Mientras una mortífera pandemia se recrudecía a nivel global a inicios de 2021, los seguidores cubanos y foráneos del jazz se cobijaron en esta música, hoy también sin fronteras, y así mantener el ánimo que por momentos puede fallar ante un fenómeno no vivido nunca antes.
Parece paradójico hablar del disfrute de una música como esa al tiempo que crecen las cifras de personas contagiadas y fallecidas, dignas de marchas fúnebres por el luto que generan. Las razones se encuentran, nuestro caso, en la voluntad de avanzar, a pesar de vientos en contra, a los que los cubanos nos hemos acostumbrado hace muchos años.
Hay que recordar que el jazz, en sus inicios, sirvió también para acompañar cortejos fúnebres en su originario New Orleans, aunque este no sea el sentido del 36 Jazz Plaza 2021, dedicado en especial a mostrar que la vida debe continuar y la cultura es un valor fundamental en ella, sean en las condiciones que sean, llámese nueva normalidad o de cualquier otra forma.
Ingeniosidad, nuevas tecnologías, plataformas de difusión contemporáneas, voluntad creativa, talento de sobra y ganas de mostrarlo al mundo, aunque sea de forma “on line”, no presencial, están entre las razones por las que la actual cita del Jazz Plaza, 40 años después de fundado, marca un antes y después de un acontecimiento cultural que rebasa el género, de por sí muy amplio en estos tiempos.
Sin cifras oficiales, calculo que por Cuba participaron alrededor de un centenar de creadores musicales de alto nivel (término no forzado cuando se habla del jazz como libertad expresiva instantánea), a los que se suman decenas quienes desde el exterior, en conciertos exclusivamente dedicados a este fin, han hecho suya esta 36 edición.
De igual forma, el Coloquio paralelo, ya habitual desde hace más de tres lustros, incorporó a varios de esos talentos –veteranos y de las nuevas generaciones— junto a estudiosos de ese campo, en seis paneles o momentos muy singulares, que tuvieron la virtud de convertir áridas exposiciones en animados diálogos entre afines, con aportes sonoros muy enriquecedores sobre el tema del que se habló. Esa es una novedad a aplaudir.
Lo descrito no debe interpretarse como menosprecio a una de las razones esenciales del fenómeno artístico, el público, cuya falta todos lamentan, pero comprenden, y quizás les haya impulsado en esmerarse un poco más ante las grabaciones que luego se socializaron mediante una loable gestión del Ministerio de Cultura, el Instituto Cubano de la Música y el Centro Nacional de Música Popular, responsables en sus distintos niveles de mantener viva la tradicional cita.
No es menos cierto, tampoco, que muchos aficionados, sobre todo de las maduras y veteranas generaciones, no tuvieron acceso a plataformas de difusión empleadas porque nuestra sociedad mayoritariamente aún no cuenta con las herramientas para “comprar tickets de entrada” a los conciertos y paneles virtuales. Pero en el saldo del empeño, eso solo queda como materia pendiente y no como mancha que disminuya sus logros.
Hay que consignar, adicionalmente, que con esta versión en pandemia del Jazz Plaza, se logra algo que algunos soñadores, como el que esto escribe, hemos aspirado a lo largo de los años: un Festival Nacional.
Cuba cuenta con abundante talento y prestigio internacional con el que podría hacerse esos encuentros anuales, tan atractivos como los internacionales. La dura realidad de hoy muestra que ese no era un imposible.
El desafío ha sido duro, la voluntad fue puesta a prueba, el examen más riguroso no pudo ser, pero la conclusión a la que llegamos, al final de semanas de preparativos y cinco días de Jazz Plaza 2021, es que los cubanos nos merecemos una sonrisa de satisfacción que ayude a mantener la seguridad que sabremos vencer los retos, actuales y futuros… y no solo musicales.
UN JAZZISTA ES CASI TODO.
Un jazzizta es “casi todo”,
historia del ser que habita,
tierra fecundada en mares,
mu’sica libre en si’ misma.
Su Misio’n que vuela alto,
su amor-vida que da Vida.
¡ No lo aprisionan idiomas,
ni colores, ni mentiras.
Halla, eterno ,sus verdades
en palomas que le animan!
Definirlo es imposible,
admirarlo no es consigna.
¡Un jazzista explota en almas
y El Universo lo cuida !
Miguelito Ojeda.