En 2020 pareciera que la isla se rebeló de nuevo de su condición de isla, algo que sucede inexorablemente desde que el agua por todas partes (al decir de Virgilio Piñera) impusiera sus tensiones a un año que las desbordó.
Y cuando la sociedad cubana se debate –una vez más y por suerte- en encontrar su rumbo de isla; y la noción de libertad –también una vez más- no entra en ningún manual suscrito para toda la vida; un artista mira de nuevo a la isla desde el recorrido de una obra que la ha tenido en el centro de su destino.
El Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba exhibe la muestra retrospectiva En ningún lugar como en casa del artista plástico Alexis Leyva Machado– Kcho, con la curaduría de la experta Corina Matamoros. Tres décadas de trabajo, 50 años del artista y un contexto que pedía a gritos hablar en profundidad de la nación. Piezas de gran formato, material perecedero; ramas, madera, trabajo que fue y vino a muchas partes del mundo, que regresó y que el artista guardó celosamente en su casa.
Dice Corina Matamoros: “En primer lugar, Kcho como artista arranca con los símbolos patrios en los años 90 y hace su primera bandera con ramas y telas, que al principio le puso Herencia pero todo el mundo le decía La bandera y ese fue finalmente el nombre que quedó. Está hecha con ramas y la bata de casa de la mamá y su pañuelo. Cuando un adolescente hace una bandera como esa, es eterna. Es un símbolo de una nación pero lo es también de su propia vida.”
Esgrime la curadora que Kcho siempre le está hablando a Cuba “¡un jovencito de 20 años, qué madurez tiene para hablarle de tú a tú a un país! Y él pudo. Y pudo hacerlo por la formación que tenía, por la vocación de servicio de sus padres. Yo creo que en ese sentido Kcho nunca ha variado, ha mirado a Cuba también desde la mirada de quien transitó continuamente de La Habana a la Isla de la Juventud (su lugar de nacimiento). Y ese tránsito continuo es algo que lo vincula tempranamente al mar, a nuestra condición de isla; uno de los temas recurrentes en su obra”.
“¿Dónde encontrar en este cielo sin nubes el trueno
cuyo estampido raje, de arriba a abajo, el tímpano de los durmientes?”
VP
Kcho no es lineal en ningún sentido; su sinceridad, su vida controvertida y humana lo hacen tal vez el gran artista que es. Después de Wifredo Lam, es el primer artista cubano que tiene una obra en el Museo de Arte Moderno de NY (MOMA), el que produce obras como regatas que miran de frente a los balseros (parte del cuerpo y del alma de la historia de la nación) y que construye casas cuando un huracán azota a la isla o se va a otra isla como Haití a socorrer cuando la asola el terremoto devastador y que después se convierte en obra.
Yo quise entrevistarlo; más bien recorrerlo en su propio lenguaje: la sinceridad y la palabra dicha directa y sin adornos. Aquí va… porque también comparto los pesos de la isla… desde esta muestra, En ningún lugar como en casa…
Maribel Acosta Damas – ¿Toda esta obra es nueva?
Kcho– No. Para nada. Aquí hay obras nuevas y hay obras que tienen 30 años.
MA– ¿Y dónde estaban?
K– Estaban guardadas. Hay obras aquí de las que nunca me he separado como Lo mejor del verano, que la ha querido hasta el MOMA…
MA– ¿Esta obra cuál es?
K- Se llama Archipiélago de mi pensamiento, de 1997. Estuvo en la 7ma Bienal de La Habana. Ha tenido un largo recorrido en otras partes del mundo. Es una obra muy conocida. Yo fui el primer artista joven que expuso en el Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba. Este fue el primer museo del mundo que me abrió sus puertas. Me vio antes que nadie. Yo era un niño, tenía 21 años.
MA– ¿Cuántos años tienes ahora?
K– 50.
MA– ¿Cuándo los cumpliste?
K– El 12 de febrero.
MA– ¿El título de la exposición a quién se le ocurrió? En ningún lugar como en casa…
K– A mí.
MA– Es muy obvio ese título…
K– ¡Sí claro!
MA– Yo sé que tú quieres ser obvio… ¿Por qué?
