La Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi) resaltó este miércoles la fortaleza de la biotecnología en Cuba y el desarrollo de cuatro candidatos vacunales para enfrentar la pandemia por la COVID-19.
“El país está un paso más cerca de producir la primera vacuna de América Latina contra el virus (SARS-CoV-2, causante de la COVID-19)”, indicó la organización en un artículo publicado en su página web y versionado en idioma español, inglés, ruso y chino.
Recientemente se anunció que el candidato vacunal Soberana 02 debe iniciar su fase III de ensayos clínicos el 1 de marzo, pues mostró en sus etapas de estudio II A y II B gran seguridad y una respuesta inmune potente, con memoria de larga duración.
En la actualidad, el país trabaja en la creación de capacidades para producir 100 millones de dosis con el objetivo de satisfacer la necesidad nacional y también la de otras naciones interesadas en el inyectable.
El Instituto Finlay de Vacunas, líder de ese proyecto, desarrolló también el candidato Soberana 01, que ya mostró elevada seguridad en la fase I de sus ensayos.
La isla caribeña cuenta además con otras dos propuestas: Mambisa, que se aplica por vía nasal, y Abdala, administrada de forma intramuscular, ambas desarrolladas por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología.
La Onudi precisó que en un contexto internacional marcado por disputas sobre la distribución equitativa de las vacunas y la inmunización de unos pocos frente al resto, los candidatos cubanos podrían proporcionar un potencial salvavidas a los países en desarrollo.
Un informe reciente de la Unidad de Inteligencia de The Economist alertó que los países de ingresos medios no podrán vacunar al grueso de su población hasta finales de 2022 o principios de 2023, incluso en los más pobres la inmunización masiva podría tardar hasta 2024.
El organismo de las Naciones Unidas destaca que la pequeña nación caribeña está por delante de muchos países más desarrollados en la carrera por encontrar de forma rápida y eficaz una vacuna de emergencia contra la COVID-19.
Reconoce que estos logros están sustentados en décadas de experiencia e inversión en los sectores biotecnológico y farmacéutico, los cuales contaron en sus primeras etapas de desarrollo con el apoyo de esta organización.
En el texto, hace referencia además a algunos de los obstáculos que ha debido enfrentar ese país por el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto hace casi 60 años por el Gobierno de Estados Unidos.
En su opinión, el éxito de Cuba en la creación de una industria farmacéutica nacional viable demuestra los beneficios que pueden obtenerse mediante inversiones específicas y con la necesaria voluntad política.
(Tomado de Cuba en Resumen)