En el primer piso, Jorge Legañoa sujeta, con la mano izquierda, un bolígrafo sobre un papel blanco. Con letra rara escribe en tinta es azul, y apoyando con fuerza contra la hoja, las palabras nombre, número, temperatura y presión arterial.
En el segundo piso, la piel está tensa. Huele a alcohol. La aguja fina penetra la epidermis del brazo. La yema de los dedos de la enfermera presiona la jeringa mientras el líquido entra al cuerpo poco a poco … ¡Arde! En la zona de punción, sale una gota de sangre. La torunda con el líquido etílico limpia la secreción y un punto rojo sella el minúsculo agujero.
Es en la Casa Provincial de la Prensa de La Habana, que desde el 1 de junio del 2021 hasta el 4 de julio, el primer y segundo piso de la edificación ya no son los de antes. Los periodistas piensan en ella como el vacunatorio donde recibieron las tres dosis de Abdala, uno de los cinco candidatos vacunales cubanos contra la Covid19.
“En total fueron incluidos en la intervención sanitaria del grupo de riesgo de la prensa en La Habana 1200 trabajadores de la prensa escrita, la radio, la televisión y la prensa digital. El objetivo fue inmunizar a la mayoría de los colegas, periodistas o no, que garantizan la vitalidad de los medios de comunicación” explica Jorge Legañoa, vicepresidente de la UPEC y organizador principal del proceso vacunatorio.
Todo empieza con la llegada de la vacuna a la Casa de la Prensa de la Habana poco después de la seis del mañana y que, anónimamente, hacen realidad los trabajadores de la Empresa Comercializadora de Medicamentos (ENCOMED), custodiados por oficiales motorizados de la Policía.
“Pocos imaginan la complejidad de un proceso de vacunación en tan solo 6 días cada dosis al que acuden diariamente 200 personas, días más, días menos, más la logística para el personal médico incluida. Ha sido un enorme desafío convertir la Casa de la Prensa de La Habana en vacunatorio, hacerlo con un flujo adecuado y guardando las medidas de distanciamiento” asegura Legañoa.
La vacunación es un proceso complejo, agrega. “Lleva organización y colaboración de muchos, desde el trabajador administrativo que garantiza los alimentos para el personal o la limpieza extrema de los locales del vacunatorio, hasta los médicos y enfermeras que sin horarios o se han entregado a la tarea”.
En este sentido, Suraimi Enseñat Alfonso, especialista de Medicina General Integral, asegura que los trabajadores de Salud Pública se han integrado muy bien con la UPEC. “No hay una jerarquización, existe un equipo. Esto facilita el trabajo eficaz”.
Mercedes Lafita Paumier, enfermera del policlínico de Plaza, asignada al vacunatorio, destaca que los periodistas son muy disciplinados, cooperativos, amables y gratos. “Ha sido un proceso agradable, la prensa está en la calle, son un grupo vulnerable en relación constante con personas enfermas o no”.
Jorge Legañoa asume que es un reconocimiento también al trabajo de comunicación desplegado en este año de pandemia en Cuba, donde no se ha apagado un solo transmisor, ni dejado de salir ningún noticiero o periódico, porque nuestros trabajadores estuvieron dispuestos a exponer sus vidas para informar al pueblo.
En este sentido, Lient Lorain Guerra, periodista del Sistema Informativo, argumenta que la televisión, por ejemplo, puede recurrir poco al teletrabajo. “La asistencia en pantalla nos exige mantenernos en los estudios. Ha sido un año duro, hemos expuesto nuestra salud. El sistema informativo ha pasado por casos de transmisión. Ahora podemos trabajar un poco más tranquillos. Estamos muy agradecidos”.
Carlos Miguel Casañas Sosa, estudiante de quinto año de Medicina, comenta su ilusión de participar en la campaña de vacunación de la prensa. “Hay muchas caras que no conozco, pero otras que sí. Siempre llego a casa y hablo de todos los de la televisión que pasaron en el día por el vacunatorio. Al igual que los médicos ustedes no se han detenido durante la pandemia”.
Para Claudia Yilen Paz, periodista de la revista digital Cubahora, en el estudio de intervención desarrollado en Cuba con las vacunas de creación nacional, ha sido indispensable el trabajo de las organizaciones de masas, como sucedió años atrás con otras. “En este sentido, la labor desarrollada por la UPEC ha sido esencial, tanto en el proceso organizativo como de gestión, pues los profesionales de la prensa desde el inicio de la pandemia en el país, han estado expuestos al peligro”, afirma.
Asimismo, Max Barbosa Miranda periodista de la revista Alma Mater expone que “el proceso ha sido bien ordenado desde cada uno de los medios y desde la Casa de la Prensa de La Habana. Incluso, se fue reacomodando en el camino. Durante la primera dosis quedaban aspectos por ajustar, pero ya en la segunda dosis, fue expedito”.
Agrega, además, que es importante, sobre todo para un sector como el nuestro, estar en la vanguardia de la vacunación. “El periodismo necesita el contacto directo con otras personas. Vacunarnos facilita y mejora nuestro trabajo”.
Anécdotas hay muchas, concluye Legañoa. El aprendizaje ha sido constante, pero nos queda la tranquilidad de que en apenas 10 días tendremos a 1200 trabajadores de la prensa en la capital inmunizados con Abdala, que tiene un 92.28 por ciento de efectividad. “Cuando terminemos el ciclo de tres dosis habremos dejado una huella, pequeña, pero importante, para que pronto Cuba sea un país más inmune y regresar poco a poco a la normalidad”.