Transcripción de la reunión virtual que, desde México, prepararon algunos de los amigos, colegas y alumnos de Jesús Martín Barbero, la cual fue transmitida también a través de nuestra página en Facebook el 18 de junio de 2021
Gabriel Kaplún: Cuando estemos todos aquí arrancamos.
Marita Mata: Qué bonito ese frente de pantalla que han hecho, parece que Jesús nos está mirando a todos.
Gabriel Kaplún: Sí, ¿no?, aquí está.
Marita Mata: Está muy bien, está muy bonito.
Gabriel Kaplún: A ver, por aquí se está viniendo la gente.
Chicho: Gabriel, ya que somos tantos podés empezar a cobrar alguna entrada a beneficio de ALAIC.
Gabriel Kaplún: Bueno, pudiera ser, pero no.
Marita Mata: Vos siempre pensando en la materialidad, Chicho, es lo tuyo eso, no pierde la costumbre FALTA es terrible.
Chicho: Somos muy materialistas los cordobeses, Marita.
Marita Mata: Sí, ya veo, ya veo, no perdés esa costumbre.
Chicho: Es una sensibilidad.
Marita Mata: Qué gusto verte, Chicho, hace mucho que no nos vemos.
Chicho: Igualmente, igualmente, igualmente a todos.
Marita Mata: Jaime, no te veo, qué gusto oírte.
Marita Mata: Porque yo sólo veo a unos pocos.
Gabriel Kaplún: En un rato ya sacaremos esta pantalla y empezaremos a vernos más, pero también ustedes pueden regular cómo ver, qué ver, qué no ver.
Jorge Iván Bonilla: Hola, buenas tardes desde Colombia, gracias a todas y todos.
Gabriel Kaplún: ¿Cómo estás, Jorge Iván?
Jorge Iván Bonilla: Aquí todavía con la luz del sol, son las cinco de las tardes.
Gabriel Kaplún: Aquí ya en plena noche invernal por aquí por el sur.
Jorge Iván Bonilla: Me alegra mucho saludarles.
Marita Mata: Hola, Jorge Iván, soy Marita.
Jorge Iván Bonilla: Hola, Marita, un abrazo.
Marita Mata: Me hiciste llorar anoche.
Participante: A muchos.
Marita Mata: Fue muy hermoso escucharte. Hola, Fernando.
Fernando: Hola, Marita, amigas, amigos, un gran placer escucharlos a ustedes, todos y todas, qué alegría verlos a ustedes.
Gabriel Kaplún: Ahí estoy viendo a Teresa Quirós, qué lindo verle.
Teresa Quirós: Sí, hola amigos, ¿cómo están?
Gabriel Kaplún: ¿Cómo estás, cómo vas?
Teresa Quirós: Bien, bien, qué gusto.
Marita Mata: Ahí te veo, Gabriel Jaime, te logro ver, ahora sí te logro.
Gabriel Jaime: ¿Sigues en Córdoba?
Marita Mata: Sí, claro, uno no se mueve de este lugar, menos en este tiempo, estamos aquí como muy encerrados, ha nevado, sí, ha nevado después de catorce años, ha sido un gran acontecimiento.
Gabriel Jaime: Con razón que tienes el pelo blanco.
Marita Mata: Claro, querido, aquí por más que está con calefacción no se derrite.
Gabriel Jaime: Ojalá tuviera yo pelo para tenerlo blanco así tan lindo como el tuyo.
Marita Mata: Pero tú siempre fuiste medio envidioso, Gabriel Jaime.
Gabriel Kaplún: Me encantan estas previas, ¿viste?, cuando uno se encuentra en la puerta, va llegando la gente, ¿cómo estás?, tanto tiempo, ¿no?, todas esas cosas.
Marita Mata: Así es.
Gabriel Kaplún: Ustedes dirán si empezamos o no, estaríamos en hora, ¿qué les parece, Daniela, Fernando?, ¿cómo nos vemos?
Daniela: Sí, Gabriel, tenemos ya setenta y seis personas en sala, yo creo que podríamos arrancar.
Gabriel Kaplún: Y seguro que van a ir llegando más todo el tiempo, siempre va a pasar, pero bueno. Bueno, queríamos darles simplemente una bienvenida cariñosa, porque además lo que nos reúne hoy es una trayectoria intelectual que terminó pero sigue y seguirá, pero es además un cariño enorme, estoy seguro que eso es parte de lo que nos junta aquí. Muchos de los que estamos aquí no sólo leímos a Jesús, lo escuchamos a Jesús en muchos eventos, creo que también lo quisimos mucho, lo digo, desde el fondo de mi corazón al menos hay un enorme cariño. Seguramente la admiración a veces en la discrepancia, a veces hasta en la bronca que alguno haya tenido, no lo sé, yo no las tuve pero probablemente otros sí, pero un amigo muy querido como Jesús necesitábamos todos juntarnos.
A veces alguien pregunta, ¿y para qué son los velorios, los velatorios?, donde la gente se junta, si el muerto ya no puede oír, no, lo que pasa es que necesitamos abrazarnos entre nosotros, y lo que les proponemos hoy es eso, es abrazarnos entre nosotros, y para eso les vamos a proponer por un lado empezar con un recuerdo del propio Jesús, algunos minutos de un video que ya vimos en algún Congreso de ALAIC, pero vamos a ver una partecita de ese video sólo para tenerlo presente aquí un minuto con nosotros, y luego iremos dando la palabra a todos ustedes con la idea que sea breve, y hasta para que sea breve se nos ocurrió algo cuando estábamos preparando, que es brindar, entonces yo tengo aquí mi copa y voy a poner un poco de vino en esa copa, y voy a estar brindando con ustedes para que no se molesten cuando les digamos, “Bueno”, en fin, que siga otro, vamos a hacer un brindis y alguien más sigue, somos tantos, seguro, los que vamos a querer hablar, que si todos hablamos diez minutos esto se va hasta mañana en la madrugada, y seguro que ni Jesús querría algo así, entonces con ese brindis vamos a estar ya comenzando, y bueno, nos vamos a estar yendo ya para el encuentro de Jesús, ¿te parece, Sandra, vamos por ahí?, tú que eres como la que nos ha hecho todo nuestro guión, porque siempre tenemos alguien que nos dice: “Hazlo así, no te olvides de aquello”, entonces voy a intentar aquí a partir de esos minutos de video con Jesús.
Sandra: Ir diciendo mientras activas el video, Gabriel, que el video lo hizo Claudia del Pilar, que está por aquí, la vimos ya entrar, y bueno, tenemos a Jesús en video.
Gabriel Kaplún: Díganme cuando ya lo ven y en ese momento.
Sandra: Listo.
Gabriel Kaplún: ¿Lo están viendo ahí?
Participante: Sí, perfecto.
Jesús Martín-Barbero: Me llevaron de la filosofía de la mano y me hicieron presidente de ALAIC por año y medio, porque al año y medio yo estaba cumpliendo los cinco años en Valle, y yo me largué, de tal manera que todo lo que había hecho con literatura de comunicación en Europa lo hice yéndome desde la frontera norte de México, Costa Rica, El Salvador, Perú, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Uruguay, Chile y Venezuela, lo que me permitió es la respuesta que le di a Germán Colmenares, que en paz descanse, cuando el leyó De los medios a las mediaciones él era un estudiador muy especial; Germán Colmenares lee ese libro, se agarró la cabeza y me dijo: “¿Cómo conseguiste esa cantidad de latinoamericanos?”, un montón de historiadores, yo no tenía ni idea. “Claro, cuando usted mira para el norte, yo decidí mirar para el sur”, ¿dónde encontraba yo a esta gente?, en la única revista.
Gabriel Kaplún: Queríamos compartir ese primer rato con ustedes. Y entonces vamos a ir dando las palabras con quien seguimos, ¿qué les parece?
Sandra: Antes de empezar les pedimos que, para recordar la dinámica, las palabras no tienen un límite de tiempo, pero sí esperamos que puedan ser lo más sintéticos para que muchas voces puedan sumarse, y la señal es el brindis de Gabriel en su copa para empezar a ir cambiando de voz, y mientras tanto les pedimos que tengan pendientes estar con sus micrófonos cerrados mientras otra persona habla. Gabriel y Fernando van a ir dando los turnos de conversación, invitando a la palabra. Gracias.
Gabriel Kaplún: Fernando.
Fernando: Bueno, buenas noches, buenas tardes, qué alegría, estamos, bueno, juntos acá, y tal vez mi sugerencia sería que Claudia Pilar, responsable por el video y colombiana de todos los costados, pueda hablar un poco, ¿no?, sobre esa convivencia, la importancia de nuestro querido Jesús Martín-Barbero para Colombia y los otros países del mundo, no sólo en América Latina.
Claudia Pilar García: Fernando, gracias por darme la palabra, nuestro saludo. Si recuerdas bien, cada vez que nos encontrábamos físicamente, y seguramente la próxima vez también lo haremos, ¿cuál era, Fernando?
Fernando: Bueno, Colombia, tierra querida.
Claudia Pilar García: Colombia, tierra querida, desde Colombia, esta tierra querida, que ha acogido a tantos colegas y amigos, desde donde nos hemos entrañado en esta amistad, y que hemos realmente tejido no solamente una comunidad académica sino unos lazos muy fuertes en donde sentimos en este instante la compañía con el duelo por la pérdida de Jesús; Jesús como académico, pero Jesús también como poeta, cuando lanzó su libro de poesía en noviembre de 2019, en una dinámica muy interesante nos pidieron que leyéramos cada uno de los presentes algún poema, y yo leí el poema “Érase un ángel solo y aburrido pero despierto”, y se lo dediqué a Jesús habiéndolo escrito él mismo, porque acababa de fallecer Elvira, y le dije: “Ya tienes tu propio angelito, tú que crees en los ángeles, Jesús, ya tienes tu propio angelito”, y ahora que Jesús ya es un angelito, porque él creía en ellos, y me lo imagino como un angelito también.