K– Porque estamos en Cuba. Y en Cuba hay que ser muy obvio…
MA– ¿Y qué tiene que ver la obviedad con la Cuba de 2020?
K– Mira, un día en el último encuentro que tuvo Fidel con los intelectuales en la Feria del libro en el Palacio de las Convenciones, Fidel me sugirió que yo le hiciera una pregunta. Me dijo, ¿no me vas a preguntar nada hijo? Y yo le dije… bueno… un consejo para el futuro… Me dijo… Bueno Kacho mijo, hay que ser muy inteligente… Entonces esta exposición estuvo planificada para abril. ¡Mira cómo ha pasado el tiempo…! Y hay cosas que hay aquí que parecen una premeditación… Los soportes audiovisuales están pensados para la distancia, para que la gente los vea en el menor tiempo posible… Y por ejemplo, el título mismo, está pensado desde el principio…
Cuando yo hice mi exposición en el Museo Reina Sofía de Madrid en el año 2000, un famoso crítico español me preguntó qué yo iba a hacer con 50 años, si ahora era un chaval y ya estaba exponiendo allí… Yo dije, bueno, espero que la vida me dé la oportunidad de hacer una exposición mejor que en Cuba… ¡yo pensando, porque soy un romántico!!!!
¿Por qué crees que he atesorado estas obras? ¿Porque soy un loco? ¿Porque soy un acumulador compulsivo? ¿Por qué yo he guardado estas obras? Porque estoy convencido que pertenecen a Cuba, de que cuentan una parte tan importante de nuestra historia, que no hacen nada por ahí. Porque he aprendido desde muy chiquito, gracias a muchos factores, el valor de las cosas. Por eso las he conservado. Hoy esa obra está aquí en esta exposición, en este Museo. Ahora hay propuestas de itinerancia por varios países pero hay que hilarlo fino…
MA– Tú tienes fama de ser muy buen negociador, de no cambiar nada por dinero… ¿por qué? ¿Porque te interesa mucho la trascendencia?
K– Porque me interesa mucho decir lo que soy yo. Nadie va a decir lo qué es Kcho. Kcho va a decir lo que es Kcho.
MA– Pero eso me huele a tener muy claro el concepto de trascendencia… Yo quiero que tú me sitúes la exposición en el concepto de Virgilio Piñera de La isla en peso…
K– Te puedo decir solamente que este es mi lastre… Mira, eso que dice la curadora Corina Matamoros de que nunca un artista quiere ni puede hablar a su país de frente… eso se puede hacer. He demostrado que eso se puede hacer en la vida… Mi mamá me enseñó que los que lo arriesgan todo, son los que ganan en la vida. Y hay algo que tengo clarísimo: Yo soy Cuba. Cuba es mi esencia. Lo he demostrado cada día de mi vida. Tengo 50 años y no hay una sola acción de mi vida que no demuestre con cosas reales de mi obra y de mi forma de actuar, el sentido y el valor que tiene Cuba para mí. Por eso te digo que yo creo que los poetas más grandes son aquellos que han entendido el valor de la insularidad y su implicación… Esta isla es la insularidad y si la abandonamos, hundimos la isla…
MA– Ve explicándome en las obras de esta exposición ese concepto y sus implicaciones…
K– La obra de La bandera… la bandera hoy… con todo este debate de los símbolos… Yo tenía 19 años… he sido siempre un provocador… y había tanto debate en Cuba con los símbolos patrios también en aquel entonces… tenía 19 años… estudiaba pintura académica… llegué a mi casa… tenía el diablo metido en el cuerpo… quería hacer una obra que tocara los símbolos patrios… estaba tan mal visto, era tan difícil en ese momento, que quería hacerlo… y la hice… ahí está… Entonces digo que se pueden tocar los temas más complejos y más candentes… pero si se hace con talento, con respeto, con visión… se puede… Ahí está La bandera, que está hecha con mi sábana de la escuela… ¿qué tenía mi sábana de la escuela? De todo… era mi sábana de becado, estaba encendida… eso y una bata de casa de mi mamá, con todo lo que tenía de ella, su pañuelo… es lo mejor del amor que le puedo ofrecer a mi patria, hacer la bandera con lo más humilde… Pensaba así con 19 años y sigo pensando así…
Esta exposición me daba la preocupación de cómo contar la historia de mi vida para una exposición antológica, y por eso están esas piezas compuestas por los objetos guardados durante años en un jardín… esa es mi manera de contar mi historia, la de mi país, guardando objetos… las cosas que se usaron, las que quedaron, las que no sirven ya…
En esta exposición hay seis mesas con recortes de periódicos, revistas… donde está reflejada mi carrera… Hay cosas que en Cuba solamente las he hecho yo… no las ando divulgando ni contando por ahí… el peso de mi isla consiste precisamente en eso… cosas que nunca tienes que hacer ni decir… solo con el trabajo…
Cosas por ejemplo, ¿por qué el activismo político y social de Kcho es malo para algunos? El único que lo entendió bien fue Fidel… Yo ahora mismo me acuerdo de todo el que pasó por mi vida… mis maestros de primaria… Estas mesas dicen mi vida… siempre he estado trabajando…
MA– Sí. Dicen la dimensión de tu vida… ¿Esta es tu isla en peso?
