TRABAJOS DE LOS PNP JOSÉ MARTÍ

Una jornada de trabajo con el General Omar Torrijos

El encuentro con el general Omar Torrijos se ajusta a la fisonomía  y  temperamento del hombre. Al líder de la revolución  panameña en esta etapa no se le concibe y en el ámbito sosegado  de un despacho oficial, detrás de una mesa, atado a la disciplina de un horario y una agenda, rodeado de edecanes  y funcionarios. Su estilo de trabajo se caracteriza por la dinámica y el movimiento. Política de helicóptero y avión, totaliza más de 2 mil horas de vuelo y sus botas de campaña han recogido polvo y fango de múltiples caminos en contacto directo con su pueblo.

El “caso de Omar Torrijos”, para decirlo en el lenguaje esquemático del acontecer internacional, vuelca en un molde distinto la  tradición golpista que tipifica la historia del país del  istmo.  En 1968 la Guardia Nacional, sin necesidad de utilizar las armas, arroja del poder al viejo Arnulfo Arlas, elegido con las bendiciones de Washington, perdonadas sus veleidades nacionalistas de antaño. Cabeza y brazo del movimiento, Omar Torrijos habla un lenguaje nuevo. En principio, las clases dominantes le acogen con sonrisa tolerante y comprensiva en tanto que las masas populares, tantas veces burladas, se muestran escépticas.

Esta vez, empero, se advierte pronto cómo no se trata de un episodio a nivel de cuarteles y camarillas. Los derechos sobre la Zona del Canal, herida abierta en la sensibilidad patriótica, se plantean en términos de vertical firmeza que excluyen toda componenda. El sentido de la dignidad nacional se empina a su expresión más alta. Como siempre, aferrado a sus métodos clásicos, el imperialismo apela al antídoto del contragolpe.

Y en diciembre de 1969, aprovechando la ausencia de Torrijos que se encuentra  en México, un grupo de altos oficiales de la Guardia Nacional inicia un gorilazo, asumiendo el control de la capital.

Los conjurados y sus patrocinadores dan por supuesto que Torrijos, plegándose al hecho consumado, ha de permanecer en el extranjero. Se equivocan. El joven militar, viajando en una frágil avioneta, retorna a Panamá, se apoya en las guarniciones leales, principalmente en las de las provincias de Chiriquí con el teniente coronel Manuel Antonio Noriega al frente, moviliza la opinión pública y a los pocos días con el respaldo popular está de retorno en la capital. Los cabecillas de la sedición son capturados y enviados a prisión. Posteriormente logran escaparse y se refugian en la zona canalera.

Ese signo distintivo de audacia política, de quehacer permanente, marca la trayectoria de Omar Torrijos. El status de la Zona del Canal, una cuestión “tabú” siempre ventilada a puertas cerradas, entre migajas y concesiones mínimas, sale a la luz del conocimiento internacional, proyectada como aspiración prioritaria del país, “religión que une a todos los panameños” según definición del propio líder.

Durante la visita de los enviados de Bohemia, Panamá se prepara para recibir al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

El hecho de que sesione en la capital del istmo a contrapelo de las intrigas y presiones norteamericanas representa una victoria frente a la prepotencia de Estados Unidos. El concepto insolente del “traspatio” acentúa su deterioro. Panamá, en “esta  ocasión, hablara en su propia voz.

Todos estos elementos confieren una significación especial a la entrevista con Omar Torrijos, una charla a 2 000, 3 000, 4 000, 5000 y hasta 6 000 ples de altura, volando a veces en avión y otras en helicóptero sobre un verde paisaje de bosques y montañas, tomando tierra en los más apartados caseríos, en zonas a las que jamás, excepto tal vez en tiempos de propaganda electoral, llegó un hombre público del país. La plática, natural, espontánea. Torrijos en ropa de campaña, la cantimplora sujeta al cinto. La oportunidad es propicia, no ya para conocer el pensamiento del gobernante, sino para asomarse a la intimidad del hombre, a su dimensión humana.

EL ENCUENTRO

La delegación universitaria cubana se encuentra en el aeropuerto de Tocumen. Junto a ellos el general Omar Torrijos, que ha venido a despedirlos, ya que regresan al suelo patrio. La ganadería, la inseminación artificial, la alfabetización, la agricultura, las construcciones, son temas de conversación del dirigente panameño con el rector de la Universidad de La Habana, Licenciado Hermes Herrera, y demás integrantes de la delegación. Torrijos pregunta si el periodista se queda.

