Una serie documental acerca del cine cubano se encuentra entre los tres proyectos que actualmente reaniman la producción cinematográfica en la Mayor de las Antillas, a partir de la hasta ahora inédita colaboración entre el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos y colectivos de creación independientes.
Mar y Cielo Producciones, pequeño equipo que dirige la cineasta Patricia Ramos e integran su esposo, Humberto Jiménez, productor ejecutivo; Kenia Velázquez y Evelio León, es el encargado de la realización de este material, acerca del cual la autora de El Techo, accedió a conversar con el Periódico Cubarte:
-¿Cómo llega Mar y Cielo Producciones a esta serie documental?
-“Cuando de la presidencia del ICAIC nos llamaron para ofrecernos esta posibilidad, Humberto y yo teníamos, desde hacía tiempo, la idea de hacer algo sobre el cine cubano. En un principio se habló de una película documental, nosotros propusimos hacer una serie documental. La idea del ICAIC era activar un poco las producciones luego del desastre que ha provocado esta pandemia, proporcionar trabajo a los cineastas. En medio de las actuales y difíciles condiciones, qué mejor que hablar sobre cine cubano y sus memorias. En ese momento, nos pareció el mejor tema posible. Fue, la verdad, una coincidencia feliz y era un reto, no solo para nosotros, sino para todos los cineastas que implicamos en esta aventura. Estábamos conscientes de que se han hecho documentales sobre cine y algunas de sus personalidades, pero nunca es suficiente.
En Cuba no tenemos esa costumbre, como otras grandes cinematografías, de historiarnos a nosotros mismos, que no es más que darnos valor a nosotros mismos. La industria francesa, Hollywood, los ingleses, por ejemplo, aprovechan su propia historia para hacer recuentos de ella, con diferentes puntos de vistas, inspirados en autores y actores, dedicados a diferentes períodos de tiempo, tendencias, ciclos. Son cinematografías celosísimas con su legado, que tienen todos sus archivos a buen resguardo, listos para hablar de ellos una y otra vez. En Cuba, aunque se han hecho algunos esfuerzos por la conservación, se han perdido muchos archivos, si a eso le sumas el hecho de que muchos de los cineastas que hicieron historia no viven aquí, más las pérdidas humanas, se convierte en algo muy grave. La gente hoy está, pero mañana se puede morir. Del año pasado a este, dos años fatídicos, han fallecido mucha gente importante del cine cubano: Nelson Rodríguez, Raúl Pérez Ureta, Paco Prats, Juan CarlosTabío, Enrique Pineda Barnet, Enrique Colina, Rigoberto López, Roberto Viñas, Diana Montero, una muchacha talentosísima que recién empezaba su vida profesional. Con la muerte de ella sentí como si se hubiera muerto otra vez Sara Gómez. En fin. Son personas de las que se tiene algún testimonio, por supuesto, pero nunca es suficiente. Ahora mismo, a raíz de esta serie, muchos de ellos son citados, pero no pudieron ser entrevistados. Es algo que duele mucho.
Es por ello que cuando llega esta propuesta maravillosa de la presidencia, nosotros sugerimos hacer una serie documental sobre cine, y, como conllevaba un límite de capítulos, solo seis, pensamos que el tema debía ser la relación del cine con las artes, algo que no se había hecho antes”.
-¿Cómo fue la selección de los temas y de los respectivos realizadores?
-“El proceso ha sido muy bonito. Lo primero que hicimos fue enlazar personas a temas. Crear esas uniones desde el comienzo fue estimulante. Entonces, conectamos directores con guionistas y luego el equipo técnico, algunos de los cuales nunca habían trabajado juntos y ahora ya son amigos. Por la formación que tengo, sé la importancia que tienen los guionistas a la hora de pensar un proyecto y por eso decidimos que cada capítulo tuviera un guionista a cargo. Tuvimos la alegría de poder trabajar entonces con Nuri Duarte, Laura Conyedo, Natalí Cardet, Eduardo Eimil, Lisandra López, Lil Romero y Fabián Suárez. De los siete, cinco son graduados de la Cátedra de Guion de la Escuela Internacional de Cine y TV (EICTV). Ellos fueron vitales y ayudaron mucho, sobre todo en el trabajo previo de investigación y de conformación de los guiones.
