Tras ser identificado por sus valores historicistas, un documento desprovisto de intervenciones artísticas y recursos estéticos es redimensionado por el arte y el talento. Erigido en virtuosas texturas e imprescindibles núcleos cinematográficos, es obrado con pensadas retóricas, esenciales narrativas y aquilatados discursos, fortalecidos con los muchos íconos que deambulan en sus dominios.
Con estos anclajes —no los únicos— construyó su documental El día más largo (2011) la cineasta cubana Rebeca Chávez, presa de la emoción al identificar el valor del pliego televisivo, edificado como otro discurso cinematográfico, como un texto de evocaciones, apuntes históricos y agudo simbolismo. Se trata de una entrevista realizada al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz el 4 de enero de 1959 por el periodista Luis Navarro, corresponsal de la Cadena CMQ Televisión, en Camagüey.
El diálogo, tras un arduo trabajo de restauración, revela la trascendencia de las palabras de un protagonista excepcional. No solo por la estatura intelectual y moral del testimoniante, sino también por los argumentos que presenta, esenciales en la historia de la nación cubana.
En esta pieza documental, la autora fílmica subrayó, erguida por la pasión, por la autenticidad de sus palabras-documento, que el triunfo del Ejército Rebelde el 1 de enero de 1959 marcó una ruta sellada por los valores humanistas, heredados de José Martí.
Rebeca Chávez, autora de los filmes Nacha Guevara (1978), Buscando a Chano Pozo (1987), Con todo mi amor, Rita (2000) y Cuando Sindo Garay visitó a Emiliano Blez (2002) entabla un discurso en el que la imagen es texto sustantivo, ejemplar ejercicio de escritura histórica.
De la misma manera, Entre el Arte y la Cultura (2004), de la serie documental Cuba: Caminos de Revolución, contempla estos atributos.
La documentalista se apropia en este filme de la iconografía de la Revolución cubana, construye simbologías y contextualiza los hechos con fotos y videos clásicos, fortalecidos por la envoltura de imágenes inéditas. Son recursos esenciales para legitimar su puesta cinematográfica, elevar su veracidad y rigor histórico.
Esta obra resulta una ejemplar retrospectiva de hechos, cuando evoca los iconos de la gesta liberadora en trazo sentido, en letra fílmica de acusada sobriedad narratológica. Escribe su fotografía desde las esencias estéticas, conceptuales, discursivas de los grandes creadores que acompañaron el período fundacional de la Revolución cubana: Korda, Liborio Noval, Osvaldo Salas, entre otros.
En los inicios de este discurso fílmico —a manera de apuntes— el documental revela la presencia de los líderes de la lucha insurreccional que tuvo su base de operaciones en los predios de la Sierra Maestra. El Che, Camilo, Raúl, Vilma, Celia son los protagonistas del primer tiempo. Son presentados por la realizadora en cuidadas escrituras, en acusados tiempos, en justificados encuadres de un montaje trazado con esbelto ritmo, empinado discurso.
Resulta significativo un esencial capítulo de esta obra: Fidel es un doble narrador. Sus palabras frescas, apasionadas, sentidas, se revelan como un texto documento, una voz que narra los hechos y la historia de aquellos primeros días, decisivos para el curso de la nación. Pero, el líder de la Revolución cubana, es también el narrador cinematográfico, el conductor fílmico, el protagonista excepcional.
La avanzada victoriosa de las tropas comandadas por el Che, Raúl y Camilo, la huida del dictador Fulgencio Batista, la convocatoria de la Comandancia Rebelde para una huelga general apoyada por el pueblo y la traición del General Cantillo, son asuntos que el narrador fílmico revela en el prólogo del documental y en toda la obra. Avista así su don de la oratoria, sus sentidas palabras y el compromiso con los ideales impulsores de la Revolución.
