Por desconocimiento, una vez creí que la comunicación de asuntos medulares para la ciudadanía y la interacción de esta con funcionarios públicos, era privativa de medios tradicionales; dígase radio, televisión, prensa escrita…
Por suerte, un curso de comunicación para el desarrollo, el auge de las redes sociales y alguna que otra lectura sobre el tema, rectificaron esa visión errónea que durante buen tiempo albergué.
También lo hizo la realidad de los últimos años, cuando a raíz de la progresiva implementación de la Política de Comunicación del Estado y el Gobierno cubanos, instituciones públicas, gobiernos locales, empresas y organizaciones han creado perfiles en redes sociales, portales web, blogs, aplicaciones móviles.
En medio de todo ese “vuelco” comunicacional —donde priman tanto las buenas prácticas como las páginas digitales inamovibles, desactualizadas— aparece retadora la Tarea Ordenamiento, no solo en términos económicos o financieros, sino también para la comunicación social.
Hoy más que nunca confirma esta última su carácter estratégico, pues tras la vorágine de cambios de todo tipo en torno a precios, salarios, pensiones, prestaciones, operaciones bancarias, nuevos servicios, sobreviene un cúmulo considerable de información.
En el empeño de socializar hasta el más mínimo detalle, los medios de prensa aportamos solo una porción del volumen de datos, transformaciones y novedades emanadas del ordenamiento.
En términos comunicativos el proceso va mucho más allá, al tornarse claves en este minuto los Portales del Ciudadano, los sitios web y perfiles en redes sociales de ministerios, direcciones provinciales y municipales de cada organismo, también de las empresas.
A nivel nacional resulta apreciable la acertada, oportuna y ágil estrategia de comunicación sobre el ordenamiento monetario. Así lo confirma la presencia recurrente de autoridades gubernamentales en la Mesa Redonda y otros espacios informativos, la visualización de datos mediante infografías alusivas a precios, la rápida publicación de normas jurídicas, entre otros ejemplos.
Sin embargo, en el escenario local, allí donde se concreta cada cambio, cada nuevo precio, cada servicio, la comunicación social también es estratégica.
Los medios de prensa provinciales y municipales jugamos un rol importante en cuanto a informar y esclarecer hasta el más mínimo cambio o suceso. No obstante, informar el día a día de la Tarea Ordenamiento implica también a estructuras de gobierno, empresas, organismos, consejos populares, organizaciones políticas y de masas a todos los niveles.
Muchos recursos tiene el arte de comunicar, y apelar cada uno de ellos facilitará la asimilación de no pocas transformaciones acontecidas de manera simultánea. La divulgación de nuevos precios, por ejemplo, conlleva una bien pensada estrategia en el ámbito local e incluso comunitario, donde se concilian, forman y aprueban no pocas tarifas.
Útiles, muy útiles los listados de precios publicados en perfiles de redes sociales y sitios web pero, no todo el mundo tiene acceso a internet. Por tanto, apelar al póster, el suelto o la pancarta, con tarifas de múltiples bienes y servicios, también resulta necesario en aras de informar y empoderar a la ciudadanía con los costos vigentes, la mejor vacuna para evitar violaciones de precios.
Y ojo, no es faena de un solo día. La máxima dirección del país plantea que la última palabra en materia de precios no está dada. Por ende, urge comunicar —y hacerlo rápido—cada reevaluación, ajuste y cambio de una tarifa en la provincia, municipio o comunidad donde así ocurra.
Hoy más que nunca los canales de atención a la población en todos los sectores, deben estar no solo creados sino activos, pendientes de recopilar, tramitar y responder cada opinión.
Ha sido esa la ruta escogida para el éxito del ordenamiento monetario y cambiario, y la reformulación de precios como el de la tarifa eléctrica así lo refleja. En este camino de honda transformación económica lleva timón protagónico la comunicación social, como soporte idóneo para canalizar las tantas dudas, preocupaciones y expectativas que hoy nos invaden.
(Tomado del periódico 5 de Septiembre)