Por Bill Hackwell */ Resumen Latinoamericano
El 9 de abril falleció Ramsey Clark en Nueva York, a la edad de 93 años. Hoy las personas y los movimientos amantes de la justicia y la paz en Estados Unidos y de todo el mundo están de luto. Hemos perdido a un hombre que luchó incansablemente en apoyo de la justicia, la igualdad y contra el afán de las guerras interminables.
Ramsey Clark, hijo de un juez del Tribunal Supremo, fue un abogado que comenzó su carrera de 8 años en 1961, en el Departamento de Justicia de EE.UU, donde ayudó a redactar la histórica Ley de Derechos Civiles de 1964 y 1968 y la Ley de Derecho al Voto de 1965, convirtiéndose en Fiscal General de EE.UU. en 1967. Durante este tiempo se enfrentó al establishment prohibiendo que se escucharan las conversaciones telefónicas de los movimientos progresistas, pidiendo la abolición de la pena capital y prohibiendo las ejecuciones federales.
Ramsey podría haber permanecido fácilmente en los círculos de la clase dirigente en los que había nacido, pero una vez fuera del gobierno estadounidense se convirtió en una voz contra sus políticas que no podía ser ignorada. En su lugar, optó por ser un faro de apoyo inequívoco a los pueblos del mundo, viajando literalmente a más de 100 países en misiones de investigación y liderando delegaciones humanitarias. Voló incansablemente a las naciones que estaban en la mira del Pentágono, a veces incluso cuando las bombas empezaban a caer.
Las sanciones como arma de guerra
Es casi imposible enumerar todos los países y pueblos por los que Ramsey Clark dio la cara, pero tal vez su papel en ayudar a sacar a la luz los 12 años (entre la primera Guerra del Golfo y el ataque a gran escala en 2003) de sanciones contra Irak sea el más ilustrativo a la hora de mostrar la crueldad que provocan las sanciones con sus secuelas de miseria y muerte. Durante ese tiempo, Ramsey fue a Irak una y otra vez para evidenciar el enorme daño que provocaban.
En febrero de 1996 tuve el honor de acompañarle como fotógrafo en una delegación para documentar sobre el terreno las pruebas de un informe elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación que afirmaba que 567.000 niños iraquíes habían muerto como consecuencia de las draconianas sanciones económicas aplicadas en sólo 5 años.
Fuimos de hospital en hospital prácticamente vacíos donde los médicos nos informaron que los niños morían de disentería evitable porque ni siquiera podían conseguir o producir simples pastillas de hidratación, enfermedades que habían sido eliminadas reaparecieron debido a las pésimas condiciones.
Antes de la guerra Irak tenía el sistema médico más moderno de Oriente Medio. Fuimos testigos de una fábrica farmacéutica que permanecía inactiva porque no podían conseguir el material necesario para fabricar medicamentos. Las aguas residuales desembocaban en el río Tigris a través de plantas sanitarias bombardeadas que no podían conseguir piezas de repuesto para volver a funcionar. En todos los lugares a los que fuimos, desde los funcionarios del gobierno hasta la gente de la calle, era evidente el nivel de respeto y amor que la gente de Irak y de todo Oriente Medio sentía por Ramsey.
En la actualidad, Estados Unidos ha impuesto sanciones a más de 20 países por el delito de insistir en su independencia. Ramsey Clark se opuso a todas las sanciones y dijo: «La anarquía y la crueldad de las sanciones mortíferas deben ser reconocidas como un genocidio y un crimen contra la humanidad y deben ser prohibidas.»
Apoyo a la autodeterminación en América Latina
A lo largo de los años, Ramsey desempeñó un papel importante liderando delegaciones y participando en eventos en toda América Latina y el Caribe, incluso contra los Contras en Nicaragua financiados por Estados Unidos durante los años de Reagan, hasta reunirse con Hugo Chávez como líder de la Revolución Bolivariana en Venezuela, con los zapatistas en Chiapas, y apoyar al FMLN en El Salvador.
Ramsey se opuso activamente al bloqueo de 60 años de Estados Unidos a Cuba y pidió el cierre de la base naval estadounidense ocupada ilegalmente en Guantánamo y la devolución de las tierras al pueblo cubano. Se implicó en la lucha para enviar a Elián González a casa con su padre y en la prolongada campaña para liberar a los 5 cubanos de las cárceles estadounidenses. En reconocimiento a su entrañable e inquebrantable apoyo, Ramsey recibió la Orden de la Solidaridad concedida por el Consejo de Estado de la República de Cuba en noviembre de 2013 durante el IX Coloquio en Holguín, colocada en su pecho por las madres de los cinco Héroes cubanos.
El presidente cubano Miguel-Díaz Canel Bermúdez al conocer la noticia publicó en la red social tuiter. «Lamentamos la muerte de Ramsey Clark, ex fiscal general de Estados Unidos. Honesto y solidario, nos acompañó en batallas cruciales y fue crítico con las grandes injusticias cometidas por su país en el mundo. Cuba le rinde un agradecido homenaje».
Fernando González, Presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) añadió: «Ramsey fue un amigo sincero y fiel de Cuba. Compartimos ideales comunes en relación con los derechos civiles y humanos y la defensa de causas justas como la de Palestina… Cuba nunca olvidará a un amigo tan leal como Ramsey Clark».
El activista antibélico Brian Willson dijo en Facebook desde Nicaragua algo que nos demuestra a muchos sobre el modelo de hombre que fue Ramsey Clark: “Para una generación de activistas, era alguien que desafiaba al poder diciendo la verdad, tranquilo y humilde, pero con una convicción implacable”.
*Bill Hackwell. Fotorreportero estadounidense, coeditor de Resumen Latinoamericano en inglés.
(Tomado de Cuba en Resumen)