proceso como este, se puede desenmascarar los errores, ambigüedades, mentiras, falta de rigor o inexactitudes en los contenidos.
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El investigador español Sergio Rupérez, en 2016, daba algunas pistas sobre qué aspectos tener en cuenta para analizar la confiabilidad de los perfiles de los usuarios en las redes sociales digitales. Mencionaba, por ejemplo, la apariencia y el contenido del perfil (identificación, número de contactos, enlaces), el tipo de publicaciones que realiza y su huella digital.
Desde Cubahora compartimos algunos consejos para verificar información y también la confiabilidad de perfiles en redes sociales digitales.
Tomado de Cubahora