En cuanto a los directores, procuramos que hubiera un equilibrio -son tres hombres y tres mujeres, unos tienen larga historia en el cine como Granados o Manuel Jorge, otros comienzan a hacerse camino.
De este modo, tenemos a Ernesto Granados, dirigiendo el capítulo dedicado a las artes visuales; Deymi DˈAtri, el de los carteles; Manuel Jorge Pérez, el de danza; Rigoberto Jiménez, el de música, Marta María Borrás, el de Arquitectura; mientras que en el documental acerca de la relación de la literatura con el cine, la dirección es mía.
En el proceso de rodaje también logramos unir diferentes generaciones. Junto a directores noveles, trabajaron personas que llevan toda su vida dedicada al cine. Gente que merecerían su propio documental también. Para nosotros fue una felicidad poder contar con Magaly Pompa, maquillista gloria del cine cubano, y poder compartir, por ejemplo, la experiencia de Tessa Hernández y Rafael Rosales, asistentes de dirección con más de 30 años de experiencia, solo por citar algunos nombres.
Lograr esa mezcla de gente que son la historia misma, con otros que son la historia que comienza, nos dio ilusión porque pienso que son generaciones que, si no hubiera sido por este proyecto, no se hubieran agrupado”.
-Filóloga, guionista, profesora de esta especialidad y gran amante de la escritura, ¿cómo le fue al tratar de resumir en 27 minutos los vínculos de la literatura con el cine?
-“Ha sido muy difícil porque hay muchas obras cinematográficas cubanas que se han inspirado en la literatura. Con Fabián Suárez, también guionista del capítulo, nos rompíamos la cabeza tratando que la lista no fuera excesivamente extensa porque el tiempo no alcanzaría. Un documental no solo lleva fragmentos de las obras, sino también intervenciones sobre ellas, opiniones de los escritores acerca de cómo enfrentan el tránsito de la literatura al guion, comentarios sobre las adaptaciones. O sea, que no es solo citar obras, sino hablar un poquito de todo y el tiempo es una gran limitante. Al final hemos tenido que sintetizar mucho y ha sido doloroso, aunque espero que quede bien y guste para que las personas se queden con las ganas de ver un poco más. Siempre es mejor quedarse con ganas de ver más”.
-¿Como directora general de la serie qué propósitos se ha trazado con la misma?
-“En realidad, nosotros teníamos una idea muchísimo más amplia. En el cine cubano hay muchas cosas maravillosas que no se han historiado, no se han tocado. Pequeñas historias, técnicos, géneros, tendencias, apropiaciones. Pero, como todo tiene un límite, en este primer intento nos concentramos en la relación del cine y las artes. Seis temas, seis capítulos.
Es una primera exploración que ojalá pueda continuar. Esta serie sigue ciertas pautas estéticas, pautas temporales que restringen y aportan un determinado ritmo; la pauta de los temas. Son varios elementos que, de algún modo, construyen una unidad. Hay mucho más material, muchas historias por hacer que no caben en 27 minutos, pero al menos es un intento para tratar de ofrecer alguna luz y agrupar testimonios que son vitales para nuestra historia y, de este modo, darnos la importancia que merece nuestra cinematografía.
-¿Cómo ha visto desarrollarse esta colaboración del ICAIC con los colectivos de creación y de estos entre sí?
-“Creo que la colaboración entre el ICAIC y las productoras independientes ha sido algo muy bueno, muy positivo y es finalmente aceptar una realidad que ya existía desde hace mucho tiempo. Fue algo por lo que los cineastas lucharon mucho y, de hecho, tiene relación con lo que estamos viviendo ahora respecto al Fondo (de Fomento del Cine Cubano) y a todas las estructuras nuevas que se han creado en el ICAIC, las cuales apuntan en el futuro a una revitalización de la industria; pero de la industria del cine cubano, no solo de la industria ICAIC, sino de la cinematografía nacional. Esperamos que eso suceda.
Quisiera pensar que todos estos procesos van a marcar un antes y un después, no sólo por esta serie; la película coral de ficción que está dirigiendo Fernando Pérez o la serie de cápsulas con clases magistrales sobre cine que produce Wajiros Films, sino también por las películas ganadoras del Fondo. Todas estas producciones forman parte de un mismo espíritu, así que creo que lo que está sucediendo ahora -y que es completamente nuevo- es algo que da esperanzas”.
Tomado de: Cubarte