Félix Varela está considerado como uno de los cubanos más sobresalientes, por sus notables aportes a la pedagogía, la ciencia, la cultura. Fue, además, precursor del independentismo y de la conciencia de la identidad cubana, y sentó las bases del pensamiento patriótico que cristalizó en la segunda mitad del siglo XIX.
En El Habanero, periódico que comenzó a publicar en 1824 durante su exilio en los Estados Unidos, escribió: “Hasta ahora el pecado político casi universal de aquella Isla ha sido el de la independencia: todos han creído que con pensar en sus intereses y familias han hecho cuanto deben sin acordarse de que la suerte de la patria, será lamentable si no toman parte en ella los hombres que puedan mejorarla, y aun hacerla feliz”.
En otro de sus escritos evidenció su oposición al anexionismo: “Yo soy el primero que estoy contra la unión de la Isla a ningún gobierno, y desearía ver la Isla en políticas como lo es en la naturaleza […] En una palabra todas las ventajas económicas y políticas están a favor de la revolución hecha exclusivamente por los de casa, y hacen que deba preferirse a la que pueda practicarse con el auxilio extranjero”.
Félix Varela nació en La Habana el 20 de noviembre de 1787. A los seis años se trasladó con su familia a La Florida que por entonces se hallaba bajo la dominación española. Allí cursó la enseñanza primaria. Regresó a La Habana en 1801; al siguiente año ingresó en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio. Se graduó de Bachiller en Teología y tomó los hábitos.
En 1809 recibió el subdiaconato en y el diaconato en 1810, año en que se graduó de Licenciado en Teología. A los 24 años, el Padre Varela es nombrado profesor en el Seminario de Filosofía y Ética e instala el primer laboratorio de Física y Química de la Isla.
Allí revolucionó los métodos de enseñanza, impartió las clases en idioma español en lugar del latín como era la tradición y cambió el aprendizaje memorístico por el deductivo, el razonamiento y el conocimiento profundo, pese al auge en la escolástica de entonces.
Especialmente en la Física y la Química realizó experimentos con prácticas en las sanitarias de la epidemiología, que se hallaba “en pañales”. Años más tarde, en Estados Unidos inventó y patentó un equipo para aliviar las crisis de asma.
El Padre Varela fue el fundador de la primera Sociedad Filarmónica de La Habana y fue nombrado socio emérito de la Sociedad Económica de Amigos del País.
Escribió obras de teatro presentadas en los escenarios habaneros y redactó libros con texto para estudiantes de Filosofía. En tanto, sus discursos aparecían en El Observador Habanero, entre otras publicaciones.
Según testimonios que obran en archivos, su influencia era tal que los jóvenes de La Habana se apiñaban en puertas y ventanas del recinto donde él impartía clases. Por vez primera en Cuba se conocía sobre la legalidad, responsabilidad civil y el freno del poder absoluto, sobre libertad y derechos del hombre, considerado clave en la futura formación del ideal independentista de los patriotas y de la conciencia nacional.
Uno de sus discípulos más destacados, José de la Luz y Caballero, dijo: “Mientras se piense en la Isla de Cuba, se pensará en quien nos enseñó primero en pensar.
Elegido diputado a las Cortes, 1822, presentó en estas, con otras personalidades, una propuesta en la que pedía un gobierno económico y político para las provincias de Ultramar. Además, presentó otro proyecto en el que solicitaba la independencia de Hispanoamérica y escribió la Memoria que demuestra la necesidad de extinguir la esclavitud de los negros en la Isla de Cuba, atendiendo a los intereses de sus propietarios, que no llegó a presentar en las Cortes.
Al respecto, expresó: “Yo soy contrario a la esclavitud […] Yo trabajaría por suprimirla. Aprendí a odiarla desde niño, y no concibo la falacia sacrílega con que los hombres blancos pretenden someter al negro, afirmando que constituyen una raza maldita y embrutecida”
Varela votó por la regencia en 1823, por lo que al ser reimplantado el absolutismo en España por Fernando VII, tuvo que refugiarse en Gibraltar. Poco después fue condenado a muerte. En su condición de exiliado se vio obligado a vivir en Estados Unidos. Primero en Filadelfia y después en Nueva York, donde publicó su periódico independentista El Habanero que entraba subrepticiamente en Cuba.
Redactó El Mensajero Semanal, y en 1830 publicó el periódico The Protestant Adbriger Annotator. Colaboró en el Revisor Político y Literario, Revista Bimestre Cubanas y La Moda. Discursos suyos aparecieron en la Revista de La Habana y El Kadeidoscopio.
En 1837 fue nombrado vicario general de Nueva York y en 1841 le confirieron el grado de doctor en la facultad de Teología del Seminario de Santa María, de Baltimore.
Debido a problemas de salud, a partir de 1846 viajó con frecuencia a La Florida, Estados Unidos, en busca de un mejor clima, donde lo sorprende la muerte, en la localidad de San Agustín, a los 64 años de edad, el 25 de febrero de 1853. Allí reposaron sus restos hasta que en el siglo XX fueron trasladados al Aula Magna de la Universidad de La Habana, sitio en el que siempre será reverenciado con amor.
Gracias soy walter Garcia 2nda generación puertoriqueña. Vivo ahora en Miami Estoy interesado en las racies de las ideas de confederación antillana.
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