K– Sí. Esta es mi isla en peso…
MA– Todo esto tú lo guardaste, los recortes, las informaciones, los premios…. ¿Y todavía dices que no tienes sentido de la trascendencia?
K– Sí claro… pero no quiero hablar de ella… Sí tengo… tengo esa responsabilidad para con la sociedad… estoy obligado a hacer todo lo que hago, pero no tengo que hablar de eso…
MA– Pero lo guardaste palmo a palmo… cada minuto de tu vida…
K- Y eso que he perdido muchas cosas por ser tan enamorado, que es parte de mi lastre…
…Esta obra se llama Souvenir… del año 91…
MA– ¿Dónde estaba?
K– Guardada. Es mía… Esto lo hice cuando estaba en el servicio militar… yo recogía palos y los guardaba y trabajaba en la casa… Esa foto es en mi casa trabajando en otra obra, La jaba…
M– ¿Souvenir de qué va?
K- Es la estrella de David… es muchas cosas…yo soy pintor… y de pronto tenía deseos de hacer otra cosa… y empecé a experimentar con objetos, empecé a establecer un diálogo diferente… y todo aquello que yo vi en mi casa de pequeño; mi papá con su carpintería, mi mamá con cerámica, con paper mache, cosiendo… todas esas referencias espirituales, materiales, culturales, conceptuales, teóricas que venían de mi propia casa, se me despertaron en la escuela. La formación académica me hizo mirar a mi casa con otros ojos.
MA– Tú eres de la Isla de la Juventud. ¿El hecho de vivir en una isla como parte de la otra isla le ha dado alguna particularidad a tu obra?
K– Por supuesto que sí. Empiezo con los símbolos patrios años 89-90, después hago esta exposición Paisaje Popular cubano. Vengo del símbolo de la bandera a la estrella… empiezo a trabajar en estas piezas, que son la mejor parte de esta exposición…. Empiezo otra exploración, que son unos mapas de Cuba, la exploración de la artesanía popular cubana, elementos de la artesanía como la jaula, la jaba…
MA– Tú tienes en tu obra una obsesión por Cuba…
K– ¡Sí claro!
MA– Pero por una Cuba que tú siempre estás desmontando… ¿Eso qué significa?
K– Cuba es así… Estamos aquí. Si a este caimán no se le cayeran las escamas, no estuviéramos aquí… En serio te lo digo… Al final yo soy más que un artista… y tú lo sabes cuando vas por ahí… Yo me llamo a mí mismo la caca del perro… ¿por qué? La caca del perro está por dondequiera y la gente me conoce… Un día estaba en el poblado de Cabañas y por la mañana salimos a comprar pan… y me dijeron, tranquilo, aquí nadie te conoce. Y estábamos en un quiosco comprando unos panes y llega un hombre con un galón de cinco litros y dice ¡El Kcho! ¡Eh!- digo -¡dime mano! Y me dice ¿qué haces por aquí? ¡Aquí hay gente que te descarga a ti!!!!
MA- …. (miro yo)… ¡Como ese garabato se parece a Cuba!!!!
