El notable periodista, profesor e investigador José Luciano Franco Ferrán (La Habana, 1891-1989), estudioso de la esclavitud africana y sus sublevaciones libertarias, autor, entre otros libros, de la biografía del héroe independentista Antonio Maceo, expresó: “Cuando se estudia la sicología del cimarrón con cuidado, se percibe que no era nada más y nada menos que un rebelde, cuya determinación de romper con el estatuto de la opresión se manifiesta en su decisión de defender sus privilegios inalienables de hombre, en algún lugar inaccesible a los mantenedores del conformismo”.
Esa es, precisamente, la premisa existencial del grupo Teatro Cimarrón, el cual recientemente celebró su aniversario 25 durante un emotivo encuentro efectuado en su sede, el Centro Cultural Edison, ocasión en que sus integrantes igualmente rememoraron los 45 años de la Operación Carlota, nombre con el cual se conoce a la ayuda militar internacionalista prestada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba a la República Popular de Angola, la cual comenzó oficialmente el 4 de noviembre de 1975 con el objetivo de preservar la independencia e integridad territorial de ese país africano.
Por tal motivo, al dar la bienvenida a los invitados, el director artístico y general de TC, el dramaturgo, poeta, ensayista y periodista Alberto Curbelo, solicitó al prestigioso cantante, narrador oral, titiritero y actor, Agustín Montano, que rememorara pasajes de su participación, en dos ocasiones, como combatiente en Angola, hechos muy poco conocidos, ya que por lo general solo se valora la participación artística de los actores y no de los que, además de desempeñarse como tal, también han estado en la primera línea de combate, con el fusil al hombro.
En su peculiar modo expresivo, Montano relató sus experiencias como militar en esa nación habitada por distintas etnias que hablan numerosas lenguas y dialectos —el idioma oficial es el portugués—, donde estuvo al punto de perder la vida víctima de una emboscada enemiga, percance que le causó graves lesiones que duraron años en sanar. Cada frase del artífice escénico, en un vibrante discurso que en varios momentos le provocó lágrimas, fue seguida por el reducido auditorio sensibilizado con una historia que valdría la pena recoger en un libro.
La efemérides de TC realmente se registró el pasado 25 de agosto pero debido al peligro de propagación de la Covid-19, que motivó el aislamiento social decretado por las autoridades sanitarias, los actores de esta reconocida compañía dirigida por él no pudieron festejar la efemérides, la cual celebraron recientemente en su sede habitual, el Centro Cultural Edison.
En el derruido edificio de principios del pasado siglo, ubicado en la capitalina Calzada del Cerro, donde el techo de la sala peligra con derrumbarse —hace algún tiempo ya se vino abajo el portal— y sin las menores condiciones para el desempeño actoral —ni existe luz eléctrica—, los integrantes de TC, bajo la estricta observancia de las medidas orientadas por el Ministerio de Salud Pública para evitar el contagio de la Covid-19, festejaron su cumpleaños tres meses después de la fecha (25 de agosto), debido al recogimiento social impuesto ante la presencia de la pandemia.
Como parte de la velada, Montano leyó el acta del jurado del centro cultural que radica en la casa donde residió José Martí cuando cursaba estudios en España (Calle Manifestación No. 13, Zaragoza), el cual confirió el reconocimiento El hombre de la Edad de Oro a Alberto Curbelo por su promoción de la obra martiana y sus significativos aportes al teatro infanto-juvenil cubano durante más de cuatro décadas.
Luego comenzó el espectáculo Poemas y cuentos del errante, bajo la dirección artística de Curbelo, presentación que abrió con la actuación de Montano, quien interpretó varios textos de los poemarios Versos Sencillos y Versos libres, de José Martí, matizados con una tónica verbal en la que se denota el elevado nivel profesional de este primer actor.
Seguidamente, los primeros actores Eudy Leslie y Mercedes Hernández declamaron el poema Balada de los dos abuelos, del Poeta Nacional Nicolás Guillén, desempeño en el que demostraron histrionismo, y un sorprendente dominio del limitado y único espacio del Edison —lobby— donde es posible reunirse sin peligros. Giros, expresividades corporales y una técnica en la que se combinan con solidez la actuación, la mímica y la oratoria.
La actriz Fifi Izquierdo rememoró a dos cimeras bailarinas cubanas al asumir, con desenfado y gracia, la rítmica locución de los poemas Alicia Alonso, de Alberto Curbelo, y Nieves Fresneda, de la Premio Nacional de Literatura 2001, Nancy Morejón, dedicado a la máxima bailarina del folklore afrocubano. En una segunda intervención, la actriz igualmente escenificó la célebre poesía del Poeta Nacional Nicolás Guillén titulada La canción del bongó.
El joven y talentoso actor Edgar Motronis representó la graciosa fábula La lechuza y el grillo, de Herminio Almendros, especialmente escrita para los niños, pieza en la que este simpático muchacho demostró sus fibras artísticas, las que patentizó después en el monólogo de su autoría Mi color, donde revela sus excepcionales dotes como vocalista y bailarín.
El espectáculo fue conducido por el diestro titiritero y ventrículo Manuel Díaz (Zandry), quien con su atractivo muñeco ha causado embeleso en numerosos espectáculos de TC. Esta vez se unió a la actriz y clown Anel Guardado para deleitar al público presente con un entretenido número de engaños y quimeras, igualmente pensado para la infancia, y en el que ambos intérpretes también dejan bien sentadas sus potencialidades escénicas.
Eudy Leslie cerró el programa en la reconocida puesta del patakín Akeké y el baile, del Premio Nacional de Literatura Miguel Barnet.
Entre los invitados estuvo el destacado compositor y músico Jorge Garciaporrúa, quien desde su fundación ha sido el asesor musical y profesor de canto de TC, y también de varios actores que, en anteriores etapas, han pertenecido a la compañía, como Carlos Tarafa, Ángel Elizástegui, la narradora Amelia Toledo y el titiritero Ángel Ernesto García.
Poemas y cuentos del errante es un espectáculo dirigido por Curbelo a través del cual el espectador se divierte y a la vez es convocado a la reflexión mediante textos educativos y pletóricos de cultura e idiosincrasia insular, premisas que caracterizan, desde su fundación, a TC, compañía que en tiempos “de bonanza” irradiaba desde el Edison un amplio programa dirigido a las comunidades del Cerro y otros municipios capitalinos.
Esta puesta será próximamente presentada en el Centro Cultural Palacio de los Torcedores en la habitual peña La Vega de los Cuentos que cada mes realizaba allí TC y que desde el mes de marzo fue pospuesta debido a la necesidad de evitar las reuniones públicas debido a la amenaza del nuevo Coronavirus.