En este misterio de la muerte yo escribí solamente un párrafo para un homenaje que la Javeriana hizo al maestro: “Jesús, creías en los angelitos y hoy ya eres uno de ellos. Este misterio de la muerte permite que vivas en la memoria grata que nos dejaste de tu ser amoroso y tu generosidad para compartir el conocimiento. Extraño tus palabras, pero acudiré a tus letras para volver a escucharte. Con el afecto de la vida vivida, Pilar García”.
Con amor, y no me quiero extender más, Gabriel, para que no tengas que brindar, dejo por acá, y espero que Colombia nos vuelva a convocar y nos volvamos a abrazar y a encontrar pronto.
Fernando: Muchas gracias, Pilar.
Gabriel Kaplún: Brindamos por eso.
Fernando: Brindamos, claro.
Gabriel Kaplún: ¿Seguimos con algunos de los que está en la sala o le damos paso a algunos otros? Ahí está Pau Torres queriendo intervenir, qué lindo verte, Pau.
Pau Torres: Hola, querido Gabriel, y bueno, amigos y conocidos. Yo simplemente quería traer un recuerdo muy breve de una faceta de Jesús que para mí fue muy particular, y él como maestro en semiología para mí fue el mejor analista deportivo que puede haber, con él veíamos partidos de fútbol, y él nos comentaba con una profundidad la lectura que hacía de eso, con un nivel de profundidad que si lo hubieran escuchado antes tal vez no habríamos disfrutado de tenerlo en su trayectoria sino como comentarista deportivo, era algo que le daba mucha ilusión, y creo que al final eran las cosas que más le gustaban hablar cuando nos encontrábamos, quería compartir ese recuerdo porque sé que muchos no conocían su faceta como hincha, especialmente como cholista, mejor dicho, consagrado. Gabriel, un abrazo, y bueno, esperemos que algún día nos podamos volver a ver y darnos un abrazo de verdad.
Gabriel Kaplún: Gracias, Pau, un abrazo grande, y esperemos ver también a William, que en estos días hemos recordado tanto los momentos compartidos con Jesús y con él. Hay manos levantadas, ¿verdad?, Fernando. ¿Quién llegó antes, Uruguay?
Edgardo: Bueno, hola, buenas tardes, buenas noches, un abrazo para todos. Qué bueno esta práctica de beber en este velorio que tanto nos conmueve, que nos conmueve para siempre, me hace acordar una práctica que se perdió, que era una práctica cultural esa de ir a los velorios en los tiempos que se hacían en las casas, lo que acá decíamos “colarse”, para beber algún trago gratis.
Y ahora quiero dejar uno de los legados, de los tantos legados en una frase de Jesús Martín que acabamos de recuperar en un proyecto de investigación participantes que estamos emprendiendo por estas zonas de Río Cuarto en el interior de Argentina, leo textualmente una breve frase escrita en el año ‘90 en un texto en la revista Diálogos, decía, dice Jesús Martín-Barbero, disculpen que les hable en presente, dice: “La formulación de demandas de comunicación y cultura de la sociedad civil significa una doble tarea, investigarlas, pues no las conocemos, y las que conocemos lo son en forma demasiado mediatizada, y legitimarlas con el aval modesto pero efectivo que a la larga puede otorgarle la legitimidad de que goza la universidad en nuestros países”. Gracias, un abrazo conmovido para todos.
Gabriel Kaplún: Gracias, qué lindo eso, qué bueno ese rescate. Gracias, Edgardo, gran abrazo.
Gabriel Jaime: Bueno, pues precisamente cuando Gabriel, mi tocayo, propuso un brindis, yo inmediatamente tomé un vaso que tengo aquí al lado y una botella de vino de consagrar que mantengo acá, entonces brindo con vino de consagrar, ¿no?, y ahora que tengo que celebrar una eucaristía en poco tiempo, por eso me voy a retirar dentro de unos diez minutos, pues ofreceré este brindis junto con la eucaristía por Jesús.
Quiero, quiero brevemente expresar primero que me unió con Jesús no solamente el vínculo académico sino el vínculo de amistad, tuve la oportunidad, dado que él pues vivió mucho tiempo en Colombia, yo ahora estoy en Cali, desde hace tres años estoy trabajando aquí en Cali en la iglesia de los jesuitas de la ciudad, pero resulta que no pude, los últimos días que estuvo Jesús en Cali yo no pude verlo porque sus hijos, Alejandro y Olga, con toda razón lo mantenían, lo protegían, como él estaba en su situación de Alzheimer últimamente pues desde cuando murió Elvira, que yo estuve llamando, que hablé con los hijos, pues me decían: “No, no puede hablar, pero le damos tus saludos con mucho gusto”, yo no pude hablar con Jesús tampoco, ni desde la muerte de Elvira para acá tampoco, pero antes sí tuve la dicha de que él fuera el jurado de mi tesis doctoral, en la que hice un estudio comparativo de la relación entre ética y comunicación en tres autores, Habermas, Vattimo y Riquer, y realmente él me ayudó muchísimo en toda la preparación de esa tesis, de manera que yo tengo muchos agradecimientos con respecto a Jesús, de verdad, siento que él fue muy importante, supremamente importante en mi vida, lo sigue siendo, y aunque yo ahora me dedico a otros menesteres, que son otra forma de comunicación, sin embargo me siento muy unido a todos los que están aquí y a los que no se pudieron vincular a este velorio, que es un velorio de alegría aún en medio del dolor que nos deja la ausencia física de Jesús, pero de alegría por todo lo que significó y sigue significando él para todos nosotros, pues Dios lo tenga en su gloria. Muchas gracias.
Gabriel Kaplún: Gracias, Gabriel Jaime, qué lindo ese compartir.
María Immacolata Vassallo: Gracias. Sí, yo decía muchas gracias por la invitación, y qué emoción ver tantas amigas y amigos, tanto tiempo que no los veía, y esta es una cosa que Jesús siempre hacía, ¿no?, de reunir personas, ¿no?, de congregar personas, era impresionante, ¿no?, donde estaba, estaban siempre personas alrededor; y bueno, claro, decir una cosa, de este homenaje de abrazos, de despedidas de ALAIC, y que una de los primeros artículos de Jesús fue exactamente una conferencia que hizo en ALAIC y que se llamaba “Retos a la investigación de comunicación en América Latina”, para mí ese fue el primer mapa, como se dice, de investigación que ha propuesto antes mismo de sus mapas de las mediaciones, ¿no?
Y otra cosa que quería también de tantas, tantos recuerdos, tantas, muy, muy fuertes, es cuando estuve en un Congreso en Brasil en 1997, en Santos, ¿no?, entonces su conferencia se llamaba exactamente, ¿no?, “¿Qué la investigación en comunicación debe a Brasil?”, mira esto, “¿Qué la investigación en comunicación debe a Brasil?”, cuando la pregunta, ¿no?, debía ser, ¿Qué la investigación en Brasil debe a Jesús Martín-Barbero?, debe muchísimo, primero yo quiero decir de tantos centros de investigación de excelencia en Brasil que lo toman como referencia teórica principal, mi programa de postgrado, aquí vi a mí colega querida Clotilde Pérez, ¿no?, que es de este programa, y que sabe muy bien, muy bien, que este programa se propone hacer una gran divulgación de la obra del maestro, sí, que lo tomamos tanto para proyectos y también para los alumnos, que después volvían a sus estados y como que reproducían en el local toda esta maravilla que eran las propuestas epistemológicas, teóricas, de Jesús Martín.
¿Y qué decir de tantas discusiones respecto tanto a De los medios a las mediaciones, y de tomarlo, sí, como un cartógrafo?, él ha estimulado esta cuestión toda de usar la cartografía como un nuevo método de representación, y que lo hace muy bien a través de los diversos mapas que nos ha brindado, ¿no?, y tantas personas intermediarias, recuerdo aquí Nilda, tanto a Omar Rincón, ¿no?, que hizo una verdadera, hace una verdadera, también a Amparo Marroquín, porque estuvimos en un momento de decir esto, son los mapas que deben guiar la investigación en comunicación en Brasil.
Entonces esto que yo creo que Jesús ha hecho por Brasil y toda América Latina, no sólo, y quiero muy, muy agradecer la oportunidad, me perdonan mi portuñol, pero que veo aquí también a Antonio Pascuali, Javier, más que maravilla, a Paco Sierra, ¿no?, a Jorge Iván, y bueno, solamente abrazarme, vamos ahora a llorar por este encuentro que ha sido convocado por Jesús, por Jesús, porque Jesús está entre nosotros siempre.
Gabriel Kaplún: Muchas gracias, Immacolata, un brindis y un gran abrazo. Me parece, Fernando, que ya que María Immacolata mencionó a Amparo Marroquín, que lamentablemente hoy no puede estar, pero Amparo nos mandó un saludo muy breve y muy sentido, entonces me gustaría que lo compartamos, ¿te parece, Fernando?, me parece un buen momento para traer también, a ver si podemos, a Amparo con nosotros, creo que vamos a poder, ella hizo este esfuerzo previo porque no tenía forma de estar aquí hoy como hubiera querido, me dicen si ya la están viendo a Amparo.
