Por Cristian Martínez González, estudiante de Periodismo
Este 19 de mayo, la Academia Cubana de la Lengua (ACUL) cumple 95 años de creada. Desde aquel lejano 1926, agrupa entre sus miembros a reconocidos intelectuales cubanos, de la talla del filósofo y escritor Enrique José Varona, quien fuera el primer director de la institución.
El itinerario de la ACUL, en la búsqueda constante de una sede propia, es sorprendente. Desde 2010 radica en el edificio Santo Domingo (3.er piso), en el Centro Histórico de La Habana pero, ya lo adelantábamos, no siempre nuestra casa de las palabras residió ahí…
Una de las voces más representativas de las letras hispanoamericanas es, sin dudas, la de la poetisa cubana Dulce María Loynaz, quien fue electa miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras en 1951, integrante seis años después de la ACUL y académica correspondiente de la Real Academia Española desde 1968.
Fue Dulce María Loynaz, la autora de la célebre novela Jardín (1951) y del conocido Poemas sin nombre (1953), una de las grandes cultoras del buen uso del idioma. Admirable es un adjetivo que quizás no exprese en su justa medida la consagración de esta escritora, quien también fue directora de la ACUL desde 1983 a 1995.
Su profundo amor por la lengua materna alcanzó una dimensión mayor al ofrecer, desinteresadamente, su casa para que tuvieran lugar allí las sesiones de la conocida institución, celosa veladora de la variante cubana de la lengua. Desde 1976 hasta épocas recientes, la Loynaz acogió en su domicilio de El Vedado, en 19 y E, la sede de la ACUL, para contribuir así con la salvaguarda de una institución que es «Letra y espíritu».
La entrañable académica ostentó durante su larga vida (1902–1997) innumerables honores, tan merecidos como el Premio Nacional de Literatura (1987) y el Premio Miguel de Cervantes (1992), el mayor galardón que se entrega en la lengua española. Por eso, hoy suscribimos las palabras de la escritora española Concha Espina, quien, sobre Dulce María Loynaz, expresó:
«Gracias mil veces por el ejemplo y la gloria que nos procuras honrando esta caudalosa lengua, acreditada como la más erguida en el mundo para hablar con Dios, y sin duda por eso ofrecida a tu numen preclaro, transido de fe en cuanto existe bajo el pulso más noble y misterioso de la divina y humana naturaleza».
La ACUL hoy
Actualmente, bajo el liderazgo de Rogelio Díaz Coronel, la ACUL desarrolla un sobresaliente trabajo en defensa de la lengua y en la salvaguarda del español de Cuba. Así lo constató, en febrero de 2020, durante su más reciente visita a nuestro país, Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española y presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española, quien expresó: «Acabo de recibir los informes de trabajo de la Academia cubana y realmente la palabra que mejor me sale es admirable».
Entre otros significativos proyectos en los que colabora la Academia, como el Diccionario de la lengua española, el Diccionario fraseológico panhispánico y el Diccionario histórico de la lengua española, esta corporación escudriña sus fondos documentales en el empeño por realizar la historia de la ACUL, que próximamente cumplirá un siglo de creada, en tanto trabaja en obras como el Diccionario infantil de la Academia.
Asimismo, coordina el diseño de una política lingüística en Cuba, la cual contribuirá a darle lustre a un tesoro compartido con más de 580 millones de hispanohablantes: el español. En febrero de 2020, Miguel Díaz-Canel, Primer Secretario del PCC y presidente de la República, durante una reunión con profesores de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona (de La Habana), exhortó al establecimiento de una política lingüística amplia que trabaje en todos los ámbitos. En este sentido, conducirla y materializarla en acciones será una tarea impostergable de la Academia Cubana de la Lengua, que cumple este 19 de mayo 95 años de fundada.
(Tomado de Juventud Técnica)