En la cultura visual moderna, el símbolo-logotipo, es, quizás, uno de los medios de comunicación gráficos más recurrentes y con mayor pertinencia en la identificación e identidad de productos, servicios e instituciones sociales y políticas, entre otras. Sin embargo, a diferencia de otros medios de comunicación y obras de arte, su importancia y recurrencia perceptiva en la población mundial en general y en la de un país en particular, casi nunca va asociada con la de su creador, sea este un artista plástico o un diseñador gráfico. Este es el caso, en nuestro país, del autor del símbolo-logotipo del Partido Comunista de Cuba. De ahí que a las puertas de la celebración de su Octavo Congreso, el citado logotipo vuelva a presentarse con cierta insistencia y modificaciones en su diseño original en nuestros medios de comunicación impresos y televisivos. Y de ahí, también, que a medio siglo de su concepción, aproximadamente, sea más que propicio el momento para sacar a su autor, el artista plástico Orlando Yanes, de un cuasi anonimato, y comentar ciertas particularidades estético-comunicativas de su propuesta gráfica.
Yanes fue uno de los tantos artistas cubanos residentes en el extranjero ―en Francia, en su caso―, que al triunfo de la Revolución cubana, en enero de 1959, regresó a su país. Fue profesor de la Escuela de Artes Plásticas en la recién creada Escuela Nacional de Arte (ENA). Con la creación del Partido Comunista de Cuba en octubre de 1965, se le encomendó la concepción de su símbolo-logotipo, el cual también promocionó la campaña de divulgación de su Primer Congreso, efectuado en 1975, bajo el lema: “Al Primer Congreso por Nuevas Victorias de la Patria y el Socialismo”. Su propuesta, grosso modo, se caracterizó por asumir la línea realista presente en esta función desde la República, aunque modificando su contenido simbólico, al representar en silueta una concentración popular con los fusiles y machetes en alto; dos banderas coronan el mensaje: la Roja del proletariado internacional y la enseña nacional de la Estrella Solitaria. Con excepción de las tres franjas azules de nuestra bandera, el resto de los elementos de la composición se presentan en rojo y negro, colores históricos del Movimiento 26 de Julio. En su diseño, Yanes se influyó de la llamada fotografía épica de inicios del proceso revolucionario, que tuvo entre sus temáticas centrales dichas concentraciones populares, perpetuadas por la lente de una pléyade de fotógrafos cubanos cuya obra alcanzaría relieve internacional. Cierra el contenido del símbolo-logotipo las siglas en alta del Partido Comunista de Cuba (PCC). Hasta la Gráfica Siempre.