Amparo Marroquín: Desde El Salvador. Jesús Martín-Barbero fue profesor mío en 2001, 2002, 2003, mientras él estaba en Guadalajara, en México. Una de las cosas que más me gustó de ser su estudiante es que los programas de Jesús estaban llenos de recomendaciones de lecturas de otras personas, nunca Jesús en sus programas nos ponía a leerlo a él mismo, eso me parece que es una invitación clave; en un tiempo en el que muchas veces estamos autorreferenciándonos Jesús nos vuelve a recordar la importancia del diálogo, la importancia de la construcción de redes, y lo maravilloso de la escucha como un elemento clave para las comunicaciones y para los estudios de la cultura.
Un abrazo para todos, quienes sentimos que hemos perdido un gran referente, creo que es el momento de tomar la posta y continuar con ese reto que Jesús Martín nos colocó.
Gabriel Kaplún: Brindamos también con Amparo entonces, sí, no podía estar pero quería estar, y estuvo de esta manera. Hay muchas manos levantadas, pero aquí Fernando dirá quién estaba primero. Hola Andrea, qué lindo verte.
Andrea: Hola, Gabriel, hola, Fernando, hola Daniel, hola a todas y todos. Queridas amigas y amigos de ALAIC, queridas hermanas y hermanos latinoamericanos, muchas gracias por invitarme a representar a la agencia en esta sesión para honrar al maestro de maestros Jesús Martín-Barbero.
A diferencia de muchos aquí yo no lo conocí personalmente, pero para nosotros él ha sido una referencia muy cercana. Desde mis tiempos de estudiante Martín-Barbero me incitó a reimaginar el campo de la comunicación. La mirada, el pensamiento y la charla apasionada de Martín-Barbero me ayudaron a comprender a América Latina proyectada en el mundo; sus trabajos siempre han resaltado la originalidad del pensamiento latinoamericano sobre la comunicación sin negar influencias y diálogos compensadores de Europa y otras partes del mundo.
Jesús amaba nuestra singularidad, fue un facilitador de encuentros fructíferos y un cultivador de culturas de proximidad; también fue un cultivador de la duda, e hizo de esta insatisfacción con las respuestas existentes su motor para investigaciones, ideas, conversaciones.
Gracias, maestro Jesús por alimentar nuestros sueños de una sociedad inclusiva, gracias por ser instrumento de conexión con las ricas sensibilidades populares. Un fuerte abrazo a su familia, colegas, compañeros, compañeras, amigos, eternos estudiantes, gracias por sus textos, su palabra, su legado, muchas gracias por su vida.
Gabriel Kaplún: Gracias, Andrea. Esto del eterno estudiante me parece que se dice todavía mejor en Brasil, la belleza de ser un eterno aprendiz, ¿no?, la canción que dice, podríamos buscarla, oírla, ya suena en mi cabeza. ¿Quién sigue?
Francisco (Paco) Sierra: Gracias, Fernando, un fuerte abrazo a todos. Ya que hablamos de mapas nocturnos, aquí ya es una hora tardía por la diferencia.
Gabriel Kaplún: Me imagino.
Francisco (Paco) Sierra: Pero quisiera, me ha encantado la idea y felicito a los organizadores, a ALAIC, a todos los compañeros. Creo que tenemos una mala costumbre a veces en nuestras academias de no reconocer, por fortuna a Jesús se le reconoció mucho, con muchos afectos en vida, y esta es una prueba más de vínculos y de amistades.
Ya que hablábamos, comentaba Immacolata de cartografías, mis cartografías de los afectos con Jesús pasan lógicamente por Sevilla, donde tuvimos muchos encuentros, por La Habana especialmente, porque ahí empezamos, ya saben lo de los cantes de ida y vuelta, ¿no?, entre Cádiz y La Habana, bueno, pues ahí empezamos una complicidad que yo desconocía de Jesús, de intercambiar música, yo le mostraba el flamenco, el nuevo flamenco de Dorantes o de los clásicos como Lebrijano, y él me mostraba lo mejor de la salsa de Cali, que no llega por aquí o que uno no conoce, ¿no?, por ignorancia, y ahí se tejieron muchas complicidades, y luego, lógicamente, en su casa de Bogotá, que como todos sabéis siempre era un espacio hospitalario para dialogar, y esa es una virtud poco habitual en la academia, la de la escucha activa y también la del magisterio, la virtud del magisterio, que es esa virtud socrática de enseñar dialogando, de mostrar los objetos y las ideas en discurso, en movimiento, a través justamente de esa complejidad o del tejido sentimental que nos hilvanaba, nos envolvía y nos hacía compartir muchas cosas, así que me quedo con ello, me he quedado con la envidia de Gabriel de lo de la idea de lo que era la tradición muy andaluza también en el sentido de los velorios bebiendo, comiendo, y también contando anécdotas, que creo que es una idea genial para poder rendir tributo en esos afectos, esas cartografías de los afectos que nos unen a Jesús.
Un placer verles a todos y muchas gracias por poder compartir estas ideas y estos afectos, nosotros lo hicimos en Málaga cuando le hicimos el homenaje la Asociación Española aquí en Andalucía, con el que estaba muy ligado, aunque él era un hombre más castellano, pero tenía mucha complicidad que ligaba esa cultura de Cali con la cultura andaluza, así que desde ahí estamos recordándole y seguiremos leyéndole y redescubriendo esos espacios. Gracias a todos.
Gabriel Kaplún: Gracias, Paco.
Fernando: Bueno, ahora Carmen Rico, nuestra querida amiga, por favor.
Carmen Rico: Hola Fernando. Gracias, Paco. Preciosa idea de encontrarnos desde Uruguay. Quisiera recordar tres en el itinerario de los mapas. Mi primer encuentro con Jesús fue, y aquí recuerdo a otro amigo, Paco Sánchez, en el Primer Encuentro de Investigadores de Televisión en América Latina, que creo que fue en Arequipa a finales de los años ochenta. Yo lo conocía a Jesús de leerlo, y cuando llego le digo: “Tú eres la famosa vaca sagrada”, no tuvo un escalofrío epistemológico, tuvo un escalofrío existencial, porque quedó absolutamente descolocado.
Luego de allí lo invito a Uruguay estando yo en la Católica, y claro, creo que era la primera vez que venía, fines de los ochenta, y lo recuerdo sentado cuando se agarraba así la cabeza, y dice: “Me encuentro en un país laico, asombrosamente laico”, él, desde su raíz ibero-colombiana no cabía en su cabeza, mejor dicho, cabía pero fue todo un repensar.
Y otra instancia que quería recordar fue cuando en un encuentro de FELAFACS al que asistió la actual reina de España como estudiante de Periodismo, me tocaba presentar a Jesús Martín por primera vez en su conferencia después que él había estado enfermo, que había tenido una pérdida de memoria, un problema del corazón, y Elvira tenía mucho miedo porque él estaba muy nervioso, y les puedo decir que salvó con muchos, muchos, muchos magna cum laude su conferencia, como lo hizo siempre, arrancándonos un aplauso y un alivio en el corazón de verlo a Jesús como siempre lo habíamos visto, brillante.
Entonces un abrazo para todos ustedes, un abrazo a Jesús Martín, un abrazo a Juaco Sánchez, a todos los amigos que están ahí, y un abrazo a Colombia, especialmente tan golpeada, ya está.
Gabriel Kaplún: Un abrazo Carmen, un abrazo grande.
Toby Miller: Hola y gracias Paco, aquí en el fondo, Málaga, aquí frente de la cámara, Ciudad de México. Y quisiera ofrecer una memoria de hace casi veinte años con Ana María Ochoa, la musicóloga, músico, historiadora muy distinguida, que está acá; y no sé si recuerdas, Ana María, pero estuvimos intentando traducir una obra muy complicada por Jesús desde español hacia el inglés, y fue un momento en donde mis capacidades lingüísticas en castellano, no tan grandes como algunos aquí ya saben, y tus capacidades lingüísticas en inglés y en castellano a un nivel alto, no fueron suficientes para entender algunos párrafos, entonces tú, como amiga muy fuerte, Ana María, de la familia, llamó a Jesús, contestó su esposa y dijo: “Él no puede hablar, está en medio de cirugía dental muy complicada, no es posible hablar con él en este momento”, en este momento yo pensaba, “Ah, entiendo, es hegeliano”, y en este sentido de utilizar métodos dialécticos, pero no en un sentido vulgar, en lenguaje de Lukács, fue posible entender más para mí esa obra y la obra en general de Jesús Martín, y fue una inspiración para mí y para muchas otras personas, o sea, él tenía la capacidad de mostrar cómo se puede combinar análisis institucional, análisis etnográfico y análisis textual, y para mí fue su regalito al mundo de la investigación. Muchísimas gracias.
Gabriel Kaplún: Gracias, Toby.
César Arrueta: Hola, ¿cómo están?, un gusto compartir con todos y todas, gracias, Gabriel, por la invitación. De mi parte, veo que es un espacio donde hay historias, donde hay redes de sentido, y una de las cosas que más nos impactó luego del fallecimiento de Jesús es todo aquello que afloró y que se puso en circulación entre miles de estudiantes, entre cientos de docentes, que creo que le terminan dando el valor justo a un autor que cambió sin dudas e inició el campo de la comunicación en América Latina.
Entonces yo lo que quiero hacer es tomar brevemente este tiempo que nos toca para expresar parte de un texto que compartimos, unas bellas palabras que discutimos hacia el interior de muchos docentes, de muchas universidades, donde también tomamos la palabra de los estudiantes, creo que allí está también el legado vigente de Jesús, y brevemente decir eso para compartir lo que nosotros sentimos por su ausencia.
