Abrazarse. Solo eso necesitaban en nombre de Jesús Martín-Barbero. Después de la noticia de su muerte este 12 de junio, ya habían hecho algunos homenajes las academias de distintas partes del mundo; ellos-sus amigos, alumnos, colegas de pensamiento y de palabra- también habían escrito sobre su dolor, pero aún faltaba restañar el vacío y no encontraron mejor forma que juntándose, aunque de manera virtual. Ayer 18, se reunieron y Gabriel Kaplún-como moderador-dijo que estaban allí para hablar sobre “una trayectoria intelectual que terminó pero sigue”, porque los que estaban “no solo leyeron a Jesús o lo escucharon, sino que también lo quisieron mucho”.
Desde Colombia, Claudia Pilar García fue la primera en recordar al Martín-Barbero poeta y uno de sus libros de poesía, el último que publicó en noviembre de 2019. “Jesús, creías en los angelitos y hoy ya eres uno de ellos. Este misterio de la muerte permite que vivas en la memoria grata que nos dejaste de tu ser amoroso y tu generosidad para compartir el conocimiento. Extraño tus palabras, pero acudiré a tus letras para volver a escucharte, con el afecto de la vida vivida”.
Junto a Kaplún, una copa con vino serviría para brindar indicando que una intervención se tornaba extensa, pero muchos terminaron por buscar su propia copa para recordar al Maestro. Estaban lejos, en mapas diurnos y nocturnos y a la vez unidos.
Pau Torres, trajo una anécdota bien breve, porque para él, Martín-Barbero fue el mejor analista deportivo que pueda haber. “Muchos no conocían su faceta como cholista consagrado”.
-Congregar personas, esto era algo que Jesús hacía en vida y lo siguió logrando. María Immacolata Vassallo recuerda también a “´Retos de la investigación en comunicación en América Latina´, uno de los primeros mapas que estimularon
la cartografía como nuevo método de representación.
Los programas de clase de Jesús estaban llenos de recomendaciones de lecturas de otros autores, “nunca nos orientó leer algo de su autoría” y eso para Amparo Marroquín, “nos vuelve a recordar la importancia del diálogo y la construcción de redes y lo maravilloso de la escucha como un elemento clave para las comunicaciones y para los estudios sobre cultura”.
Las palabras de María Immacolata, remitieron a Francisco Sierra a su propia “cartografía de los afectos”, que pasan por Sevilla, donde tuvieron muchos encuentros, y por La Habana, donde comenzaron a fundar complicidades: “yo le mostraba el nuevo flamenco y él me mostraba lo mejor de la salsa de Cali”
Cuando Martín-Barbero llegó a Colombia desde España, en octubre de 1963, se sumergió en Latinoamérica y la anduvo como si fuera nativo. Cartografió cada pedazo, contorneó sus propios mapas. En 2004 al recibir la nacionalidad colombiana respondió “con la frase más diplomática al acto político más político de mi vida” (1); después de agradecer a personas e instituciones, agregó: “y gracias especiales a Colombia porque me hizo latinoamericano”.
El final de esta reunión asumió un cierre circular. Comenzaron hablando sobre el Martín-Barbero poeta y así concluyeron. Eduardo, otro de sus colegas/amigos leyó algunos versos del poemario “Río Cauca”, publicado en 1968 y que relata el encuentro del investigador con América Latina. La inmensidad de los más de 1 000 kilómetros de agua que se extienden desde la laguna del Buey en el Macizo Colombiano hasta el río Magdalena, en el departamento de Bolívar, despertaron los siguientes trazos:
“América con qué fatiga llego esta tarde hasta la playa cierta de tu nombre/ tanto camino, tanta pena, tanto dolor de hombre acumulado/Llegar a América es descubrir la pena, despertar viejos pozos meter el corazón hasta la cumbre en las aguas hondísimas del llanto/toparse con el hambre más hambrienta, con el dolor más vivo, con la sed más sediente/hace ya muchos años se secaron las fuentes del oro y las arenas de los ríos/ solo hoy guardan los rumores de aguas y muchas penas/ los montes hacen aquí una sombra más oscura y las montañas tienen fiebre de carne cansada, de soledad con noche y sin abrigo”.
Gabriel Kaplún encontró también la poesía atravesando toda la obra de Martín-Barbero; por eso concluyó leyendo el primer párrafo escrito por el español-colombiano en “La palabra y la acción: por una dialéctica de la liberación”, su tesis doctoral.
“Solo la acción libera pero habitada por la palabra nueva, si la palabra sola es impotente, la acción sola es estéril, la imagen del futuro se engendra entre las dos, la palabra dibuja la utopía que las manos trabajan y el pedazo de tierra liberada hace verdad el poema”.
(1) Así dijo en la entrevista con la Doctora de la Universidad Javeriana, Maria Patricia Téllez Garzón, publicada en la revista Intexto. No.43 de 2018, con el nombre “Jesús Martín-Barbero y su condición de cartógrafo de América Latina”.