K- (sonríe)… Yo hice esa pieza con 21 años… Estaba sentado en el cuarto, soy fanático de las bibliotecas… leyendo… y de pronto tengo un garabato en la mano… estoy en el medio de esta exploración sobre la insularidad y de pronto me veo con el garabato en la mano, igual a la isla y empecé a reírme, ¡una sonrisa tan agradable!
…Esta otra pieza tiene algo en particular. Yo estaba en el servicio militar, soy del llamado 28… entré al servicio el 28 de enero. Para celebrar el cumpleaños de Martí adelantaron la entrada, y estaba en la unidad… mi mamá estuvo tres meses en Estados Unidos con la familia y en ese tiempo, yo hice Plan jaba, pero había algo que no me gustaba… Eso tiene fecha, fue el 3 de mayo de 1991. Mi mamá llega, la jaba está colgando en mi casa y mi mamá ve la obra, se puso contenta y le digo: Mami, hay algo que no me gusta… Ella me dice, ¡claro mijo! Las asas están muy delgadas… esas asas las tejió mi mamá con sus manos. Ponte a pensar… ¿Qué museo del mundo se merece esta obra? Tengo que cargar con esta jaba toda mi vida, restaurarla, darle cariño, pasarle la mano…
Y esta otra obra es A los ojos de la historia. Era el año 91… Recuerda ¡cuántas cosas pasaron! ¡Cuánto cambió el mundo! Esto fue a partir de una investigación muy exhaustiva que hice de un artista que me gusta mucho del constructivismo ruso, Vladimir Tatlin y de su obra Monumento a la III Internacional Comunista, que fue un diseño que nunca se hizo pero la maqueta se convirtió en un símbolo y la subían, la paseaban en los desfiles del 1ro de mayo etc… Cuando llegó el año 91 se jodió la perra, se acabó todo, entonces yo quise hacer algo con esta obra de Tatlin y me puse a trabajar. Cogí ramas de marabú y me di a la tarea de empobrecer a Tatlin, volver criolla la espiral, ¡ya le busqué la solución a mi socialismo!… entonces dije, vamos a colar café ahora en ella… ahí está el colador y convertí la espiral de Tatlin en un colador de café…
Para mi exposición en el Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba en el año 92 construía esta otra pieza, Siempre fue verde y fue mi homenaje a los 33 años de la Revolución… 33 remos, cada remo dedicado a cada año… es un palmar…
La regata y esta otra obra nacieron juntas… La regata comenzó así: En el año 93 yo hago esta propuesta a la Bienal de La Habana, que es hacer una regata real en el malecón que se llamaría El balsero de oro. No fue aceptado y de esa idea empiezo a construir una instalación. Cuando yo hice La regata en el año 93 todavía no había pasado la crisis de los balseros de 1994… fue expuesta en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales… Después el Museo de Bellas Artes de Cuba la compra pero se perdieron piezas porque en Artes Visuales la gente se fue llevando los barquitos de souvenires etc… Ella tiene 96 barquitos, yo la empecé a reconstruir y se convirtió en la regata que todo el mundo hoy conoce… con objetos etc… derivó a otra obra…
MA- ¿Empieza entonces una nueva etapa obsesiva en tu vida? Tú eres un hombre de obsesiones…
K– Sí. ¡Asimismo! ¡Muchacha!!!! Mira, yo soy un poco radical en muchas cosas y creo que además de que por mi educación y mi formación, los americanos han contribuido a que yo sea un tipo más radical…
MA– ¿Por qué?
K- Porque desde el principio me han tocado los huevos… me han obstaculizado mi carrera porque pienso distinto a ellos… yo tengo amigos republicanos, demócratas, locos… pero en toda mi carrera he tenido que luchar contra el obstáculo de los americanos impidiendo que galerías u organizaciones trabajen conmigo…
MA– ¿Y en la batalla de los burócratas del patio cómo te ha ido?