Le respondemos afirmativamente, a la vez que lo saludamos. Nos informa que partiremos mañana por la mañana hacia el interior.

En el aeropuerto de Paltilla, un avión de dos motores de la fuerza aérea espera en la pista con el número 205 en- el fuselaje, y en la cola la tricolor bandera panameña, can el rojo azul de sus estrellas.

A la hora señalada 9:00 a.m.– llega el general Omar Torrijos. Lo acompaña una secretaria vestida de blanco, con dos libros llenos de números de teléfonos. El General viste uniforme

de campaña, con su popular sombrero, que es parte de su fisonomía, y su inseparable cantimplora. El pequeño avión tiene dos hileras de asientos. A la izquierda uno y la derecha dos. El General se sienta en el segundo de la izquierda. Al alcance de su mano quedan los auriculares y el micrófono para comunicarse con los pilotos y el exterior.

LOS PUEBLOS ANHELAN SOLUCIONES

“Mi estilo de trabajo –nos dice– se fundamenta en ml propia naturaleza. Nací en uno de los pueblos más pobres de la provincia, y esto determina en mí el convencimiento de que

los pueblos anhelan soluciones y no consejos. El diario contacto con sus necesidades me ha puesto en condiciones de conocer profundamente, y quien conoce los problemas de su pueblo y quien lo admira, imagina y encuentra recursos”.

Del ámbito hogareño, contactos por los familiares más cercanos: su madre Joaquina Herrera de 78 anos y sus hermanos Monchy, Berta y Aurea–, emergen datos biográficos del general Omar Torrijos. Surge a la vida el 13 de febrero de 1929 en Santiago de Veraguas, una de /as provincias Centrales del país.

Nací, pues en el mero corazón de la República, en la mera campiña. Su padre, infatigable lector,  no permitió bautizarlo de acuerdo con los nombres religiosos del santoral, sino siguiendo una de sus lecturas favoritas. De ahí el nombre de Omar, en recuerdo del gran poeta persa Omar Khayam.

La madre, ganada por la popularidad de que gozaba en la época la novela del colombiano Jorge Isaac, María, le añadió otro patronímico, el de Efraín, uno de los protagonistas del rey /aloromelntico. Así Omar Efraín Torrijos Herrera es el nombre completo de máximo dirigente panameño.

Torrijos es alto, de fuerte complexión física. Hombre de frases cortas, a veces cortantes, a veces románticas, pero siempre francas y sinceras, es muy sencillo. Agudo observador. Buen carácter. Mirada penetrante. Fuma mucho: cigarros tras cigarros los cuales alterna con tabacos.

UN GOBIERNO QUE RESPONDE AL PUEBLO

“Lo que ha hecho el proceso panameño¨ -subraya- es liderar la combustión desarrollista de nuestro pueblo. Esto siempre ha tenido vigencia en la conciencia panameña, debido a las características propias de nuestro desarrollo histórico. Hoy tenemos un Gobierno que responde al pueblo¨.

–De niño –añaden sus familiares- le gustaba cazar pájaros y jugar con sus compañeros de la escuela. Recordamos con mucha claridad un incidente que después repercutió en el curso de su vida política. Vivíamos frente a un parque que está al lado del Cuartel da la Guardia Nacional. Las hermanas le acompañábamos a comer las peras de los árboles del parque. Aquí se llama pera al marañón de Curazao. Pues bien, Omar se encaramaba en las ramas y nos tiraba las peras para distribuirlas entre nosotros. El tendría unos nueve años. En una ocasión un guardia lo sorprende cuando se trepaba en el árbol. Lo cogió y lo Ilevó para el cuartel, preso. Le avisé a mi padre, y pronto lo dejaron salir. Fíjese, eso sucedió en aquella época. Y ahora Omar, cuando regresó a Santiago dio órdenes a la Guardia de que dejaran a los “pe/eos” coger toda la fruta que quisieran.

Entonces si que de verdad se acabó la prohibición. Desde niño siempre tuvo el liderazgo infantil en sus grupos de compañeros.

