La pandemia de la covid-19 ha obligado a que la mayoría de las celebraciones sean solo en el espacio virtual. La XXII Bienal Internacional de Humorismo Gráfico, 2021, a celebrarse del 11 al 14 de abril, deberá respetar el distanciamiento impuesto por el coronavirus. Con el lema del “Humor nos acerca” crecen las posibilidades de participación digital, que ya no es vía exclusiva del Premio Tomy.
El Premio Tomy de humor político celebra su primera década de vida, pues nace a propósito de la XVII Bienal Internacional de Humorismo Gráfico en 2011. El Premio recuerda al gran caricaturista y al cubano de monte y ciudad. Tomy salió de su Barajagua, en Holguín, en el oriente cubano, a recorrer el mundo con sus trazos, pero no abandonó la candidez de quien fuera alfabetizador o de quien quiso ser piloto. Tomy fue un reconocido dibujante que preservó la sencillez del hombre de tierra adentro.
Su muerte en 2010 provocó en sus colegas, la necesidad del homenaje desde la fiesta bienal de los trazos porque fue una de esas almas que le imprimió sus colores. Tomy se encargó de organizar la pintada del gran mural de la Bienal del Humor durante varias ediciones del evento.
Un mural que se renueva cada año entre los dibujantes nacionales y los jurados internacionales. Y es el apretado espacio físico para cantar a la paz, divertirse con el chiste del otro y para estar juntos en una armónica confluencia de líneas y colores provenientes de nacionalidades bien distintas.
Tomy definía el espacio que dibujaría cada participante y se ocupaba de la terminación de la obra colectiva. Y todo eso, el día inaugural, como parte de la celebración del pueblo de San Antonio de los Baños. Esa es una de las razones del homenaje.
Por otra parte, el concurso de humor gráfico ya exigía insertarse en el mundo digital. Muchos potenciales participantes solicitaban la posibilidad del envío de sus obras por correo electrónico. Y hubo una alborada en diciembre de 2008 cuando un periodista iraquí, Muntazer Al Zaidi, lanzó sus zapatos a G.W..Busch durante una conferencia de prensa en Irak.
El hecho trascendió como un símbolo de lucha contra el crimen imperial, y la XVI Bienal de Humorismo Gráfico de 2009 lo interpretó, además, como el mejor acto de humor al convertir zapatos en misiles para exigir justicia. Entonces se organizó una convocatoria que funcionó vía digital, para que los dibujantes enviaran obras que interpretaran el hecho, luego se seleccionaron las mejores y se imprimió un juego de postales testimoniales del hecho.
En la cita de 2011 se intentó hacer justicia, otra vez, desde el humor político, al tiempo del gran concurso “Eduardo Abela” pero con envío exclusivo de las obras por la vía digital. Con la selección de las mejores se montó una de las exposiciones de la XVII Bienal. En esa ocasión, se premiaron las obras que mejor interpretaron la significación del injusto bloqueo estadounidense a Cuba.
Aquel guajiro de Barajagua que defendió el humor político, condenó el bloqueo norteamericano y se adaptó muy bien a la era digital, era quien nos invitaba desde su impronta. Recuerdo fragmentos de una entrevista donde habló de las posibilidades inmediatas de comunicación que le ofrecía el mundo de la internet donde reconocía que sin ser especialista, se insertó donde todo fluía más rápido. Esas fueron razones esenciales para el nacimiento del Premio Tomy.
En 2013, en la segunda edición de la convocatoria exclusiva de humor político, se premiaría a la obra que mejor expresara la manipulación mediática de la realidad cubana con la referencia al caso de los cinco luchadores antiterroristas cubanos que permanecían injustamente encarcelados en los Estados Unidos, y uno de ellos, Gerardo Hernández Nordelo, era caricaturista. En esa ocasión se hicieron todas las gestiones para que Nordelo que recibía correspondencias en la cárcel pudiera evaluar las obras como parte del jurado en la distancia pero esas, no les llegaron a tiempo para el concurso.
“Dicha grande” al decir de Martí, que para la tercera edición de celebrarse el Premio Tomy en 2015, ya Nordelo, el caricaturista, disfrutó de la XIX Bienal y presidió el jurado, junto a Adán Rodríguez (Adán) y Arístides Hernández (Ares). La justicia se alzaba y premiaba a los caricaturistas que habían hecho suya la máxima martiana de que “honrar, honra”.
El Premio Tomy de humor político propició a la XVII Bienal Internacional de Humorismo Gráfico, en 2011, insertarse en el mundo digital, lo cual ya era ineludible. Pero lo más importante es que, a la altura de la XXII Bienal Internacional de Humorismo Gráfico, 2021, el Premio Tomy de humor político contribuye a defender la soberanía desde el discurso gráfico contrahegemónico, antimperialista y de izquierda. Como Tomy, el premio homónimo invita a compartir la comunicación desde el compromiso con el futuro de los pueblos.