K– A mí me gusta echarla… Te voy a contar… yo no tengo jefe… Yo tenía un jefe, un amigo, un papá que no está aquí… y ahora solo tengo de jefe al pueblo de Cuba… lo aprendí de Fidel. El que te eligió para un puesto público, ese es tu jefe. Cuando vinieron los ciclones de 2008 yo tenía una exposición en Nueva York y otra en Montecarlo. Todo estaba listo y vinieron los ciclones y yo sentía que tenía que irme para la Isla de la Juventud a ayudar. Yo fui y le pregunté a Fidel: Fidel, no tengo dudas pero quiero que me digas qué tengo que hacer. Ya yo tenía tomada mi decisión pero quería preguntarle a él. Le dije ¿qué hago? Y me dijo: ¡Lo que estás pensando! ¡Pal carajo las exposiciones esas! ¡Y cambié todo!!!
MA– Tú has echado otras batallas duras, que son las batallas contigo mismo, las de las fragilidades de uno, esas que tú has atravesado, las del alcohol, las de la droga… ¿Esas batallas cómo las has echado?
K– Mira, ¿tú crees que una persona que hace lo que yo he hecho ha perdido tiempo en la vida? Nunca he perdido tiempo en mi vida y cuando he hecho algo de lo que no he estado orgulloso, ha quedado en el pasado… los artistas somos distintos…
MA– Pero no te desvíes… ¿Esa batalla la ganaste?
K– ¡Sí claro! ¡Mírame aquí!
MA– Dime todos los pesos de tu isla… la de Cuba…
K– Mira Maribel, tengo 21 años… nadie en Cuba estaba haciendo lo que yo hacía. Aparezco en la escena artística mundial… De pronto te preguntan por Cuba y yo nunca me he escondido para decir lo que pienso sobre Cuba… ¿Sabes la historia de que el día en que el MOMA compró mi segunda obra que me dijeron, por favor, no se lo diga a nadie. Hubo una celebración oculta como si fuéramos unos terroristas. ¿Sabes por qué? Porque hay una ilusión equivocada de que un artista cubano en el MOMA después de Lam tiene que ser un exiliado. No. Soy yo hijo de Fidel… ¡Imagínate que te quieran castigar por eso!… A mí solo me dieron visa para ir a Estados Unidos en 1996. He estado dos veces más. ¿Cómo? Fui con Raúl Castro a la ONU y a lo de la bandera en la embajada cubana allá. No fui a la embajada aquí a pedir visa a que me traten mal, a que me humillen. No me van a ver ahí.
MA– Me dijiste que te encantaban las bibliotecas… Cuando tú hablas de tu obra y hablas de Cuba no hablas solo desde la intuición o desde los coj… como tal vez tú lo llamarías. Hablas siempre desde conceptos sedimentados. ¿Dónde están tus referentes desde el punto de vista intelectual sobre la isla?
K– Imagínate que el origen de mi obra es literario porque generalmente mi obra nace en el título, desde la referencia literaria… a veces estoy leyendo algo, hago anotaciones y es el título el que aparece primero y siempre emana de la lectura, de la búsqueda, del conocimiento… siempre viene de ahí… siempre. Siempre. Siempre… Por ejemplo, ahora que está muy de moda hablar de noticias, las Fake news… yo toda mi vida he sido un explorador asiduo de los diarios del mundo, buscando la 5ta pata al gato. De hecho guardo periódicos de todo el planeta… leo todos los periódicos todos los días y los guardo…
Hay una obra mía que se llama Obras escogidas, que está hecha con los libros que me acompañaron durante un largo periodo de mi vida. Tiene libros de la escuela; hay atlas, hay un libro sobre las relaciones políticas Cuba- Estados Unidos… hay un libro de Matemáticas, otro de Física… está Corazón… hay libros llenos de apuntes… Por ejemplo, Corazón está lleno de apuntes… no importa, lo tenía en la mano en ese entonces y ahí dibujé… Entonces tengo esa relación con los libros… A veces sientes que determinados libros ya no los necesitas y entonces los he regalado, a la Biblioteca de la Isla y a otras bibliotecas de distintas partes de Cuba… Hay dos cosas en la vida que compro: materiales de arte y libros.
(mira el libro) … No es lo mismo esto en las manos, que parece una casa con las puertas abiertas, que tiene un olor, una sensación, un peso… Yo paso mucho tiempo en la biblioteca… no es solamente para hacer obra… a veces las cosas las estudias porque hay que hacerlo… El hombre no cambió porque cazó una cabra, cambió porque la pintó en la pared de una cueva… Me gusta mucho descubrir ideas en las ideas de otros. Soy fanático de Fernando Ortiz, en su obra está todo…
MA– ¿Tú descubres más ideas en la literatura o en la misma plástica?