El pequeño bimotor toma pista en Santiago de Veraguas. Rápidamente nos dirigimos a un helicóptero que espera. En cuestión de minutos nos encontramos nuevamente en el aire, volando rumbo al poblado de Soné. Al lado de su asiento, al igual que en el avión, hay unos auriculares con su pequeño micrófono.

Se los instala y da instrucciones al piloto para que comunique al avión que nos esperen en la localidad de La Mesa. Nos muestra el cementerio: “Miren qué limpiecito lo tienen, eso es una demostración de que los vecinos son buenos, que se preocupan en mantener cuidado el sitio donde reposan sus seres queridos”.

El ruido del helicóptero es familiar. Tan pronto tocamos tierra vemos a muchas personas que vienen corriendo a nuestro encuentro, especialmente numerosos niños. Cuando llegan al General lo abrazan, lo besan, lo rodean como a un familiar muy querido.

Acompañado de los iiues se dirige a dejar inaugurada una pequeña feria. Corta la cinta con un machete. Después se lo regala a un negro Viejo llamado Serafín. Este lo guarda con orgullo. A continuación se celebra un acto político. Distintos miembros de la Comunidad hablan. Anuncian al general Torrijos. Prefiere dialogar con el pueblo, al que impacta con su lenguaje claro y directo. Le gusta conocer sus inquietudes y los problemas de la comunidad.

YO NO INAUGURO FERIAS GRANDES

“Estas ferias humildes –comienza diciendo- son la vitrina del esfuerzo del hombre que trabaja. Yo no inauguro ferias grandes. Los acontecimientos grandes se inauguran ellos solitos. Y muchas veces son como los cosméticos que nos está engañando y nos hacen creer que, el país anda como esos animales, muy bien alimentados, y que todo el pueblo disfruta de esas vitrinas, de esos cosméticos, y muchas veces son ferias de engaño que no muestran el esfuerzo de estas ferias pequeñas en que cada campesino, cada hombre del campo muestra lo poquito que tiene y que a los gobernantes les sirve como indicador para aligerar las disparidades dentro de las riquezas del país”.  Se refiere a que el gobierno tiene programas, pero que “ningún gobierno puede ir, mas allá de lo que la gente este organizada”.

Se interesa en conocer el estado de las, obras de la carretera Ilaeta y Guarumal, donde se ha hecho una fuerte inversión. “Si los representantes de la Comunidad; conjuntamente con las autoridades le van sugiriendo al gobierno cuáles son los mejores lugares de explotación de estas tierras que van a habilitar, la carretera, resulta entonces que esta solo servirá para que se desplace el latifundismo en ruedas: ¨No es verdad, ¿Serafín?¨.

Serafín es un veterano dirigente campesino que antes del actual proceso que vive el pueblo panameño estuvo apresado cuarenta veces. Indaga sobre el plan de reparación de los 80 kilómetros de la carretera de Soné a Veraguas; de cómo va el plan de repoblación ganadera de Trinchera y Rio Grande y qué suerte han corrido aquellas vaquitas que les dio la Reforma Agraria. “Vamos a ver quién ha fallado, si es el gobierno, si son ustedes o si ninguno de los dos ha fallado, que sería lo mejor?

Y recuerda la frase de Simón Bolívar “el bien hay que hacerlo aunque fuera a palos¨.  Añade que el el “ideal de este gobierno es cerrar las careeées”. Pregunta si hay algún  morador del poblado de Fixael “Fueron -dice- los primeros que demostraron gran capacidad de respuesta para el programa de concentración de la población escolar”. Habla de que es imperativa la necesidad  de hacer en Sona un aeropuerto con buenas condiciones de seguridad para avionetas y aviones de dos motores. “Entre los representantes y el alcalde hagan el plan y me avisan qué van a poner ustedes y qué tiene que poner el gobierno para comenzar lo más pronto posible. No se demoren mucho”. .

–l\/lal, mel  ojo vaya bien -le contestan. ‘ ‘

Y toma nuevamente la palabra: l

“La escuela no es el aula. Yo he visto muchas escuelas en este país que tienen: hasta ‘fuente luminosa, y el maestro y la Comunidad no se llevan, lo que trae- como resultado que el muchacho no recibe la calidad de la enseñanza necesaria. Muchos grandes maestros he visto en bohíos, los cuales han convertido el bohío en una verdadera escuela, porque quieren a esa juventud, porque son leales con los buenos principios del país. La escuela no es el edilicio. La calidad del maestro que nos dio clase determinó la calidad de la educación que recibimos”.

