Los más recientes actos violentos en varias ciudades cubanas y su reflejo en la gran prensa occidental me han hecho recordar, tanto lo aprendido en la universidad cuando estudié periodismo, o con aquellos maestros en el periódico Ahora de Holguín donde empecé estas labores hace más de 55 años, de hacer de la verdad un templo y siempre confirmar los hechos, ética que he seguido en mi tránsito por Sierra Maestra, Juventud Rebelde, la UPEC, la Organización Internacional de Periodistas (OIP) y el periódico Granma.
En estos días de saturación mentirosa en mucha prensa internacional, he sentido pena profesional por algunos que desde la capital cubana deforman los hechos, ofreciendo una visión de caos e ingobernabilidad, lo más ajeno a un país con dificultades, pero que sigue construyendo su presente y su futuro con la participación de la inmensa mayoría del pueblo.
Si la pandemia de la mentira sigue así, sería más aconsejable cambiar el nombre de las redes sociales por el de engendros de mentiras.
En mi interés por conocer lo que se dice en los medios foráneos, busqué, en contraposición, algunos ejemplos de la más reciente semana, sobre las noticias más significativas acaecidas en Cuba, la Patria de todos, que SI aparecen en nuestros medios escritos, televisivos, radiales y digitales, pero son ignoradas por las grandes corporaciones mediáticas internacionales y deformadas en muchas redes sociales.
Citaré solo algunos pocos ejemplos.
«Del mundo para Matanzas, médicos de la brigada Henry Reeve», es el título de una información que trata sobre la acción solidaria de galenos y enfermeros cubanos, que han cumplido misiones de salud como parte de las brigadas que han trabajado en más de cien países, y que ahora, una vez en la Patria, han dado el paso al frente y ya están en Matanzas, la provincia más golpeada por las nuevas cepas de la Covid-19.
Sin embargo, lo que ha hecho tóxico el espacio internacional respecto a Matanzas, son los actos violentos, incentivados y pagados desde Estados Unidos, que aparecen como acciones de «grupos opositores» al régimen, en vez de llamarlos por sus nombres: grupos violentos, delincuentes, vagos, algunos mercenarios que por sus acciones reciben algún pago, venido, no como remesa familiar —interrumpida por el ex mandatario Donald Trump y no restablecida por Biden—, sino del financiamiento millonario que hace ese gobierno para la contrarrevolución en Cuba.
Los sucesos en Cárdenas, para nada tienen que ver con el interior de la vida en esa bien llamada Ciudad Bandera. Allí, además, de ser el lugar donde nació el gran líder estudiantil, José Antonio Echeverría, vilmente asesinado por la dictadura batistiana, se conoce del patriotismo de un pueblo noble, amoroso, humilde y solidario, como somos los cubanos.
Resulta ético y saludable, ya que la prensa internacional lo omite, recordar a quienes quisieron convertir en maniobra política la presencia de la nueva cepa viral en territorio yumurino, que en esa tierra, victoriosa en Playa Girón, mayor polo turístico del país y con componentes más que suficientes para certificar el mérito de su gran pueblo, además del esfuerzo de sus propios trabajadores de la salud, ahora se hace realidad una expresión que lo resume todo: «somos Cuba».
Y si alguien lo duda, allá ellos.
De esa propia provincia hay otro titular de prensa: «Sincroniza la termoeléctrica Antonio Guiteras al Sistema Eléctrico Nacional».
Al respecto, mucho se ha fabulado en redes sociales y medios occidentales sobre «los apagones» en Cuba. Lamentablemente, todavía estoy por leer en ellos, alguna noticia sobre los porqués de las dificultades en esa y otras plantas generadoras. No aparece algún párrafo que al menos explique lo difícil o imposible que resulta adquirir los elementos necesarios para realizar los mantenimientos imprescindibles y planificados debidamente o que recuerde al mundo que esas plantas trabajan con petróleo y derivados, componentes que sufren la persecución que hace Estados Unidos para que a Cuba no llegue embarcación alguna con tan imprescindibles contenidos.
Otro titular de la prensa cubana: «Aprueban ensayo clínico de Mambisa y Abdala en convalecientes».
Para quienes allá en el imperio que nos quiere destruir, no conocen el significado más reciente de ambos nombres, me limito a recordarles que son dos de nuestros cinco candidatos vacunales contra la Covid, uno de ellos, Abdala, ya convertido en VACUNA.