K– Más en la literatura y por ejemplo… mira, me has tocado un punto del que nadie me habla… yo pienso que las ideas están en el aire… no creo que haya ideas inapropiadas porque ya alguien las trabajó… Siempre se lo digo a mis estudiantes cuando he dado clases, que no se sientan atemorizados por los referentes históricos… El mejor ejemplo es el retrato… ¡cómo ha cambiado a lo largo de la historia!… me fijo en las cosas, en las ideas y en la vida de los otros…
MA– ¿Eres muy curioso eh?
K– Sí. Demasiado… y ¿sabes qué? ¡Soy inmortal!!! Y sobre eso que me preguntaste antes… yo estaba haciendo casas en Camagüey, en Matanzas… Y Fidel me decía: tranquilo… ¿De qué tú crees que yo hablaba con Fidel? ¡De todo!!! De todas las cosas de la vida… Si había algún tema complicado me decía: ¡Ya! No vamos a hablar más de eso… Su única preocupación era que una sobre molestia con las cosas no me fueran a sacar de mi camino… ¡Y ese blanco nunca se equivocaba!… ¡te miraba bien y te hacía una cantidad de pruebas…!
MA– ¿Y qué era lo que más te impresionaba de Fidel?
K– ¿De Fidel? Lo sincero que era. Sí. La sinceridad de Fidel es muestra de todas sus capacidades, su inteligencia… Era tan sincero que todo lo veía. Era tan sincero que se daba cuenta de las cosas que nadie se daba cuenta. Y estoy de acuerdo con Oliver Stone: mi padre, Fidel Castro Ruz, es la persona más moral que yo conozco. Era la moralidad suprema porque su vida estaba dedicada a la vida de otras personas, desde siempre. Ese es para mí el mayor signo de la evolución, ocuparse de los demás, ocuparse de alguien…
MA– ¿Cuál fue el día en que lo conociste?
K– La primera vez que lo vi yo tenía 28 años y había un congreso de la UNEAC y van a dar un estímulo a un artista joven de cada manifestación. Yo no era el elegido por la plástica. Y él pregunto: ¿Por qué no es Kcho? Y me mandaron a buscar. Me miró fijo y a partir de ahí me empezó a llamar y cosas así y llegamos a un punto en que solo tenía que pensar en él para hablar con él.
MA– ¿Cuál fue la última vez que lo viste?
K– En su último 31 de diciembre, el del 2015. Ese día comió la comida que yo le hice….
MA– Me importa el arte de conexión social… En estos tiempos de Covid -donde parece que mucha gente ha abierto los ojos y de pronto lo importante de verdad importa de nuevo…
K– Sí, de nuevo importan las cosas de verdad…. las cosas sencillas…
MA– Y tú haces un arte que va por ahí…
K– Yo pienso mucho en esas cosas… ¿Por qué en un país como Cuba, para algunos mi activismo es malo? Eso nos tiene que llamar a pensar en qué está pasando que no queremos hablar de activismo… ¿Entonces hacer 20 escuelas no es arte…?
MA– En diálogo con esto, dale una vuelta de tuerca a la isla nación en este 2020…
K– Creo que llevamos muchos meses hablando de nuestros vecinos… Creo que tenemos que concentrarnos en hablar más de lo que necesitamos hacer aquí, que no lo va a cambiar nada, ni el bloqueo ni nada, cosas que dependen de nosotros como ciudadanos e hijos de esta tierra… No creo que estemos haciendo un uso inteligente de los medios… hay que ser inteligentes… El acto de inteligencia y valentía más grande de los últimos años en Cuba fue el que protagonizó Fidel en el año 94 en el malecón. Deberíamos todos pensar más en Fidel.
MA-¿Cuáles para ti son los pesos de la isla hoy?
K– Sus hijos… Cuando educas a un hijo para que piense y pueda cambiar las cosas y no lo dejas, se convierte en un lastre… Hay que crear espacios para que los valores que hemos logrado construir a lo largo de los años, pervivan… la cultura y el deporte son valores de la Revolución, los burócratas no.