Él ha marcado miles de trayectorias de comunicadores y comunicadoras en América Latina y en el campo de la comunicación internacional, fue un cartógrafo mestizo, lo escuche recién, lo dijo Rossana Reguillo en su momento, supo enseñarnos a transitar sin brújula por la espesura del estudio de lo popular, las mediaciones. Sus mapas nocturnos proveyeron otra luz para mirar, para entender las formas populares de la esperanza, y para construir la comunicación desde la cultura, por eso es que en este tiempo, un tiempo fuera de quicio, con la perplejidad del incierto futuro y ante la distancia inconmensurable que nos separa del último adiós a los afectos, le enviamos nuestras condolencias y nuestro más sentido acompañamiento.
Quiero compartir las palabras que son parte de un colectivo, de un conjunto de miles de estudiantes, de cientos de docentes, que lo recuerdan con mucha tristeza y también con mucha esperanza. Muchas gracias.
Gabriel Kaplún: Gracias César, gracias, un abrazo grande. ¿Quién sigue?
Ana María Ochoa: Gracias, gracias enormes por esta invitación. Quiero compartir dos recuerdos, el primero es el hogar acogedor de Jesús, Elvira, Alejandro y Olguita, que ya varios han mencionado; tanto en Cali como en Bogotá ese hogar fue un lugar en el cual se invitaba a pensar, a conversar, a compartir alrededor de la mesa y a sentir que lo que uno hacía tenía un lugar en el mundo.
Llegué por primera vez al hogar de Jesús y Elvira en Cali cuando era una estudiante de doctorado, luego también me sentí acogida en su casa cuando se mudaron a Bogotá en la época de mis primeros años de trabajo. Ese gesto generoso a quienes apenas empezábamos y a quienes ya estaban en plena madurez profesional es un legado intelectual y afectivo de Jesús, Elvira, Alejandro y Olguita, y tan necesitado por la academia de hoy, o por muchas de las academias de hoy.
Lo segundo es la resonancia de la voz de Jesús cuando le contaba a uno de manera apasionada lo que estaba pensando en ese momento. Recuerdo las horas que pasé en su estudio en Bogotá escuchándolo hablar con profundo entusiasmo de aquello que lo conmovía intelectualmente.
Esa pasión por pensar siempre venía de la mano del reconocimiento de aquellos que formaron y formaban su mundo; cerca de su escritorio tenía una cartulina con fotos de las personas significativas de su vida, desde un maestro de escuela en España que recordaba con mucho aprecio hasta sus colegas e hijos, con esa misma pasión con que pensaba Jesús lo invitaba a uno a recorrer una a una esas fotos y a armar con él su historia de vida. Jesús contaba con entrega total, con su voz, sus gestos y con toda su presencia, así lo que pensaba y el afecto por aquello con quienes pensaba resonaba en su estudio, en su casa y en sus presentaciones públicas.
No dudo que nos seguirá contando mucho más, y mi deseo es que nunca lo dejemos de escuchar. Gracias, maestro, por tanto que nos diste.
Fernando: Qué bonito, muchas gracias.
Gabriel Kaplún: Gracias Ana María, gracias. Marita; querida, por favor, ahora sí.
Marita Mata: Gracias, compañeras y compañeros de ALAIC por este espacio de encuentro. Cuando yo me encontraba con Jesús, cada vez que nos encontrábamos solíamos recordar el día que nos habíamos conocido, y eso nos conmovía a los dos y nos hacía reír mucho. Yo lo conocí a Jesús en aquel célebre encuentro de 1982 sobre Comunicación y Poder en Lima, y en aquel momento yo estaba realizando mi primera investigación con una radio popular, y apenas terminó la conferencia de Jesús yo me le acerqué, no lo conocía, me le acerqué y le dije que tenía que hablar urgente con él, porque lo que me pasaba era que sus planteos, esos planteos que nos decían del vínculo de lo masivo gestado desde lo popular a mí me habían hecho sentir que yo estaba haciendo todo mal; esa misma siesta nos tomamos un café, y yo le confesé mi malestar, porque yo venía de la literatura y sabía bien mucho de lo que él había planteado en su conferencia, pero de algún modo los estudios de comunicación, los estudios críticos de comunicación de aquel momento, con sus lógicas de la manipulación y el dominio de unos sobre otros, me habían hecho olvidar, me habían hecho desechar esos conocimientos como saber útil para entender los medios y sus usos; esa misma tarde me volví a encontrar con Jesús, porque le habían pedido los organizadores de aquella reunión que fuera el comentarista de un panel sobre comunicación popular en el que participábamos Rosa María Alfaro y yo. Cuando terminé de exponer los avances de la investigación sobre la que yo había estado hablando con él a la siesta, Jesús, con esa ironía cariñosa tan suya me dijo: “Suerte que estabas haciendo todo mal”, y así empezó nuestro diálogo, él enriqueciendo a través de larguísimas cartas mis investigaciones, yo respondiéndole a qué me sabían sus textos, porque cada vez que publicaba uno me preguntaba eso: “¿A qué te supo?”, él a veces acertando mis comentarios y otras veces discutiéndolos fuertemente, yo compartiendo con él experiencias de comunicación popular que dialogaban con su pensamiento, y él empezando a citarme, porque quiero recalcar esto que ya se ha dicho de algún modo, Jesús andaba por la vida buscando personas con las cuales hablar y a quienes escuchar, tejiendo así redes entre investigadores que descubría y leía, y que de algún modo permitía que se conocieran entre sí, porque ese fue su modo de construir otra academia, donde no importaban los cánones ni los títulos, lo que importaba eran las búsquedas, los deseos de interrogar, el compromiso entre el pensar y el hacer.
En Procesos de comunicación y matrices de cultura, ese libro que publicó en 1988 él incluyó una frase de Foucault que dice: “Hay momentos en la vida en los que la cuestión de saber si se puede pensar distinto de como se piensa y percibir distinto de como se ve es indispensable para seguir reflexionando”. Yo creo que a Jesús saber eso, saber si podía confrontarse, interpelarse a sí mismo, le era indispensable para vivir, para pensar su tarea como investigador riguroso, como docente apasionado y generoso, para pensar su Colombia, ese país roto, como le llamaba, por el que tanto sufría y por el que tanto esperaba.
Pero también para construir, como se ha dicho ya aquí, esas amistades enormes como lo hizo siempre, con franqueza y lealtad, con ternura, y la complicidad que tuve la dicha de sentir cuando junto con Elvira, su queridísima esposa, éramos capaces de compartir las tristezas y alegrías que vivíamos, mis visitas a Colombia, las suyas a Córdoba, las tortillas de papa que hacían ellos y los buenos asados que hacíamos nosotros.
Por todo eso para mí no es retórica del final decirle a Jesús maestro y amigo, no es retórica del final decirle a Jesús que aquí se queda, porque demasiado ha tenido que ver en mi vida. Gracias, compañeros.
Gabriel Kaplún: Muchas gracias Marita, un abrazo enorme.
Marita Mata: Gracias.
Teresa Quirós: ¿Cómo están?, qué gusto enorme ver a tantos amigos, y sobre todo qué bonito hacer esta especie de historia compartida, ¿no?, que es, no sólo es un homenaje a Jesús sino una manera de sentirlo tan presente.
Yo voy a hablar solamente de los últimos tres encuentros con Jesús. En junio del 2019 fui a Bogotá y los visité, estaba, ya estaba malita su esposa Elvira, estaba muy delgadita, pero con esa sonrisa que realmente iluminaba y nos iluminaba, y nos sentamos a conversar, y fue tan linda la conversación que yo le pregunté si lo podía grabar, y yo tengo la grabación de esa conversación, donde él me empezó a contar, se ponía de pie y empezaba a contarme cada una de las fotografías que él tenía en su escritorio, que era todo de libros, pero estas fotografías hablaban de su vida, de sus hijos, de sus amigos, entonces fue una, realmente un encuentro muy bonito.
En noviembre, después ya había fallecido Elvira, en noviembre me llamó y conversamos sobre su libro de poemas, y nos quedamos largamente conversando porque él me leía los poemas, ¿no?, entonces la verdad que yo me sentí tan emocionada, tan gratamente emocionada.
Y la última vez que lo vi fue en febrero del 2020, antes de la pandemia, ¿no?, que fui a Bogotá, pude verlo, ya estaba un poquito mal, pero fue otra vez una conversación llena de cariño, llena de explicaciones, porque él estaba con todos los libros y me iba comentando este libro, que se lo habían mandado de tal lugar, y este otro libro que había llegado acá, entonces este afán de compartir siempre lo nuevo que él encontraba ha sido para mí una de las lecciones de vida más importantes que he tenido. Bueno, nos seguiremos viendo entonces, muchas gracias.
Gabriel Kaplún: Gracias, Tere, muchas gracias.
William Torres: Hola. Yo quería recordar a Jesús porque nos sacaba de la mala. Nosotros pasamos en el momento cumbre del movimiento pedagógico en Colombia en la segunda mitad de los ochenta una propuesta para crear una especialización en comunicación y creatividad para la docencia, por supuesto, y en el Instituto, que se encargaba de aprobar estos proyectos no tenían un experto en el asunto, eso les resultaba muy raro, y lo que decidieron fue enviar ese documento al ICAN, al Instituto Colombiano de Antropología, ellos veían que eso era como una cosa de antropología; por fortuna, quien dirigía el Instituto conocía a Jesús y entonces le mandó el documento, Jesús lo leyó rápido, contento de encontrar que en un rincón del país se estaba intentando hacer estos cruces, y le dio a Camilo, Camilo conocía el número del teléfono, le dijo que me diera ese número y que yo lo llamara, y ahí empezamos entonces a visitarnos, yo comencé a ir a Cali, jornadas que eran medio día conversando y un día entero haciendo fotocopias de todos estos libros que acaba de citar Teresa que le llegaban, ¿no?, entonces desde ese momento comenzamos.