_ -Omar vivió toda su vida, desde la infancia dentro de las grandes pm/aelonee de! ambiente rural, del ambiente precario del campo. Nuestros padres fueron maestros rurales; ni siquiera

llegaron a ser maestros urbanos, y mucho menos metropolitanos. Nunca ejercieron en la capital de la” provincia. Tuvimos que vivir en los campos con /os guajiros, sufriendo las mismas condiciones de todos. Parten de ahí los grandes conocimientos que Omar tiene de la situación del campesino. La sintió en carne propia.

Somos doce hijos, nacidos y vividos en la pobreza. Omar es el octavo. Todos los hermanos lo apreciábamos mucho en el hogar, por su conducta formal, por ser una persona muy vertical, muy completa en sus juicios. En todas las épocas, en todos los momentos de su vida de estudiante, desde la enseñanza primarla, se le notaban rasgos de mucha rebeldía contra las injusticas. La frase “si yo caigo recojan la bandera, le dan un beso, y sigan adelante” le viene a Omar desde muchacho.

De pequeño, cuando figuraba en los bandos escolares, solía plantear a nuestros padres los problemas de la escuela. Hubo ocasiones en que se rebelaba frente a los excesos del director de la escuela o de la maestra. Y, desde luego, contra las discriminaciones raciales.

NECESARIO PREVENIR LAS ENFERMEDADES

Un indio se acerca y le obsequia un fajín, con los colores de la bandera panameña. El se lo cuelga. Torrijos comenta en broma, en medio de la risa de los presentes, que después da “más de 400 años del blanco perseguir al indio, ahora el indio persigue al blanco”. Se interesa en conocer cómo va el alcalde indio Moctezuma: “Es un maestro muy bueno y yo se que no viene con espíritu revanchista, aunque tiene razón histórica”.

Le plantean la necesidad de arreglar una calle y él responde: “la calle es para el que tiene carro y ése precisamente no es el que anda peor”, surgen voces de pueblo donde le informan que están cortando la luz sin avisar, que el seguro social es pésimo y otros problemas que tienen en la comunidad.

“EL dinero que el Estado gasta en salud -afirma- es suficiente. No podemos determinar un panameño de primera categoría y otro de segunda categoría. La atención que recibe el general Torrijos debe ser igual a la que recibe Serafín. La calidad de la atención la determina la peste que uno cargue, no la calidad de la persona. Vamos a crear muchos puestos de socorros con programas que eviten que el hombre se enferme. Una atención a tiempo, un consejo a tiempo puede prevenir muchas enfermedades”. Un anciano del publico le grita que visite el hospital de Soné

Y él le contesta:

“Mi viejo, yo no quisiera hospitales. Mientras más hospitales hay más indica el descuido del gobierno en no haber prevenido las enfermedades”. Muchas veces los programas -subraya- no avanzan porque no hay la organización debida, y eso es culpa del gobierno. Pero ustedes me lo deben decir cuando nos encontremos. En ocasiones el problema no está a nivel del funcionario, y el jefe nunca viene por aquí. Los culpables somos nosotros. Es verdad que muchos funcionarios llegan por estos lugares y no trabajan y yo les he dicho a ustedes que los amarren”.

Menciona que a los municipios se les está haciendo fiscalmente fuertes y que se les van a seguir dando otros impuestos para que los empleen en la solución de sus problemas. “Cuidado en reinvertirlo en burocracia. Tenemos que huirle a la burocracia. No vamos a caer en una fuerte burocracia municipal, porque entonces sí el país económicamente se va abajo.

“Todo tiene que tener su cuota de sacrificio y yo veo que ustedes están dispuestos a ponerla”.

Antes de marcharse, se refiere a que nada más le hablaban de consumo y no de proyectos de desarrollo. También dice que muchas veces se le echan las culpas al campesino sin tratar

de comprender sus problemas. “En esta zona todo se dificulta, no sé si será por el calor. Lo bueno es agarrar esa bravura con la tierra y con la producción. Veo mucha capacidad para organizarse en contra del hombre, del funcionario, en vez de organizarse en favor de él”.

