Por Esther De la Cruz Castillejo
Luis Manuel Quesada Kindelán tenía apenas 18 años cuando nació Radio Rebelde, la emisora que cada noche, con sigilo, sintonizaba casi todo el mundo en Victoria de las Tunas.
Y no es que hoy, cuando la sólida estación cumple 63 años al aire, haya perdido oyentes, todo lo contrario. Pero nadie puede dudar de que en aquellos, sus tiempos de clandestina, los que la seguían sentían, como Luis Manuel, grandes dosis de adrenalina al escuchar la voz privilegiada de Violeta Casals anunciando: “Aquí Radio Rebelde, desde la Sierra Maestra, territorio libre de Cuba”.
Cuentan que, a esa hora, en esta comarca y en casi todo el Archipiélago, la vida parecía detenerse. La gente se reunía en las casas a escuchar, muy bajito para que no se enteraran los chivatos, siempre atentos, o los policías que hacían rondas por las calles justo en ese rato para ver qué “pescaban”.
“En mi hogar se nos fue volviendo un hábito y todos nos poníamos alrededor del radio y con total silencio, a seguir lo que decían. Siempre tomábamos precauciones y había que escuchar desde algún rincón para que no se filtrara nada al exterior.
“Era la manera de enterarnos de la verdad; porque el ejército daba cifras que caían apenas uno o dos soldados y restaban importancia a las victorias de los rebeldes.
“Así pudimos enterarnos de combates importantes y sus resultados, no solo en la Sierra. Y se daba un parte diario de las bajas del enemigo y de las de los barbudos.
“Ya a finales de 1958 sus transmisiones se extendieron a otros sitios del país y en los distintos frentes guerrilleros existían emisoras pequeñas que funcionaban y se encadenaban con Rebelde en las transmisiones de las noches en los 40 metros de la onda corta, que era bastante”.
Desde ese escondrijo y gracias a la emisora del Che, Luis Manuel y los suyos escucharon por primera vez la voz de Fidel Castro, el joven abogado que prometía un país mejor; conocieron de primera mano hazañas del llano y entendieron que Cuba estaba cambiando, porque desde La Plata, en el corazón de la Sierra Maestra, se anunciaban derecho y libertad.
Hoy, la estación que se mantiene “Al ritmo de la vida” está celebrando 63 años de aquella emisión inaugural de apenas 20 minutos. Un tiempo precioso en el que, como Luis Manuel, ha acompañado los pasos de un país y una revolución, pujante y victoriosa.