El día más largo evoluciona con las palabras de Fidel, con nuevos bocetos argumentales jerarquizados en sustantivas ideas enfocadas al recuerdo de los compañeros caídos, al sentido moral y humanista de esa gran hazaña, al rol del pueblo que acompañó a los rebeldes hasta la definitiva victoria, anclada en los principios martianos.
Nuevamente los planos y encuadres apuntan hacia una mayor relevancia del personaje protagónico, fortaleciendo lo sobrio de sus palabras, lo esencial de sus intervenciones. La pantalla emerge viril con las huellas de ralladuras, los atuendos de colores pretéritos, las suciedades que la humedad firma en los cuerpos del celuloide. Este dejar en la película fortalece lo documental. Tras más de cincuenta años de “olvido” el tiempo ha “pintado” en sus núcleos y rebordes.
Es parte del valor del filme las otras vestimentas narrativas que lo singularizan, los otros recursos expresivos redimensionados. Es la historia signada por las estelas del arte, por el oportuno texto de una autora cinematográfica caracterizada por el rigor, la búsqueda del valor humanista, del preciso mensaje. Son los subrayados del género cuando sus creadores entienden e interpretan las esencias.
Narrar desde la voz y la imagen del Comandante en los días previos a su llegada victoriosa a La Habana es parte de la encomienda de El día más largo. Un aporte significante para la historia de Cuba, tejida de cronologías, de pasajes que los historiadores y la propia filmografía documental han escrito en muchos cuadros de sustantivos planos.
Fidel se nos revela emocionado, gesticulador, seguro de sus palabras y sus ideas. Completa sus apuntes con la toma de La Cabaña comandada por el Che, la irrupción moral de Camilo en el campamento militar La Columbia y la entrada victoriosa de Raúl en el cuartel Moncada.
Rebeca escribe la historia de esos días, de esas horas con un narrador cuyo liderazgo está fortalecido por la materialidad de sus palabras, por la concreción de sus compromisos. Los argumentos y reflexiones de este medular testimonio son puestos por la realizadora documental en la estela del tiempo, en el ángulo de lo logrado por más de 57 años de épica humanista.
Al excepcional protagonista-narrador lo dibuja desde la sobriedad del montaje, subraya sus palabras como discurso medular del filme documental; lo acompaña con toques de historia, con los recursos del archivo fílmico construido desde la verdad, que el tiempo confirma y legitima con la evocación.
No es casual, la documentalista deja para el último tercio del material las sentidas palabras de Fidel para el pueblo y sus muchos héroes. Son los argumentos de un líder excepcional que hizo suya la dignidad y el sentido del deber como predicas máximas. En un último gran corte la documentalista se apropia del reservorio audiovisual de la nación, fortalecido posteriormente por los cineastas del ICAIC, la gran casa donde tejieron sus narraciones fílmicas.
Con imágenes reconstruidas, redimensionadas en El día más largo, Rebeca Chávez acompaña al Comandante en Jefe. Fortalece sus hondas argumentaciones, sus erguidas metáforas de hombre curtido en la lucha, convoca también a los acordes del Quinteto Rebelde, narradores y cronistas de ese período glorioso. Un hermoso cierre, que no se abstrae del bullicio victorioso, de la alegría del pueblo ante la entrada de los Rebeldes a La Habana.
Frente a esta pieza fílmica de sobria factura, erigida para el fortalecimiento de los hechos, del conocimiento, la memoria, imprescindibles para el curso orgánico de la sociedad y el futuro de la nación cubana, los lectores entablarán un dialogo de interpretaciones y emociones.
El documental pone en primer plano la necesidad de articular la historia con el presente-futuro; subraya que sus actores han de ser filmados, jerarquizados, socializados, y reafirma la necesidad de documentar lo transcendente de cada momento, cada espacio, cada hecho medular.
Ficha técnica
Título: El día más largo, directora: Rebeca Chávez; productora: Celina Morales; fotografía: material de archivo; música: Quinteto Rebelde; sonido: José Galiño; edición: Kenia Velázquez; productora: ICAIC; país: Cuba; año: 2011.
Tomado de Cuba en Resumen