Desde sus inicios, la Editorial Pablo de la Torriente recibió el apoyo incondicional de los profesionales de los distintos medios de comunicación existentes en los años 80 del pasado siglo. Al modesto local ubicado en la sede nacional de la Unión de Periodistas de Cuba, acudieron muchos interesados en cómo podían colaborar. Uno de ellos fue el periodista y crítico Fernando Rodríguez Sosa, quien ofreció sus opiniones a propósito del aniversario 35 de la institución.
—¿Cuáles usted considera como los principales aportes de la Editorial?
—En el mundo contemporáneo, ante los enormes desafíos que enfrenta la humanidad, mantener un sello editorial fiel a sus presupuestos fundacionales es difícil. La Editorial Pablo de la Torriente puede sentirse orgullosa de haber mantenido, y enriquecido, durante estos 35 años, los nobles empeños que le dieron origen. Su catálogo es muestra fehaciente ,no solo de su interés por publicar textos que contribuyan a la permanente actualización de los profesionales del sector, sino también un vehículo para dar a conocer obras creadas por los periodistas cubanos durante el ejercicio de su labor.
—¿Qué espacios le quedarían por cubrir después de estos 35 años?
—Sería interesante fomentar, a través de la editorial, en colaboración con otras instituciones y centros docentes afines, la promoción de la obra de aquellos profesiones del sector que, a lo largo de la historia, han contribuido a enriquecer el periodismo cubano. Figuras como Enrique José Varona. Mario Kuchilán o Luis Gómez Wangüemert, por solo citar algunos, merecen ser conocidos y leídos por las actuales y futuras generaciones.
“Otro tema, muy vinculado al vertiginoso avance tecnológico del mundo actual, es incentivar la incorporación de los libros digitales al catálogo de la editorial. Aunque nunca dejaré de defender incondicionalmente el libro en soporte de papel, es incuestionable que el libro digital logra, cada vez con mayor fuerza, un protagonismo en el panorama editorial contemporáneo. Y ello debe ser utilizado para atraer al público lector –fundamentalmente a niños y jóvenes– a las propuestas de la editorial”.
—Llevar el nombre de Pablo de la Torriente ha sido más que un compromiso, ¿cree que la editorial ha estado a la altura del insigne intelectual?
—Acertada resultó, indudablemente, la decisión de denominar este sello editorial, de la Unión de Periodistas de Cuba, con el nombre del periodista Pablo de la Torriente Brau, todo un símbolo de ferviente entrega al ejercicio profesional y un inclaudicable luchador por la justicia, la soberanía y la libertad del mundo. La editorial ha honrado la memoria de Pablo y, a través de los títulos publicados en estos 35 años, ha defendido las ideas por las que luchó, combatió y murió el héroe de Majadahonda.
—¿Cómo ve el futuro de la Editorial, luego de este nuevo aniversario?
—Más que un deseo, es una convicción. Es la seguridad de que la Editorial Pablo de la Torriente no perderá el rumbo que ha guiado, hasta ahora, su accionar. Porque, a través de sus libros, de sus historietas, de sus revistas, quienes llegan a sus páginas siempre encuentran esas lecciones, esas enseñanzas, que enriquecen la vida misma. Por ello, el elogio oportuno que reclamaba el Maestro a quienes han hecho posible, en estos tiempos difíciles y hermosos, que hoy la Editorial Pablo de la Torriente celebre jubilosa su aniversario 35.