MA– Tú decías que el peso más grande que tiene hoy la isla son sus hijos… el arte, el que tú haces, puede contribuir para que ese peso sea llevado en el sentido de la nación que han querido generaciones y generaciones de cubanos… que es la isla de la bandera con la estrella solitaria…
K– Está difícil esta tarea… ¿por qué? La Cuba que conocemos es como una obra maestra. No es perfecta pero es una obra de arte de amor… cambiándose a sí misma ha cambiado al mundo… Hemos llegado a ese punto maravilloso pero tenemos el riesgo del lastre…
MA-¿En qué punto de ese mapa de la isla tú estás parado?
K– ¿Yo? ¿Dónde? ¿Tú sabes dónde estoy yo? Yo estoy enterrado debajo de la isla. Eso es lo que yo siento. Parado debajo de la isla… Yo llevo a Cuba en mi cuerpo… en mi sangre, en mis pelos, en mi carne… Por eso te digo que no hay obra de arte más maravillosa que yo pueda hacer que colgar los pinceles y las herramientas en algún lugar y montarme en un camión con un grupo de gente e irme a hacer casas, escuelas, a devolverle a la gente la ilusión… Eso es lo que soy yo al final de la jornada…
MA– ¿Cuál es tu próxima obra de arte? ¿En qué estás trabajando?
K– Cuba… A eso dedico yo mi vida…
MA– ¿Cuántos años piensas vivir?
K– Cuando cumplí 40 años Fidel brindó conmigo y me dijo… Mijo, vamos a brindar por el primer tercio de tu vida… ¡yo lo miré asiiiiii!!!! y me dijo, Sí, porque para defender las cosas que uno construye hay que vivir mucho… y nos tomamos un champan el 12 de febrero de 2010. Cuba es mi próxima obra, es mi obra permanente…
M– ¿Dónde tienes el peso de la isla?
K- La llevo en mis brazos… sujeta a mi cuerpo…
… Me dice Corina Matamoros (es una tarde de sol, en su casa de La Víbora): “Kcho es un artista netamente de la generación de los 90, donde el análisis de la migración es muy importante por los acontecimientos históricos que marcaron al arte… y Kcho le habla a Cuba de tú a tú. Cuba no es una entelequia para él, no es una noción edulcorada de patria…. Entonces modifica la manera en que se valora a Cuba. Y esta exposición es de mucho amor por Cuba, pero no de un amor barato ni incondicional. Es un amor que va por encima de los errores. Es un amor de comprensión y que va a las cosas esenciales, las que Cuba no puede perder, como su independencia. Esta obra demuestra la capacidad que tiene el arte de enseñarnos los mejores caminos de la libertad… sin discursos políticos vacíos. Hablando de él mismo, del mar, de Haití; hablando del amor y de los misterios de una isla, se pueden alcanzar las cosas esenciales, sin retórica innecesaria, con la comunicación de tú a tú. Creo que es fantástico haber hecho esta exposición en este momento. Por esas casualidades de la vida, ha sido el mejor momento”….
… Cierra la exposición Desde el convulso año de mi nacimiento, que reúne el tiempo y los pesos de su isla, también la isla nuestra… La Habana, 2020…
Bajo la lluvia, bajo el olor, bajo todo lo que es una realidad,
un pueblo se hace y se deshace dejando los testimonios:
un velorio, un guateque, una mano, un crimen,
revueltos, confundidos, fundidos en la resaca perpetua,
haciendo leves saludos, enseñando los dientes, golpeando sus riñones,
un pueblo desciende resuelto en enormes postas de abono,
sintiendo cómo el agua lo rodea por todas partes,
más abajo, más abajo, y el mar picando en sus. espaldas;
un pueblo permanece junto a su bestia en la hora de partir,
aullando en el mar, devorando frutas, sacrificando animales,
siempre más abajo, hasta saber el peso de su isla,
el peso de una isla en el amor de un pueblo.
Virgilio Piñera
Imagen destacada: Obra El papalote, 1991.
¡Que persona extraordinária!
Estupendo trabajo Maribel , en tu línea !