Para facilitar el estudio de la teoría del ajedrez se fueron nombrando las aperturas y las defensas, según prevalezcan las jugadas de las blancas o de las negras. La más antigua de las aperturas es la Ruy López, creada por el clérigo Ruy López de Segura, nacido en Extremadura en 1540. Pero existen también los gambitos.
Se plantea un gambito cuando se entrega un peón en la apertura a cambio de tiempo o espacio. Hay varios tipos con diversos nombres pero los más comunes son el Gambito de Rey y el Gambito de Dama, los que a su vez pueden ser aceptados o declinados.
Inspiran estas líneas Gambito de Dama, una serie actual de solo siete capítulos, de las más vistas en el planeta, que atrapa la atención del espectador desde el inicio. Típico de novelas, series y películas de ajedrez de ficción, mezcla personajes reales con irreales.
Tanto a su favor es que tiene pocos gazapos históricos, detectables solo por especialistas, como que Luchenko (de ficción) aplastó a Bronstein en La Habana y que Nona Gaprindashvili solo jugaba con mujeres.
Resulta que el gran David Bronstein nunca estuvo en Cuba y que la Gaprindashvili nada más enfrentaba a mujeres para defender su corona (fue pentacampeona mundial). De hecho, fue la primera mujer en conquistar el título de Gran Maestro, sin distinción de sexo.
Me llamó la atención en la serie la forma en que Beth, “veía” el tablero en el techo con las piezas amenazando con venirse abajo. Aplaudo la originalidad, que la acerca a lo inverosímil. Pero cuando un ajedrecista se representa un tablero con sus piezas lo hace con el tablero de frente y si lo prefiere en lo alto, no con las figuras “de cabeza”.
Y aquí quiero insertar una curiosidad: en el Memorial Capablanca de 1974 hizo norma de GM Rainer Knaak, de la RDA. Yo veía con asombro que cuando le tocaba jugar en vez mirar el tablero, como todo el mundo, miraba al techo. Claro que se lo pregunté al final y me dijo: -Es que así logro mayor concentración y analizo mejor las variantes. (¡!)
Gambito de Dama no escapa a la tentación de la gran mayoría de los filmes de ficción (aclaro, porque existen los biográficos) de presentar al ajedrecista como autista, genio loco o en el mejor de los casos “extraño”, poco sociable. Tal vez la exageración fue La defensa Luzhin (Inglaterra 2000).
Ciertamente han existido ajedrecistas así, pero no hacen mayoría, ni siquiera un grupo significativo. Aparte del caso de Morphy, que enloqueció al final de su vida (Siglo XIX), del Siglo XX sobresalen en la primera mitad con problemas siquiátricos Rubinstein y Carlos Torre.
Como excéntricos en todo el siglo señalaría principalmente a Aliojin, Nimzowitch, Fischer, Mecking y Kasparov (todos genios del ajedrez). Aclaro que tampoco es que lo hayan sido durante toda su vida. El menos conocido por el lector no adentrado en temas ajedrecísticos es Nimzowitch, y por eso lo escojo para una anécdota:
Original forma de rendirse escenificó Aarom Nimzowitch, quien al caer ante Samisch se le escapaba el primer lugar en la última ronda de un torneo de rápid-transit en Berlín: se encaramó en la mesa de juego y gritó a voz en cuello: ¡Tengo yo que perder con este idiota! (De Nimzowitsch dijo Tartakower: “Pretende hacerse el loco para llevarnos a todos a la locura”).
La serie pudo estar inspirada en cualquier mujer notable y sé que ya se han señalado públicamente a Pia Cramling, Vera Menchik y tanto Rosa Miriam Elizalde como este redactor expusimos contactos de genialidad con nuestra María Teresa Mora.
Pero tal vez la mujer más cercana a las aristas del serial fue Sonja Graf (1908-1965), la alemana que odiaba a su violador padre, que odiaba a los nazis y que “se hacía pasar” por hombre como signo de rebeldía. Fumaba a toda hora y en su juventud era adicta al alcohol. Fue tres veces subcampeona mundial.
Johann Wolfgang Goethe sentenció: “El ajedrez es la piedra de toque del intelecto”. No voy a gastar palabras elogiando sus valores y los de la gran mayoría que lo practican, de forma profesional o no.
A Gambito de Dama le doy la categoría de Aceptado. A fin de cuentas sus realizadores no hicieron otra cosa que seguir la fórmula mágica que ya había planteado en el Siglo XIX el célebre periodista norteamericano –amigo de Martí- Charles Dana:”Noticia no es que un perro muerda a un hombre, sino que un hombre muerda a un perro.”
Un gusto tremendo leerte, Bayolo. Certero análisis de la serie. Leyéndo tus crónicas uno se divierte y aprende algo…¡siempre!