-Omar es un hombre sencillo. No duerme en cama muelle, le gusta la hamaca, lo que aquí llamamos petate: lleva una vida sencilla. Prefiere la comida criolla. Sigue siendo el mismo de siempre. Quiere mucho a su familia y conserva las tradiciones familiares. Se reúne con nosotros, pese a sus grandes ocupaciones. Es modesto y reservado; pero nosotros sabemos cuándo él tiene un problema, una dificultad. Y lo mismo nos visita cuando está contrariado que cuando tiene un éxito internacional. En las relaciones familiares se le nota el estado de ánimo en que está.

Nuevamente en el helicóptero tomamos rumbo al poblado de La Mesa. En el viaje habla de su preocupación por la formación de maestros. De lo desprendido que es el campesino. Que a veces le quiere regalar a los visitantes el huevo, el pollo, lo que tenga a mano.

En La Mesa tomamos el avión rumbo a Rio Sereno, en la provincia de Chiriquí, fronteriza con Costa Rica. Habla de diversos asuntos: “En Panamá nunca ha existido una posición antagónica entre pueblo y Guardia Nacional; sí habla existido entre el pueblo y el Alto Mando de la Guardia Nacional. Así que al cambiar  el Alto Mando de La Guardia Nacional se solucionó el problema, pues nosotros no somos más que la parte uniformada del pueblo”. Más adelante se refiere al apoyo de organizaciones campesinas, obreras y estudiantiles.

“Todas estas organizaciones son parte del mismo pueblo, con sus aspiraciones comunes, constituidas por su mismo barro. Allí es, precisamente, donde se apoya el proceso panameño, la unidad del pueblo como un todo. La participación ahora es directa, sin los intermediarios de las viejas estructuras políticas, y cada uno dentro de su sector de ataque enfocado al desarrollo integral”.

Sobre las relaciones con la iglesia: “Con la jerarquía eclesiástica no hemos tenido problemas significativos. El clero nativo, que durante muchos años pedía cambios desde el púlpito, se ha incorporado al proceso de cambio desde diferentes pulpitos, ensanchando la influencia que antes era limitada por las cuatro paredes de una iglesia”.

Ahora es tema de conversación la oligarquía, los grupos políticos desplazados del poder, que estén ofreciendo resistencia a los cambios en otros países, tratando de crear situaciones de anarquía y violencia no apelando al asesoramiento y la complicidad de factores extranjeros. Le preguntamos si esas fuerzas pueden constituir una amenaza para el pueblo panameño. “Nuestro pueblo es consciente de este peligro y está convencido también de que apelando al humanitarismo de estos grupos no se producirían cambios, a lo sumo se conseguirían dádivas. Pero hay algo importante, y es que la mejor defensa de nuestro gobierno contra esas posibles amenazas es la conciencia que ha adquirido el pueblo de su participación en las decisiones del gobierno que determinan su destino, y quien participa en una decisión la defiende”.

Minutos antes de aterrizar y después de habernos mostrado la línea divisoria de la frontera con Costa Rica y el pico del volcán Bard -la montana más alta de Panamá a 11 380 ples sobre el nivel del mar, conocido como el terror de los pilotos-, el periodista quiere conocer por qué es José Martí su personaje preferido en la historia universal. “Porque Martí, nos dice, es el filósofo de los pobres”.

_Martí ha influido en todos nosotros. Mi padre, que era muy culto, nos hablaba mucho de Bolívar y nos relataba anécdotas de Martí. La influencia de Martí sobre Omar es una influencia sobre todos los panameños. La exaltación de lo nacional en la prédica martiana fue lo que más influyó en Omar: “Nuestro vino es agrio, pero es nuestro vino’’. Nuestro padre nos instruyó mucho en los ideales americanistas  Omar participó siempre en todas /as organizaciones estudiantil/es. En cada organización combatió las injusticas sociales. Un día vino a casa bastante triste. No contó nada, porque él no solía contar las cosas intimas de su cuerpo armado y de su trabajo, pero recuerdo que agachó la cabeza y nos dijo: “Algún día esto se va a componer. Esperen, que esto lo vamos a componer algún día”. Y tres años después dio el golpe”.

