Un equipo multidisciplinario integrado por más de 40 especialistas, del Instituto de Nefrología y de otras instituciones médicas de La Habana, desarrollan un estudio sobre las secuelas renales de la Covid 19 —en 92 pacientes vivos y un grupo de autopsias—, mediante el cual son analizadas alteraciones renales que servirán de base para la valoración evolutiva de los pacientes.
De acuerdo con el Doctor en Ciencias (Cs) Raúl Herrera, coordinador del grupo de trabajo —junto con el director del Instituto de Nefrología, el Dr. Guillermo Guerra, y el Dr. Miguel Almaguer—, todo parece indicar que, en la fase de latencia o crónica que deja la enfermedad, las personas afectadas por el Sars-Cov-2 tienen una frecuencia mayor de padecimiento renal crónico que las supuestamente sanas.
En estos momentos —precisó el experto, especialista de Segundo Grado en Nefrología—, nuestro equipo, conformado por epidemiólogos, bioquímicos, patólogos y nefrólogos, está terminando de procesar los datos del estudio que se hizo a los seis meses de egresados a los pacientes que participan en la investigación, quienes estuvieron afectados por la pandemia inicialmente. También comenzamos a estudiar a estos pacientes al año de haber sido egresados para verlos en dos momentos de su evolución post-egreso.
Asimismo, explicó que cuando los enfermos de Covid fallecen hacen lo que se llama un síndrome de daño multiorgánico. “El virus ejerce un efecto tóxico, no solo sobre el pulmón; esta es una enfermedad sistémica. Significa que el virus va por la sangre y afecta a todos los aparatos y sistemas, a todos los órganos vitales.
“Por lo tanto, el Sars-Cov-2 provoca daños en el paciente durante la fase activa y luego esos órganos quedan con determinado nivel de vulnerabilidad, pues además del efecto directo del virus, está la inflamación aguda que provoca, por la llamada tormenta de citocinas.
“Igualmente, durante la fase de criticidad del paciente ocurren diferentes fenómenos como el déficit de oxigenación, el descontrol de su hemodinámica, de la presión arterial, la presencia de infecciones y los trastornos de la coagulación, que favorecen el síndrome de daño multiorgánico”.
En este sentido —añade—, los que egresan vivos, de acuerdo al nivel de gravedad, lo hacen con diferentes grados de vulnerabilidad de los órganos vitales. Y eso conforma secuelas, que es lo que estamos estudiando.
Y quizás, un elemento importante a pensar, es cómo se comportarán estas secuelas en la ola actual, en que el virus parece tener un grado mayor de contagiosidad y un mayor grado lesional, subrayó el Doctor Herrera.
“Obsérvese cómo está incrementada la letalidad de los pacientes. Habrá que ver después qué grado de comorbilidad tienen los que egresan, pues los casos que forman parte del referido estudio en curso se infectaron en la fase inicial de la pandemia, que fue relativamente benigna en su comportamiento en comparación con la que nos está afectando ahora”.
El experto también explicó que la Covid 19 tiene dos fases, una activa de la enfermedad y otra posterior de latencia en la que un grupo de personas, acorde al nivel de intensidad con que la haya sufrido, sufre diferentes secuelas, entre ellas, las renales, neurológicas, cardíacas, entre otras.
(Tomado de Cuba en Resumen)