Es parte de lo que hace este país, sus científicos, trabajadores de la salud y su Gobierno, en el esfuerzo cotidiano para garantizar a todo el pueblo —incluyendo a esos llamados opositores—, ese bien principal que es la salud.
Resulta penoso que la gran prensa se esté perdiendo la posibilidad de reflejar, al menos sucintamente, la epopeya de científicos y médicos cubanos, empeñados día y noche en salvar vidas y hacerlo también, de manera solidaria, en otras partes del mundo.
Que al mandatario estadounidense no le gusten estos logros de la ciencia cubana, que no admitan que la pequeña vecina se haya propuesto —y lo cumplirá— tener vacunada a toda su población antes de finalizar el año, no puede convertirse en una acción más contra la Isla.
Más allá de la ignorancia y el compromiso político con la extrema derecha del estado de la Florida, cuyo favor espera para las venideras elecciones de medio término, es el pretexto usado para mantener y endurecer las más de 243 medidas arbitrarias y criminales que su antecesor Donald Trump, agregó a ese engendro diabólico y letal llamado bloqueo.
La gran prensa pudiera, al menos, denunciar actos como este y contribuir con su reporte serio y argumentado, a que la nueva administración estadounidense conozca de verdad qué es Cuba y qué hacen los cubanos, su gobierno, su presidente, en función permanente de evitar mayores sufrimientos provocados por la pandemia y para mantener al país como lo que es: estable, tranquilo, solidario, amigo, amoroso y emprendedor.
Hoy, como en todas estas seis largas décadas, desde el imperio yanqui y usando millones de dólares, se empeñan en fabricar llamados «opositores», en la mayoría de los casos usando delincuentes comunes y hasta asesinos, como se evidencia en quienes arremeten contra la autoridad y el pueblo, agrediéndolos con armas blancas, usando punzones, piedras, palos, y cuanto encuentran a su paso.
Llaman «opositores» a los que rompen vidrieras y puertas de centros comerciales y roban sus artículos; apedrean a un hospital infantil, o a quienes destruyen autos —estatales y privados—, ofenden y agreden a un policía, asaltan y tratan de arruinar edificios de instituciones, destrozan vías públicas, entre otros muchos actos, violentando la ley y el orden y desafiando la estabilidad y la seguridad ciudadanas.
Debían tener presente que para los cubanos, la tranquilidad ciudadana es también un bien público que defenderemos a cualquier precio y en cualquier circunstancia.
Resulta hasta curioso, además de repulsivo, el uso festinado que dan a sus celulares para dejar constancia de sus «acciones opositoras». Y luego, parece que son tan ignorantes que no se percatan que esas mismas imágenes que suben desesperadamente a la red de redes, son la mejor constancia para que el pueblo los identifique y los repudie… y que la justicia los llame a rendir cuenta por sus actos.
Repugnante es, además, que quienes los «contratan» para esas maniobras «opositoras» le ofrecen unos dólares por la contribución a acabar con el régimen cubano.
Se convierten en mercenarios de pacotilla, y muchos, en verdaderos terroristas, ladrones y asesinos.
Seguro estoy que nuestro pueblo sabe identificarlos y que tiene plena confianza en la justicia que los llamará a contar por estos hechos criminales, con el negativo valor agregado de que hacen este montaje mediático en medio de una pandemia y propician su contagio y proliferación. Y eso es considerado un delito muy grave contemplado en nuestra legislación.
Veremos si ante los tribunales, se seguirán llamando «opositores». Y veremos también, qué reportes hará la gran prensa o si se limitarán a callar o a crear las llamadas fake news o noticias falsas, para imponer patrones muy contrarios a la realidad de lo que es y ocurre en esta Isla de la dignidad.
Quizás sería recomendable que si todavía no nos entienden, acudan a las imágenes de los actos públicos celebrados este sábado 17 de julio, donde el pueblo, movilizado dentro de las limitaciones que impone la pandemia, le manifestó total apoyo a la Revolución, al gobierno y al presidente Miguel Díaz-Canel. Además que reiteró el compromiso de no abandonar jamás la construcción de nuestra obra, imperfecta aún, pero inclusiva, humana y llena de amor.