PANAMÁ, UN PEQUEÑO CON GARGANTA DE GIGANTE

Al llegar a Río Sereno nos encaminamos en auto hacia el centro del pueblo, donde se está celebrando una reunión de inspectores de educación. Con su estilo peculiar conversa con los asistentes e indaga sobre el estado de distintas obras que se están ejecutando en la comunidad. En una de sus intervenciones explica que él no hace milagros: “el que hacía milagros paso por aquí hace 2000 años y dijo: ‘Lázaro, levántate y anda y no ha vuelto”.

De regreso a Panamá, volando esta vez a 6 000 ples de altura, comenta las negociaciones sobre el Canal de Panamá: “El estado de las negociaciones entre Panamá y los Estados Unidos es el de una saludable crisis, y digo saludable porque es de las crisis de donde generalmente salen las auténticas soluciones. Si, creemos que existen indicios de que los Estados Unidos están en disposición de modificar su posición; de lo contrario, no estaríamos negociando. Hay mucha similitud entre una negociación y un sistema de regadío: los dos son obstruidos en su curso, produciendo estancamientos; sin embargo, una vez eliminados, el agua fluye libremente devolviendo a la tierra el derecho que tiene de producir”.

En relación con la reunión del Consejo de Seguridad, que habrá de celebrarse del 15 al 21 de marzo en Panamá, destaca: “El Consejo de Seguridad es una alta tribuna, cuya onda explosiva es escuchada en todas partes del mundo. Panamá, que es un pequeño con garganta de gigante, aprovechará esta tribuna para que el mundo se entere de lo que nos esta pasando. Recientemente se ha llegado a la solución negociada de un grave conflicto que estaba destruyendo un pueblo y provocando las posibilidades de un holocausto mundial; esa solución que felizmente se logró, no debe hacer olvidar a la conciencia del mundo que en otras regiones existen situaciones de crisis que todavía pueden ser prevenidas. Ese es el gran papel que le corresponde al Consejo de Seguridad”.

En el viaje se habla de Sekou Touré, de Boumediene, del Che, de Fidel. Al mencionarse el asesinato de Amílcar Cabral, afirma: “La bala que extinguió físicamente a Amílcar Cabral hirió profundamente los sentimientos de todos los que luchamos por una Patria entera. Duela de sí misma. Hoy fue Cabral, mañana podremos ser otros. El colonialismo esta considerado hoy como un crimen de la misma naturaleza que el genocidio. Amílcar Cabral luchó para erradicar ese crimen de su tierra natal; nosotros en Panamá entendemos la causa de Amílcar”.

_En una ocasión -recuerdan sus familiares- lo mandan a reprimir a los indios. “Pero como los voy a reprimir porque no canten el himno o no saluden la bandera, si es porque no los conocen. No saben cómo es la bandera, cómo es el himno”. Hay algo que es muy importante en las cualidades de Omar, muy extraña en los seres humanos, y es su capacidad para perdonar. Es muy humano, muy generoso, como evocaba Martí cultiva siempre una rosa blanca. Hay una frase que pronunciara el maestro padre a un periodista antes de morir que ha tenido mucho impacto en él y fue cuando Le preguntaron qué era lo que él más deseaba para su hijo Omar y el viejo respondió:

“Que muera pobre”.

El avión esta  al punto de tomar pista. El general Omar Torrijos nos dice:

‘“Aprovecho la ocasión que me brinda la revista BOHEMLA para enviar, a nombre del pueblo panameño, un afectuoso saludo al heroico pueblo cubano, y mis deseos de que alcance las grandes metas de progreso y desarrollo social que se ha trazado”.

Al caer la tarde la pequeña nave toma pista nuevamente en el aeropuerto de Paltilla. El baja primero. Detrás, nosotros. Viene la despedida. Es un simple hasta luego. Lo vemos emprender la marcha. Camina a pasos cortos pero firmes. Sabe que tiene por delante una tarea delicada y difícil, que la lucha será larga y compleja en este país con parte de su territorio ocupado por tropas yanquis. Omar Torrijos, sin embargo, es un hombre convencido del papel que debe desempeñar al frente de los destinos de su patria y cuenta con el apoyo popular y con el extraordinario sentimiento patriótico y antiimperialista de su pueblo.

Esta firmemente seguro de la justeza de su causa y de que ella triunfará.

Año 65, número 10, 9 de marzo de 1973

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