Comenzamos a avanzar en nuestra universidad periférica creando, creamos una carrera de Comunicación y Procesos Culturales que también tuvo conflictos porque eso no era posible, y los que vinieron a decir que esa carrera se convirtiera en Periodismo, Comunicación Social y Periodismo; nosotros estábamos construyendo esto de Comunicación y Procesos Culturales porque queríamos, era comprender los impactos de la confrontación que teníamos encima y la capacidad de iniciativa de las personas, era una especie de mezcla entre comunicación y antropología, entonces con este asunto nos tocó ahuecar el ala del tema, pero bueno, ahí seguimos con Jesús y abrimos la maestría en Conflicto, Territorio y Cultura, que ya llegaba al tema que queríamos tocar, y es lo que hemos venido trabajando desde 2008, ¿no?, y Jesús nos siguió de todas maneras acompañando en estos procesos.
La última vez que estuvo con nosotros fue en el Congreso de Historia, el Congreso Nacional de Historiadores, en 2012, donde participó con su vehemencia en una mesa que fue muy eficaz, en donde estaban Jesús, Gonzalo Sánchez, que dirigía el Centro de Memoria Histórica, básicamente, y fue el evento de cierre de ese encuentro.
Y luego, y luego bueno, seguimos hablando con Jesús hasta que caímos en cuenta de que habíamos hablado mucho, entonces que pusiéramos eso que habíamos grabado en un libro, y salió El coraje de vivir a la intemperie en 2013.
Entonces quería contar este recorrido de aprender a trabajar con Jesús, que nos ha fortalecido, nos ha dado caminos, y pues amigos maravillosos sobre todo. Buena tarde.
Gabriel Kaplún: Gracias, William, qué lindo verte ahí. Muchas gracias.
Fernando: Creo que es el momento para el video de Hilda, ¿no?
Gabriel Kaplún: Sí, yo creo que es una buena idea. Hay compañeros que les cuesta más estar, a los compañeros de Cuba se les hace difícil a veces, dificultades con la conectividad y sobre todo con algunas aplicaciones como esta, pero Hilda Saladrigas, actualmente decana de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana e integrante del consejo directivo de ALAIC quiere estar presente con, también un saludo en video que es muy breve y vamos a compartir si les parece bien, a ver si podemos, creo que sí por aquí, me avisan cuando la estén viendo a Hilda.
Hilda Saladrigas: El maestro Jesús Martín-Barbero es conocido en Cuba a partir de la década del noventa cuando comienzan a participar profesores cubanos en diferentes eventos internacionales donde él dictaba conferencias, presentaba sus libros, los cuales entraron al país en ese momento, y comenzaron a enriquecer el acervo de los curriculum de Comunicación Social, de Periodismo, de Sociología, de Historia del Arte, en fin, de toda una gama de especialidades asociadas a la cultura.
En el año 2009 tuvimos la oportunidad de verlo en el Congreso de FELAFACS que tuvo lugar en La Habana, donde pudimos ver a esa persona inquieta, a esa persona amigable, a ese gran ser humano con esas grandes capacidades y dotes para explicarnos esa mixtura de lo popular con la cultura y con la comunicación.
Tenemos una deuda con su pensamiento y con su obra, que es justamente hacer del diálogo ese espacio rico en el cual tienen que tejerse nuestras relaciones sociales y culturales para ser una sociedad mucho más equilibrada, mucho más justa y mucho más cercana a ese pueblo que la constituye como tejido básico fundamental. Muchas gracias, maestro, un abrazo, y estaremos siempre con usted.
Fernando: No sé si comentabas algo.
Gabriel Kaplún: Sí, dinos tú Fernando con quién seguimos. Es bueno haber podido tener también a Hilda Saladrigas y a Cuba aquí presente.
Fernando: Bueno, Doris Nilda desde México, por favor.
Gabriel Kaplún: Desde México, bienvenida, ¿cómo estás?
Doris Nilda: Gracias, Gabriel, todo bien por acá, gracias a Daniel también por la invitación. Realmente es muy, muy entrañable escucharles a todas y todos con anécdotas tan cercanas, hay gente como yo que no tuvo tanta cercanía, yo sí lo vi en vivo como cinco veces, pero la única vez que platiqué con él fue en una reunión que organizó Guillermo Orozco en la Universidad de Guadalajara después de que le dieron el Doctorado Honoris Causa, y fue muy interesante porque Jesús Martín-Barbero justamente quería hablar con los jóvenes, con mi generación, que entonces todavía éramos jóvenes, y para nosotros era muy sorprendente ver cómo alguien de su edad entendía a veces mejor que nosotros a la juventud, a los desafíos, y nos empujaba a hacer otras cosas, ¿no?
Entonces bueno, en términos generales creo que ya muchas, muchos de ustedes lo han dicho, aportó mucho al pensamiento comunicacional latinoamericano, sus aportaciones y las de otros colegas también desarrollaron líneas propias desde acá, que se volvieron, o a veces están volviendo apenas pero unos años después, pero que se han vuelto referentes claves a nivel global.
Algo muy importante que discutíamos mis compañeros y yo en estos días es que nos enseñó a mirar desde otro lado, a descolocar el foco, a pensar de qué hacen los medios con las audiencias, a qué hacen las audiencias con los medios, a recuperar el interés por lo popular, por la oralidad, por los modos de construir lo público, y a pensar con las y los jóvenes, no solamente acerca de los jóvenes sino con las y los jóvenes.
Y quisiera rescatar un par de frases escritas por él a propósito de lo que le aportó al campo de la comunicación en Latinoamérica, en el mundo, y particularmente a mi generación, cuando decía que la pregunta de partida es por cuánto país cabe en los discursos de la academia de los medios de comunicación y la historia que se escribe, pero apuntando a un relato de futuro, o bien cuando decía que hay que investigar lo que nos da esperanza nos estaba empujando a pensar en la comunicación como un campo de esperanza; en medio de todo lo terrible que parece nuestro presente era un, pues una inspiración para buscar el otro lado de las cosas, ¿no?, y me parece que eso ha marcado nuestras trayectorias, eso ha marcado en mucho la mirada que hemos tenido desde diferentes lugares, y pues es un gran gusto poder celebrar sus aportaciones. Muchas, muchas gracias.
Gabriel Kaplún: Gracias, Doris Nilda, qué bueno eso y qué fuerte, ¿no?, yo pensaba en estos días la relación de Jesús con México, donde vivió un tiempo, además, en Guadalajara justamente, y la cantidad de amigos que allí tenía, en todas partes, pero quizás México muy especialmente. ¿Por dónde seguimos?, sé que hay muchas manos.
Fernando: Alejandra había pedido la palabra ahora.
Alejandra Vargas: Hola, acá estoy.
Gabriel Kaplún: Hola, ¿cómo vas, cómo estás?
Alejandra Vargas: Muy bien. Bueno, voy a abrazar, a participar de este abrazo colectivo con la voz de la Red de Carreras de Comunicación y Periodismo de Argentina, o sea, que estoy conversando con ustedes pero representando a una cantidad de carreras de Comunicación y Periodismo que se extienden en todo el país, está con nosotros nuestro presidente de Red Com, está con nosotros Diego, pero los compañeros decidieron que sea yo, que estoy a cargo de una de las mesas de Red Com quien tomara aquí la palabra, un poco recordando un ejercicio que hicimos en un encuentro de 2018 en Salta, donde rememoramos y conmemoramos los veinte años de De los medios a las mediaciones, y en esa situación en la que conversamos con Omar, con Amparo y con Nilda hicimos un ejercicio que fue elegir una frase de ese libro, y esa frase la quiero traer hoy para conversar, es una frase muy sencilla del inicio, la frase inicial de la introducción a De los medios a las mediaciones, y dice: “Lo que aquí llega lleva las huellas de un largo recorrido”, entonces con esta frase decimos que Martín-Barbero lo que trajo, lo que llegó con ese libro fue un sacudón, como le escuché decir a Papalini en un encuentro sobre este libro, un sacudón al campo, a los estudios latinoamericanos sobre comunicación, y con ese sacudón Martín-Barbero retomó y enriqueció la tradición latinoamericana que observa la politicidad, la historicidad, la conflictividad de la cultura, como dimensiones que confluyen hasta constituirla; un sacudón despierta, sobresalta, altera las condiciones preexistentes, y cuando Martín-Barbero hizo eso en el campo alteró las condiciones preexistentes, pero al mismo tiempo también entendió que ese sacudón tenía un largo recorrido, que tenía una larga historia que se ponía en acto y que podía seguir dialogándose, y ese aquí también es un aquí, por supuesto, que es Latinoamérica, pero esa combinación del aquí con el largo recorrido también plantea los viajes y las transiciones entre países y entre regiones de Latinoamérica presentes en su obra y presentes también en ALAIC.
Para finalizar con este abrazo, con la participación de este abrazo, yo lo que quiero decir hoy es que lo que aquí llegó, ¿no?, con ese libro y con la obra de Jesús Martín-Barbero aquí se queda y se proyecta para seguir pensando críticamente el campo de la comunicación cultural.
Muchas gracias compañeras y compañeros por este encuentro tan necesario ante esta pérdida.
Gabriel Kaplún: Gracias, Alejandra, gracias. Washington, hermano querido, ¿dónde estás?
Washington: Acá estoy, acá estoy.
Gabriel Kaplún: Qué bueno verte.
Washington: Bueno, para mí verlos a todas, a todos, en este momento que claramente necesitamos abrazarnos, y todas y todos recordaremos a Jesús como maestro, yo también, claramente, pero también como padre, hermano, amigo, colega, compañero, porque Jesús era todo eso junto, ¿no?, o sea, y era ese cruce de humanidad, ese cruce multifacético de humanidad.
