Recientemente el canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, volvió a referirse al verdadero significado para Cuba de la fecha del 20 de mayo.
Lo había hecho el pasado año, cuando el Secretario de Estado era el republicano, Mike Pompeo, y repitió su argumentación este 2021 cuando el demócrata Antony Blinken festejó el 20 de mayo como la fecha de la independencia cubana.
El pasado año Bruno Rodríguez fue tajante: El Secretario de Estados de los Estados Unidos miente. Los cubanos no celebramos el 20 de mayo. Es una fecha festiva sólo para quienes guardan pretensiones de dominación imperialista sobre Cuba.
Este año el Canciller cubano puntualizó con igual firmeza que el Secretario de Estado, representante del imperialismo, celebra la fecha del 20 de mayo de 1902, en la que su país impuso en Cuba un gobierno neocolonial, sin poderes soberanos y subordinado a Washington bajo el yugo de la Enmienda Platt.
Recordó Bruno Rodríguez que la verdadera independencia de Cuba se alcanzó en enero de 1959, y precisó que si los propósitos de Estados Unidos fueran honestos, debería el Secretario de Estado Blinken sentir vergüenza de que su gobierno fortaleciese el bloqueo económico contra Cuba durante la presente pandemia.
Y agregó el Canciller cubano: podría empezar por levantar las 243 medidas que impuso el expresidente Donald Trump, las cuales provocan carencias y sufrimientos a las familias cubanas.
Bruno Rodríguez, en un mensaje posterior, reveló que los daños por el bloqueo de Estados Unidos a Cuba provocaron durante el último quinquenio pérdidas por 17 mil millones de dólares, cifra que supone un costo diario de entre 12 y 15 millones de dólares a la economía cubana.
Y yo recuerdo por haber grabado en Radio Habana Cuba los testimonios telefónicos de solidaridad con Cuba y de rechazo a Washington de numerosas personalidades de Nuestra América cuando el 20 de mayo de 1985 el gobierno de Estados Unidos, presidido entonces por el republicano Ronald Reagan, inauguró las ilegales transmisiones hacia Cuba de una emisora de radio a la cual los imperialistas y la mafia anexionista de Miami bautizaron con el nombre de José Martí.
Fue otro hecho imperdonable cometido por Washington contra un pueblo que ha resistido más de sesenta años de bloqueo, y tiene en el pensamiento y la obra de José Martí el símbolo más alto de su batallar histórico.
De ahí el justo rechazo del Canciller Bruno Rodríguez a que los gobiernos de Estados Unidos festejen la fecha del 20 de mayo, marcada por la injerencista Enmienda Platt impuesta a Cuba en 1902, y la repudiable afrenta de 1985 a José Martí, de quien heredamos su amor a la Patria, asi como la rebeldía, la dignidad y el antiimperialismo, sentimientos forjados por el Apóstol de la independencia cubana en las propias entrañas del imperio yanqui.