La radio es un amigo leal que acompaña al oyente en todo momento. No importa la hora en que se acceda a su frecuencia, siempre hay una persona disponible, detrás del micrófono.
Una de sus virtudes más ilustres, es su ubicuidad; es decir: su capacidad para que el oyente pueda escucharla y realizar cualquier tarea al mismo tiempo.
También es un medio de comunicación inmediato, certero; y su programación está diseñada para cubrir todos los segmentos de público. Por ello, en su diversidad y dinamismo, responde a una infinita variedad de gustos estéticos.
En Pinar del Río la radio acaba de llegar a su aniversario 90, y algunos se cuestionarán si el medio ha envejecido por tantas décadas a su espalda, con las nuevas tecnologías y el internet recelándole el camino.
Lo cierto es que ella, el medio más personal que existe, ha usado el universo cibernético en su beneficio, adaptándose a él de la manera más espontánea y asequible.
Cada emisora en el territorio puede trasmitir no solo desde su plataforma tradicional, sino en audio real en la web. Así, nuestra señal sonora torna su cobertura nacional en global: escuchándose en cualquier parte del mundo, desde celulares y smartphones.
La aparición del podcast (archivo de audio) ha posibilitado la audición de la señal diferida, lo cual se traduce en un oyente que puede acceder en internet a los contenidos radiales, según su tiempo personal y preferencias. Es él quien decide cuándo y qué escuchar; y esa libertad de elección fortalece aún más el vínculo y la complicidad entre la radio y sus destinatarios.
Los sitios web de las emisoras amplían sus contenidos noticiosos y culturales más allá de la parrilla de programas habitual. Publican servicios de interés, videos de los programas en vivo, entrevistas a los radialistas o a los invitados de los programas, música y videoclips, entre un sinnúmero de propuestas multimediales que dan imagen al sonido. Sí, precisamente, la radio está dejando de ser solo ondas sonoras atravesando el éter, para alcanzar una proyección bisensorial, en la medida que otorga apariencia visual a esa sonoridad.
Asimismo, ha ganado correlación con sus públicos gracias a su inclusión en redes sociales, donde analiza la opinión de los oyentes, su nivel de interacción con los contenidos publicados y traza estrategias para resultar atractiva, osada, y para acercarse más a esos radioescuchas o ciberoyentes.
Ya sea en su formato tradicional o en su nueva naturaleza digital, la radio está mirando al futuro, amoldándose a él: 90 años de vida le han otorgado experiencia e innovación.