Yo sólo para recordarlo quiero solamente leer un párrafo de su tesis doctoral en Filosofía, esa que solamente se publicó en el 2018 en la Javeriana, y que leyéndola, en realidad recomendado por él muy especialmente, que la leyera, me abrió la cabeza para entender muchas otras cosas y comprender alguna, de la profundidad de algunas cosas, de todo lo que Jesús nos puso sobre la mesa, y es como entiende la comunicación Jesús:
“Dialogar es entrar en una relación de persona a persona, es lanzar mi palabra al encuentro no de una resonancia sino de una respuesta. Cuando me dirijo a otro no es un discurso universal que yo busco, sino por el contrario, su palabra particular. Hacer una pregunta es asumir un nombre, es su respuesta a su mudez. El otro acepta o no de formar el nosotros que hace posible la comunicación; el diálogo se teje así sobre un fondo de nombres, o mejor, de pronombres personales que forman la textura de la intersubjetividad”
Gracias amigos, amigas, compañeros, compañeras, abrazo enorme.
Gabriel Kaplún: Abrazo, Washington, saludos.
Héctor: Gracias, gracias. Precisamente me agarraron moviéndome, pero aquí está la botella y aquí está la copa. Yo conocí a Jesús Martín-Barbero en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, aunque yo he pertenecido toda mi vida a la UNAM, en un curso que daba Néstor García Canclini, entonces de algún modo los conocí a los dos a la vez.
Desde hace seis meses estoy escribiendo un libro que tiene este título, Cultura popular, autores, palabras, significados, y dije, bueno, el golpe ha sido muy duro, pero creo que es una buena oportunidad para dedicar este libro a la memoria de Jesús Martín-Barbero, sé que es una cosa inmodesta, pero yo creo que desde la unidad espero que este libro lo lean generaciones nuevas, y que en el contexto actual, sobre todo de la sociedad informacional, pues puedan preguntarse otra vez por lo popular.
Luego, diez años después estuve en un curso en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, en Bogotá, y ahí pues yo grabé todas sus clases, que para mí eran conferencias, y nos encargó que leyéramos como tarea En el castillo de Barba Azul, de George Steiner, y bueno, todavía no, todavía no entiendo este libro, prometo volverlo a leer, pero creo que lo que él quería era que comprendiéramos que con la cultura no se juega, o dicho de otro modo, que en la cultura se juega todo, o sea, no nos podemos permitir el lujo de aceptar que la cultura sea un vestido lujoso para las élites o para las clases dominantes, la cultura es constitutiva de nuestro ser, de nuestro ser humano, y el colectivo que nos une a muchos colectivos.
Y bueno, ya para no abusar de la palabra, decir salud, quiero decir con mucha, con mucha profundidad, que ya comenzó la saudade, pero la saudade también alivia, también nos alivia, siempre vamos a sentir esa saudade cada vez que pensemos en el maestro, pero vamos a poder continuar caminando, porque yo creo que este mundo se teje no solamente escuchando y no solamente escribiendo, sino también caminando. Muchas gracias a todos.
Fernando: Gracias. Bueno, no sé si el maestro Eduardo Yúdice está intentando hablar.
Gabriel Kaplún: Sí, parece que estaba, con otro nombre, rebautizado, pero estaba.
Fernando: Disfrazado.
Gabriel Kaplún: Disfrazado, pero está por ahí.
Fernando: Gracias por la participación profesor Eduardo, por favor.
Eduardo Yúdice: Gracias. Primero quería enviar unos saludos a unos viejos amigos del siglo pasado todavía, de cuando armamos la carrera de Comunicación en la Universidad de Buenos Aires.
Quería, prácticamente desde que me enteré de la muerte de Jesús fue un choque tan grande, tan grande, la última vez que nos reunimos, entre las varias veces que lo hicimos, fue en Colombia y en México, en ocasión de estar en la Javeriana, había organizado Jesús un simposio de Filosofía de la Comunicación que estaba, se daba conjuntamente con la Feria del Libro, y fue una alegría, porque yo le pregunté por qué me había invitado cuando de Colombia a Buenos Aires, o de Colombia a Porto Alegre, donde estoy ahora, no tenía mucho sentido, ¿no?, tanto viaje, y él decía: “Bueno, porque conozco poca gente en comunicación dedicada a la filosofía específicamente”, y justamente en esa misma época yo estaba en UNILA, que es la Universidad de la Integración Latinoamericana, que fue todavía un producto, un hijo medio perdido de la época de Lula, estoy hablando de unos diez años atrás, y que se fundó entonces la Universidad de la Integración Latinoamericana, y yo había propuesto ahí abrir una Cátedra Latinoamericana de la Comunicación, entonces como estas cosas se generan, no se sabe, quería decir que tuvimos varias reuniones, que una anécdota muy, muy especial, el rector de la universidad como un gesto a los invitados plantar un árbol, y plantar un árbol a las doce o a la una del mediodía en Foz de Iguazú, que es en Brasil, hacía la frontera con Uruguay y Argentina, al mediodía significaba aguantarse más o menos cuarenta grados, y Jesús, el pobre, se puso mal, estaba mal, y lo tuvo que atender Elenice, que es mi esposa; bueno, la cuestión es que tuvimos tres reuniones, lamentablemente después por decisión totalmente miope por parte del rector, ese proyecto, el cual había salido muy caro y con muchos esfuerzos, armar la Cátedra Latinoamericana, este rector decidió que prefería una carrera de cine más que una Cátedra Latinoamericana de la Comunicación, así que no sé si algunos se recuerdan todavía de eso, hace diez años de eso, un hermoso proyecto, realmente un hermoso proyecto.
Mi acercamiento, mi relación es, fue muy, muy curiosa y muy especial con Jesús, porque yo había sacado un libro, La trama invisible, de teoría social, y me invitó la editora a si yo quería que Jesús hiciera el prólogo del libro, fue un gran honor y fue el gran encuentro que tuvimos con él y que siguió durante estos veinte años, así que bueno, quería saludar, aprovechar y saludar a Gabriel, a Teresa Quirós, a algunos otros que estuvieron, que estoy viendo, es una gran alegría poder verlos porque uno piensa que pasan los años y uno recuerda momentos tan especiales como tuvimos nosotros en el ‘86 cuando inauguramos la carrera de Comunicación en la UBA, y ahora poder ver algunas caras y algunos amigos es una gran alegría, y realmente estoy conmovido con esto.
Muchas gracias, gracias Gabriel, felicidades, y adiós Jesús, querido amigo, nada más. Gracias.
Gabriel Kaplún: Salud, Eduardo.
Fernando: Gabo, tenemos el registro de al menos seis personas más, ¿no?, sólo para que repasemos. Mi sugerencia sería, bueno, tal vez mientras Claudia hable, cerremos, digamos, las inscripciones, y con eso concluimos este homenaje, ¿no?, ¿qué les parece a ustedes, bien?
Gabriel Kaplún: Exacto. Creo que es bueno, seguramente muchos quedarán con ganas de más cosas, buscaremos otros espacios para ir compartiendo recuerdos, cariño, a través de las redes que ALAIC tiene, ¿quién sigue entonces?
Claudia: Buenas tardes a todas y a todos.
Gabriel Kaplún: Hola, Claudia.
Claudia: ¿Cómo andás?
Gabriel Kaplún: Qué lindo, ¿cómo vas?
Claudia: No había pedido la palabra, pero ya que me la comparten también voy a brindar con vos. Los muchos encuentros que hubo con Jesús siempre fueron por motivos de trabajo, hubo uno en particular que recuerdo con mucho afecto, que fue la Semana de la Comunicación que organiza Uniminuto, la Semana Internacional de la Comunicación, en donde algunas personas, entre ellas Paco también, que está acá, le rendían un homenaje, y a mí me tocó seguir algunos pasos de la reflexión de lo popular y de su aporte a la comunicación popular, yo de lo único que me acuerdo de ese día es los nervios que tenía, porque estaba paniqueada ahí adelante, y él sentado, yo dije: “Me va a salir todo mal, lo voy a decir todo horrible”, hasta que dejé lo que tenía escrito y más que nada le compartí la experiencia y la reflexión que sobre ello tenía, y cuando bajé nunca olvidaré su abrazo, y la verdad es que ese abrazo no tiene posibilidades de ser descrito, así que lo único que voy a hacer es brindar con ustedes por la vida y compartir la belleza de quienes lo hemos querido mucho y hemos aprendido. No sólo fue un maestro, también tuvo una virtud, y es hacer de su vida una obra que coincide, ¿no?, que coincide entre lo que dice y lo que hace, y no todos pueden decir lo mismo, así que brindo por todos ustedes.
Gabriel Kaplún: Muchas gracias. Salud, Claudia.
Claudia: Mira lo que tengo acá.
Gabriel Kaplún: Te veo.
Claudia: Brindo por todas las amigas y amigos de toda la vida.
Gabriel Kaplún: Salud.
Daniel: Bueno, coincido con Claudia en que no había pedido la palabra, pero voy a aprovechar que me la dan para abrazarnos y abrazarlos a todos y todas. Yo soy de los nacidos en los ochenta que fuimos a la fotocopiadora de la Facultad a buscar el tema Barbero, podría contar cómo me acuerdo durante muchos años dando clases que dábamos aquel texto hermoso de Mis encuentros con Walter Benjamin, creo que todos podríamos escribir nuestros encuentros con Jesús Martín, que fueron en muchos casos desordenados, en distintos congresos, jornadas, en distintas fotocopias, en distintos medios, desordenados también temporalmente, para mí una de las lecturas más lindas de los últimos años fue leer su tesis, que publicó en la Javeriana y que se publicó aquí también recientemente en la Argentina, esa búsqueda de encontrar la palabra y la acción, que fue también toda su obra, ¿no?, me parece que.
