En un esfuerzo por ganar al menos una parte de la clientela perdida, Roberto Pacheco, cartero de la Zona No. 2, adscrita a la Empresa de Correos en la cabecera provincial, recorría calles del área próxima al Acueducto cerca del mediodía del último domingo de enero.
Un grupo no desdeñable de suscriptores, quienes desde hace más de dos décadas reciben de sus manos los medios de prensa impresos que circulan en Sancti Spíritus, le escucharon, aquella mañana, la información que difundía de tú a tú antes de proceder al cobro: el mes por comenzar traía consigo tarifas menores a las que los hicieron renunciar al servicio en el período precedente.
Era de esperar. Que de algo más de 8 pesos mensuales el importe por la entrega diaria de los ejemplares de una publicación súbitamente ascendiera a 42 pesos significaba un cambio de los que espantan el bolsillo. Y si se considera que, como regla, los lectores asiduos estaban habituados a recibir dos, tres y hasta más periódicos, entre los nacionales y el provincial, resulta más entendible la renuncia, que abarcó a varios miles de personas naturales en territorio espirituano.
En febrero ya no serían 42 pesos, sino 34 —en el caso citado—. El anuncio de la modificación ayudó a contener un poco la determinación de preferenciar, en algunos hogares, una publicación por encima de la otra, porque si bien es cierto que los salarios se incrementaron, también lo es que han subido los precios en casi todas las esferas donde se mueve la ciudadanía.
Estaba claro: los periódicos costarían cinco veces lo que antes, al ascender de 20 centavos a 1 peso, pero no fue precisamente ese cálculo lo que asustó a los suscriptores. Lo verdaderamente alarmante fue que, por el porteo, como se denomina al servicio de llevarlos hasta los domicilios, las tarifas de antes se multiplicaran por seis y hasta por ocho, en los casos de la circulación diaria.
Así, en el mes inicial del 2021, cuando todavía muchos no habían cobrado sus nuevos salarios, los más dados a recibir la prensa impresa en sus hogares debieron desembolsar, si estaban suscritos a todos los periódicos que se expenden en la provincia, casi 96 pesos, de los cuales alrededor de 40 quedaban fuera del importe mismo de los ejemplares.
Si lamentable resulta que no todos se enteraran de la rebaja a tiempo, como para reconsiderar su decisión, más deplorable es, incluso, que algunos de los que se enteraron se mantengan bajo el escepticismo en que los sumió el sobresalto. Porque informarse y acceder a materiales de análisis y reflexión por la vía antigua, la única al alcance de muchos, es ya de por sí una elección loable, de esas que debieran estimularse a toda costa.
En el sector estatal la renuncia a un servicio que, bien empleado, debería contribuir a la cultura general de la masa trabajadora, no ocurrió con la misma masividad, pero sucedió. Por fortuna, la rectificación de lo que muchos consideran un bandazo de esos que han abundado a comienzos del año, ayudó a que las administraciones y las secciones sindicales se replantearan el asunto.
Como bien razonan los defensores de las lecturas de textos impresos, no todo el mundo puede abrir la prensa en la versión digital. Incluso hay quienes, con acceso a internet, continúan prefiriendo el olor a tinta y el manoseo de la hoja.
De acuerdo con los datos ofrecidos por la Empresa de Correos Sancti Spíritus, los precios que rigen a partir de febrero están determinados por el número de ejemplares de cada publicación que se entreguen durante el período. Por el porteo de Granma, digamos, que puede traer hasta 26 ejemplares, se cobrarán 10 pesos, y si se trata de un periódico con hasta 22 tiradas mensuales su entrega a domicilio costará 7 pesos.
Una publicación con 14 tiradas en el mes traería consigo el cobro de 5 pesos; y si tuviera entre 4 y 5 tiradas, como en el caso de los semanarios, la tarifa mensual sería de 2 pesos. Para los medios de frecuencia quincenal, mensual, bimensual o trimestral se ha fijado el importe de 1 peso.
Loables resultan las consideraciones para que quienes adquieren más de un periódico u otra publicación cuenten con facilidades, mediante tarifas escalonadas. A partir del importe por un medio de mayor número de tiradas, cualquier otra suscripción de menor frecuencia se cobrará a un peso cada una, según se consigna en las modificaciones.
La Tarea Ordenamiento no puede erigirse en algo así como el coco de los cuentos infantiles. Si defendemos a capa y espada los precios de la comida, por tratarse de algo imprescindible, no es justo que ignoremos cuánto cuesta abrir un periódico en casa para sumergirse en lo escrito. De hacerlo estaríamos negando el valor de la lectura, acto sobre el cual José Martí escribió, entre sus muchas definiciones, que “es como abrir los ojos a la mañana del mundo”.
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