Quiero agradecer a ALAIC por este encuentro porque me parece que es un momento que necesitamos esos abrazos, venimos de perder a muchos compañeros y compañeras, y referentes, pienso en este espacio que estamos, en Rafael, en Cira Argumedo, que también brindo el homenaje por ellos.
Y creo que si algo nos enseñó a los investigadores y a las investigadoras en comunicación Jesús también es ese pensar y ese movernos con amor, aquella cita que solía hacer de Walter Benjamin que decía: “Sólo investigamos de verdad aquello que nos afecta”, y él le agregaba: “Y afectar viene de afecto”, creo que estamos acá por ese diálogo de saberes que nos enseñó y porque estamos afectados, y porque desde nuestros distintos lugares le tuvimos mucho afecto.
Jorge Iván Bonilla: Hola, qué tal, un saludo acá desde Medellín, Colombia. Creo que este tributo, este bello tributo es un ejemplo, ya lo han dicho ustedes, de esa capacidad de congregar que siempre tuvo Jesús, que seguirá teniendo, yo agregaría esa capacidad de siempre invitarnos a pensarnos desde el Sur, desde las múltiples formas en que somos Sur, en que miramos desde el Sur, en que actuamos desde el Sur, desde los Sures, para ser justo con lo que proponía Jesús.
Y creo que el duelo tiene múltiples formas, tiene la del llanto, la de la palabra cortada, pero también tiene la del regocijo y la celebración, y hoy me uno a la celebración de haber conocido a Jesús, y que con Jesús aprendí a conocer a muchas y a muchos de ustedes, a tejerse un cariño, a leerles, creo que eso vale mucho la pena. Una salud, un abrazo, y que viva siempre presente Jesús, gracias.
Sandro Velarde: Muy buenas noches, un gran saludo aquí a mi maestro Gabriel Kaplún, que no veo de tanto tiempo, bueno, a Washington Uranga también, a María Teresa Quirós, a Raúl Fuentes Navarro, que bueno, lo habíamos visto, mucho acá en Bolivia, en Cochabamba, en La Paz, en varios lugares.
Yo tengo una pequeña anécdota con Jesús Martín-Barbero porque yo hace años, el año ‘90, ‘91, trabajaba en la televisión universitaria, era estudiante y ya estaba haciendo algunos programas, y yo tenía un programa que se llamaba Medios y mediaciones, o sea, así era el título, en los cuales, plagiándole, por supuesto, a la obra del maestro Jesús Martín-Barbero, y bueno, fue un programa medio raro porque se reflexionaba sobre los medios, sobre la comunicación desde la televisión, y ahí estuvo también Gabriel, estuvieron varios, Washington, qué sé yo, y bueno, la suerte de esto es que en el año ’99, en el Primer Congreso Internacional de Comunicación, que se celebró acá en Bolivia, tuve la suerte de entrevistar a Jesús Martín-Barbero, y bueno, la cosa es que muchos colegas míos, profesores, hay que ser franco, les resultaba un poco difícil entender la obra de Jesús Martín-Barbero, porque para entenderlo tenías que tener un background muy grande de otros autores, de otras escuelas, infinidad de cosas, entonces me atreví a preguntarle, a que él hiciera un poco más explícita, llegue a mayores indicadores para poder plasmar el concepto de mediación, y él gentilmente lo hizo, y posteriormente en ese evento desglosó su nuevo método, su nueva configuración, que todos ahora la conocemos, donde empieza a, digamos, a desglosar la teoría de las mediaciones.
Bolivia se ha caracterizado mucho por los temas comunicacionales, Bolivia tiene mucha práctica y poca reflexión, eso es lo malo en nuestro país, no sé si será lo malo o la pereza de los intelectuales, o por llamar, como dijo el profesor Martín-Barbero, el mal de ojo de los intelectuales, ¿no?, es decir, muchas veces creemos que acercarnos a los sectores populares, acercarnos a la vida cotidiana de la gente, nos va a quitar o nos va a manchar las manos con que escribimos de forma elucubrada, pero les decía que, fíjense que antes de que el profesor brasileño, el que escribió Pedagogía del oprimido, hablara de la liberación de los pueblos, los mineros bolivianos ya se habían liberado, y precisamente cuando Jesús Martín-Barbero se adelantó a mostrar las prácticas sociales de la gente, la vida cotidiana, la emergencia muy fuerte de los pueblos indígenas, Bolivia también llevó adelante esto, ¿no?, es decir, que Bolivia de alguna manera, como les decía, tiene mucha práctica pero muy poca reflexión.
Para mí ha sido una gran satisfacción volver a verlos a mis maestros, un saludo a todos ellos, y definitivamente es de verdad una gran pérdida de que el maestro Jesús Martín-Barbero nos haya abandonado, es, definitivamente va a dejar un gran hueco seguramente por muchos años a quienes disfrutábamos de la lectura del maestro Jesús Martín. Muchas gracias por permitirme hablar.
Gabriel Kaplún: Gracias, Sandro, saludos.
Raúl Fuentes: Muchas gracias. Me cuesta mucho trabajo decir algo de lo mucho que se tiene que decir, no es que se pueda decir, sino se tiene que decir, sobre el significado de Jesús entre una comunidad tan grande como esta muestra, esta es una muestra de una comunidad enorme que le debemos varias cosas a Jesús, voy a decir una pequeña anécdota para poder explicar lo que quiero decir después.
La anécdota es la siguiente, yo tenía treinta y cuatro años, Jesús era quince años mayor que yo, y me invitaron, me propusieron para hacer una de las conferencias magistrales del encuentro de FELAFACS en Bogotá en 1986 sobre las escuelas de comunicación y las nuevas tecnologías y esas cosas; por supuesto, me dediqué con lo mejor que podía a preparar esa conferencia, y me quedé realmente paralizado cuando supe que uno de los comentaristas que estaban programados era Jesús Martín-Barbero, yo para entonces ya sabía quién era Jesús Martín-Barbero, ya lo había leído extensamente gracias a otros amigos que también están presentes de otra manera, como Cristina Romo, como Juaco Sánchez, y había desarrollado, digamos, un interés especial por su trabajo, entonces me paralizó el terror de ser comentado por Jesús hasta que lo escuché, en ese momento en la Javeriana, hacer una lectura delicada precisa, generosa, de lo que yo había presentado, él había tenido la ponencia antes, por supuesto, y lo había expuesto entre los otros comentaristas ante un auditorio que pues estábamos interesados en empezar a discutir las cuestiones que tenían que ver con los impactos de las tecnologías en la comunicación.
Años después se lo comenté a Jesús, le dije: “Estaba yo realmente asustado de saber qué ibas a comentar”, y entonces decía: “¿Pero por qué?, si hubieras escrito tonterías yo hubiera dicho de una manera suave y decente que eran tonterías, si no eran tonterías entonces yo iba a decir lo que me parecía en mi lectura qué tenía que hacer con ese papel, la academia es así”, entonces muchos años después dije, claro, esa es una enseñanza, no se me va a olvidar, que voy a seguir cultivando junto con muchas otras.
Bueno, lo que quiero decir al contar esa anécdota es lo que le debemos nosotros a Jesús Martín desde hace años, pero con más razón ahora, y con más razón viendo esta reunión de una comunidad que lo sigue queriendo, que lo sigue apreciando, que lo sigue respetando, y que me parece que su legado es tan importante no sólo por los aspectos afectivos que nos hacen ser una comunidad, como lo somos, sino también en el aspecto intelectual, el aspecto crítico, el aspecto como autor, que espero que ahora vaya a ser más fácil poder discutirlo y poder discrepar de él, que era muy difícil discrepar, a mí me tocó la suerte de haberlo podido hacer un par de veces, no más, porque escuchaba tan bien que captaba perfectamente lo injusto, digamos, de algunas de las críticas que le podíamos hacer, entonces le debemos eso, me parece, nos debemos eso, y creo que tendremos trabajo para un buen tiempo todavía. Muchas gracias.
Fernando: A ver cómo hacemos esta compatibilidad discursivo-artística, pero bueno, mientras Javier hable por favor, sólo pediría a todos y todas que pongan sus nombres, por favor, en el chat, porque Sandro está preparando una lista de participación en esta sesión.
Javier: Hola. Bueno, para mí es muy emotivo verlos y haberme visto con ustedes, algunos que hace algunos años ya que no los veía y que los reencuentro ahora, y este es un reencuentro de vidas interiores en cierto modo porque Jesús forma parte, o ha formado y forma parte de nuestras vidas interiores, lo diría un poco pensando, mientras los veía a todos y todas, los escuchaba, las escuchaba, a la película Rashomon, de Akira Kurosawa, en la que hay una conversación o una sucesión de retratos de la persona que se ha ido, y es así como yo siento que en este acto hay un elemento en cierto modo ritual, ¿no?
Yo quería decir, hacer algunas evocaciones de cuándo, cómo, conocí a Jesús, ¿no?, y yo lo conocí y lo escuché por primera vez en 1979 cuando estuvo en Lima invitado por lo que iba a ser más adelante FELAFACS, y yo estaba con dos amigos que ustedes deben conocer, con Walter Neira y con Isaac León, que es un crítico cinematográfico, y los dos salimos como transformados de la conferencia, pero tuvimos la suerte de seguir con él, de irnos a comer a algún lado, ¿no?, y yo sentía que todo lo que yo había estudiado o que había pensado en cierto modo se reordenaba, se rearticulaba, gracias al pensamiento de Jesús, fue en el ‘79, después lo volvimos a ver, si no me equivoco, en el ‘80, en el ‘82.
Y quiero subrayar algo, Jesús era un viajero, pero era un viajero en el sentido, creo que ya mencionaron a Walter Benjamin, ¿no?, él hizo una especie de tournée latinoamericana creo que por un año sabático que le dieron en la Universidad del Valle, y recorrió varios países de América Latina, y él me contaba mucho sobre el sentido que tenía la experiencia, la experiencia precisamente en el sentido benjaminiano, y se quedó en Lima, se quedó en Lima también una pequeña temporada haciendo un seminario, y era la época de la telenovela, era la época previa, él estaba en plena redacción de De los medios a las mediaciones, y yo creo que ese seminario que hicimos sobre telenovela, que estuvo de otro modo acompañado.
Después nos hemos visto, bueno, en Barcelona, nos hemos visto en Chile, y en el año ‘92, cuando hubo el Congreso de FELAFACS en Acapulco a último momento Jesús no pudo asistir, y el evento estaba dividido como en cuatro grandes secciones, una de las cuales era cultura, creo que es el nombre que tenía, y como él no podía ir pidió que yo lo reemplace, y traté de estar a la altura, por supuesto que no sé, no estuve, pero me tuve que pasar varios días de la estadía en Acapulco encerrado en la habitación del hotel preparando un material que fuese mínimamente digno de lo que había hecho Jesús.
Y bueno, pasaron los años, otros encuentros, y la última vez que conversé con él fue en México, en Ciudad de México, y nos fuimos para una reunión que teníamos en varias universidades, a la Ibero, y estaba Raúl, por supuesto, Raúl Fuentes, y cruzamos esta avenida que se llama creo Vasco de Quiroga, que nos llevaba al campus de la Ibero, y los coches pasaban a gran velocidad y corría viento, los coches iban a toda velocidad, y Jesús me tomó del brazo como apoyándose en mí para caminar, y ahí fue un momento muy breve en que yo sentí que él seguía hablándome, que él seguía absolutamente lleno del, ¿qué es esto?
Participante: Tenemos una intromisión.
Participante: Son saboteos que pasan, qué triste, qué lamentable, alguien que quiere molestar.
Javier: Bueno, mis abrazos a todos, a todas, esperando poder volvernos a reunir pero en vivo.
Fernando: Sólo te diría, Javier, si puedes, por favor, enviarnos el fin de esa historia por correo, por e-mail, que vamos después a dar visibilidad.
Javier: La voy a enviar, la voy a enviar.
Javier: Eso fue en realidad lo último que me quedó en vivo de Jesús, esa conversación muy, muy confidencial, muy cálida, y yo sentí por unos segundos junto con él, y ambos lo sentimos, la fragilidad de la vida y que fácilmente se nos puede ir; después lo que he sabido es a través de Teresa, quien acaba de hablar y tenía contactos con él a través de ella, le he enviado mis libros, nos enviábamos besos y abrazos. Bueno, besos y abrazos a todos.
Gabriel Kaplún: Un gran abrazo, Javier, y qué bueno reencontrarte.
Javier: Igualmente.
Gabriel Kaplún: Qué bueno verte, y disculpas por este accidente, que bueno, son de los que pasan en este mundo virtual, a veces nos pasaban también en el presencial, tengo algunos recuerdos, estos accidentes a veces también nos pasaban en los eventos presenciales, no así, de otra forma.
Participante: Parecidos.
Gabriel Kaplún: Parecidos, sí, todos podemos recordar algún evento similar, alguna situación que tenga algo de parecido, ¿verdad?, pero bueno, ahora los conocemos en formato nuevo, en formato virtual, seguro que a Jesús le hubiera encantado pensar estos fenómenos nuevos, hace rato que venía pensando las nuevas maneras de estar juntos, y también podríamos decir las nuevas maneras de molestarnos los unos a los otros, como podemos, también aparecen maneras nuevas de molestarnos.
Vamos a ir cerrando, ¿verdad, Fernando?, la última y yo después quería algún pequeño cierre, y no sé si todavía tenemos tiempo para unas palabras más del propio Jesús que las teníamos por allí, ustedes dirán, veremos.
Eduardo: Gracias Fernando, gracias Gabriel, y saludo a todos y todas aquí, parece que armamos el círculo, cerramos, comenzó Claudia Pilar en Colombia, y cierro yo, también en Colombia.
Y quisiera compartir esto, un pequeño fragmento de esto, este es el primer Jesús Martín-Barbero, el Martín-Barbero del libro de poesías Río Cauca, y este Río Cauca relata el encuentro de Jesús con América Latina, voy a permitirme leer el poema, y ese será el cierre, digamos, de mi intervención, es un poema dedicado a Gonzalo Arango.
“Junto al Cauca”
A Gonzalo Arango, amigo.
América con qué fatiga llego esta tarde hasta la playa cierta de tu nombre / tanto camino, tanta pena, tanto dolor de hombre acumulado. / Llegar a América es descubrir la pena, despertar viejos pozos, meter el corazón hasta la cumbre
en las aguas hondísimas del llanto / toparse con el hambre más hambrienta,
con el dolor más vivo, con la sed más sediente. / Hace ya muchos años se secaron las fuentes del oro y las arenas de los ríos / hoy guardan sólo rumores de agua y muchas penas. / Los montes hacen aquí una sombra más oscura y las montañas tienen fiebre de carne cansada, de soledad con noche y sin abrigo. / Miro mis manos sobre la mesa, el lápiz sobre el papel casi dolorido también y es que tiene sabor ya la aventura / sabor de tierra verde, de carne roja, de pupilas negras, de dolor gris, de pan moreno y agrio, de viento oscuro. / El hogar de la vida y la muerte canta un bambuco dulzón que suena a tiempo detenido en la tristeza de los ojos mientras los niños chupan toda la leche oscura de la pena en la ubre caliente de una madre negra y blanda / que más fuera el paisaje, gritan los hombres, duele adentro del amor, grita o se calla.
Y hay que hacer poesía de esta vida, poner una palabra en el papel con el ansia secreta de que alumbre el dolor y lo reviente de luz / aunque se queme el alma y nos lloren las manos, sí, hacemos poesía igual que si sangráramos. / Miro el paisaje triste, imponente en su mole de piedra, voz que río triste solemne, / el Cauca es una voz que apenas sabe la lección de ser agua / es grande, inmenso, corre como una llamarada por el valle pero no sabe hablar, os lo repito, / se quema y se desangra en la mirada. / Los hombres van y vienen lentamente, cómo les pesa en el alma, son como árboles vivos asustados del viento y de la noche / con los ojos cansados de beber la distancia, hombres de vivir ríos aplastados de tanta luz y oscuros / hay demasiada carne en la ladera de esta montaña niña, la que cada tarde el sol derrama un chorro de ternura que las madres recogen en sus faldas para amasar el pan. / Pero es mucha pena que a poca luz tocamos, y lo cierto es el cuerpo, y ya están las palabras gastadas de lamerlas, porque el sol no se para
y el chorro sigue y sigue de fiebre / de ternura, de deseo, y nuestro pobre corazón se anega. / Dios sigue su camino y nosotros aquí, clavados en el cielo de la tarde mientras los niños cantan un joropo a la luna de leche que revienta la FALTA de las penas.
Ese es el Jesús Martín-Barbero de los años sesenta, libro publicado en el año ‘68, que relata su primera experiencia en América Latina, que atravesó el alma de Jesús y que lo compartió para todos.
Gabriel Kaplún: Gracias, Eduardo. Yo creo, me parece que con esto de Eduardo y poco más ya podemos ir cerrando. Habíamos pensando tal vez en seguir viendo a Jesús en el video, pero más bien los invitamos a ustedes a verlo, lo van a encontrar fácil, está en YouTube, ¿verdad, Claudia Pilar?, de ahí lo tomamos, sí, y entonces podemos verlo entero, es otra vez las gracias a Claudia por este regalo, este recuerdo de hace tres años, cuando pudimos compartir eso, habíamos tenido algo similar gracias a William Fernando aquí, en Montevideo en el 2002.
Entonces si les parece yo quiero brindar, y con esta idea, además, de que la poesía, que atravesó la obra de Jesús de muchas maneras, la poesía explícita, la que acaba de leer ahora Eduardo, y me dio una gran alegría oírlo, el hecho de que su último libro publicado también fue de poesía, ¿no?, y uno dice, “¿Pero cómo, cómo la poesía, qué?”, pero claro, atraviesa toda su obra.
Y yo estos días que me pidieron aquí escribir algo sobre él, y bueno, esta mañana se publicaba, empecé a leer, releer, y encontré la poesía por todos lados, pero me encontré también que en el penúltimo libro, que debió ser el primero, el primero académico al menos, que era su tesis de doctorado, empieza de un modo muy poético, y me parecen que son lindísimas estas palabras suyas para cerrar nuestro encuentro de hoy.
Decía en La palabra y la acción, aquella tesis de doctorado cuando tenía treinta y cinco años, en aquel momento escribía: “Sólo la acción libera, pero habitada por la palabra nueva, si la palabra sola es impotente la acción sola es estéril, la imagen del futuro se engendra entre las dos. La palabra dibuja la utopía que las manos trabajan, y el pedazo de tierra liberada hace verdad del poema”.
Releer esto ahora a mí me emocionó mucho, y creo que puede ser una linda manera de despedirnos hoy, de abrazarnos con él y entre nosotros, que era lo que queríamos hacer.
Entonces gracias a todos y brindamos por esa vida bella que compartimos tantos con Jesús de muchas maneras. Salud, compañeros.
Participante: Y demos un aplauso a Jesús si todos abrimos el micrófono.
Gabriel Kaplún: Un gran, gran, gran abrazo, abrazos a todos.