Conversar con la Doctora en Ciencias Sonia Resik Aguirre, escucharla hablar de la virología, los proyectos que desarrolla, el instituto que “ama patológicamente” es una lección más que de ciencia, de vida. Tiene una energía que desborda. Solo eso— y la pasión y amor que le pone a lo que hace— pudiera explicar que el tiempo le alcance para tanto. Lo más probable es que no sea suficiente, pero ella tiene el don de volverlo útil, multiplicarlo…
Llegamos a verla a su laboratorio, el espacio donde pasa prácticamente la totalidad de sus días. Allí nos espera sobre la mesa, encima de otros documentos, el motivo de la visita. Podría decirse que el pretexto, porque hay entrevistas que son un privilegio hacer.
Nuevos aportes cubanos al programa mundial de erradicación de la poliomielitis. 2006-2018. Un centenar de páginas conforman esta tesis, el segundo doctorado de Sonia y por la cual Cuba marcó el liderazgo en el sistema de vacunación de poliomielitis en el mundo, en los últimos años.
La noticia de la defensa del trabajo se esparció en las redes sociales, en una especie de orgullo compartido de familiares, colegas y amigos; que celebraron la buena nueva en medio de la pandemia de la COVID-19. Vale decir que Sonia Resik ha estado en la primera línea de enfrentamiento al nuevo coronavirus. Y allí estará mientras sea necesario.
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“La poliomielitis es una enfermedad infecciosa que se conoce hace siglos. Las primeras imágenes que se muestran de una persona con lesiones paralíticas están en las tallas de las piedras egipcias de hace miles de años”, explicó la jefa del Departamento de Virología del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK).
La ventaja que tuvo la humanidad sobre esta enfermedad, es que en los años 50 se logró en el mundo producir dos vacunas contra la misma: la vacuna inactivada contra la polio, conocida como IPV o la vacuna de Salk, en honor a su creador, el virólogo estadounidense Jonas Salk. La segunda es la vacuna atenuada de la polio (OPV), que se administra por vía oral.
“Ambas han sido muy efectivas para lograr la erradicación de la enfermedad”, sostuvo la investigadora.
“La primera enfermedad que se erradica en el mundo, en la década de los años 70, es la viruela, también una enfermedad prevenible por vacunas y que tiene determinadas condiciones que la hacen ʹerradicableʹ: el único reservorio que tiene es el humano, clínicamente es muy visible, por lo que se puede detectar fácilmente al enfermo; la vacuna es altamente efectiva, es muy termoestable; y la inmunidad es de por vida”, subrayó.
Para la doctora Resik este es el antecedente de que en los años 80 la Asamblea Mundial de la Salud se propusiera también erradicar la poliomielitis. “Es una enfermedad que tiene algunas características comparables con la viruela: no tiene reservorio animal y cuenta con dos vacunas altamente efectivas (con la diferencia en relación a la viruela, de que lleva más de una inmunización)”, dijo.
Sin embargo, hay otro elemento distintivo que la diferencia de la viruela, pues es en el caso de la poliomielitis hay muchos casos asintomáticos. La única manifestación clínica de esta enfermedad es la parálisis flácida, precisó la científica.
“Eso hace que la vigilancia de la enfermedad sea solamente por uno de los síntomas que produce, en tanto hay un grupo de personas que serán asintomáticas y no se podrán diagnosticar. La otra diferencia es que el paciente después de que se recupera de la enfermedad, puede quedar un tiempo excretando el virus. Y todo ello complica un poco más el proceso de erradicación”, comentó.
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Cuba marcó un hito en la lucha por la erradicación de la poliomielitis en el mundo. En el año 1962 se inició la primera campaña de vacunación contra la polio en el país.
“La comenzamos a suministrar con una vacuna de polio producida por la antigua URSS. Era una vacuna atenuada en forma de caramelo y el país optó por inmunizar en un esquema de campaña, que se mantiene. Es decir, Cuba hace dos ciclos de vacunación en el año, separados por un periodo de ocho semanas entre ambos, lo cual permite vacunar un gran número de niños en un corto espacio de tiempo y aumentar así la vacunación poblacional”, refirió Resik Aguirre.
“Es un poco lo que se conoce como inmunidad de rebaño. Esa característica de la vacunación en Cuba, le permitió demostrar que en los periodos intercampaña, hay siete meses en los que el país está exento de circulación del poliovirus. No tenemos circulación del poliovirus salvaje desde el año 1963, fecha en la cual se reportó el último caso en el territorio nacional”, dijo.
De acuerdo con la experta, se ha comprobado que las campañas dan un buen resultado. “Tal es así que la experiencia cubana se utilizó en América Latina, y la modalidad de campaña también fue utilizada en el programa mundial de erradicación de la polio”, explicó.
“Por todas estas características, por cómo está organizado el sistema de salud cubano, porque Cuba aún siendo un país del tercer mundo, tiene un laboratorio aquí en el IPK acreditado internacionalmente para trabajar esta enfermedad… hemos podido investigar para dar respuesta a algunas de las cuestiones que el programa de erradicación planteó. Somos, por ejemplo, uno de los cuatro laboratorios en el mundo que estamos autorizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para hacer ensayos de neutralización para detección de anticuerpos de poliovirus”, subrayó la viróloga.
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Cuba, insistió la entrevistada, no tiene polio desde el año 1963. “Por tanto la generación nueva, como nosotros, no conoce esta terrible enfermedad, pero el mundo no ha estado exento de ella. Todavía quedan dos países que tienen polio endémica: Afganistán y Paquistán”.
“No suministrar la vacuna en altas coberturas, ha ocasionado serios problemas a nivel mundial, subrayó la investigadora. “Cuando no se inmuniza en altas coberturas, la vacuna, como es viva atenuada, es capaz de pasar de persona a persona y revertir sus efectos beneficiosos para convertirse en un virus nuevamente, que puede producir polio”, comentó.
“Hoy la mayor problemática existente en ese sentido es que se reportan casos de poliomielitis derivados de la vacuna, fundamentalmente del serotipo 2, que fue el primer poliovirus salvaje que se erradicó en el mundo”, precisó.
Justamente, explicó Resik Aguirre, uno de los retos importantes que tenía el programa de vacunación era buscar una solución para, una vez erradicada la enfermedad, que el administrar la vacuna no nos llevara al riesgo de tener brotes de virus derivados de ella, pues la enfermedad no se diferencia en nada de la polio salvaje.
De ahí que, sostuvo, empezaron a trabajarse una serie de líneas de investigación, porque la vacuna que nos quedaría entonces sería la vacuna inactivada de polio, pero este inmunógeno es muy caro. “Cuesta tres dólares la dosis, por lo que serían 12 dólares el esquema completo de vacunación por cada persona. Para los países más pobres sería imposible mantener la vacunación con una vacuna a costos tan elevados”, explicó.
“Empezamos a buscar estrategias. Cuba ha trabajado en casi todas las líneas que postuló la OMS para la búsqueda de un candidato vacunal efectivo. Fuimos el primer país que demostró que una dosis fraccionada de la polio, administrada por vía intradérmica, podría sensibilizar al sistema inmune para que fuera capaz de reaccionar ante la presencia nuevamente del virus”, detalló la investigadora.
“Fue un logro de Cuba”, enfatizó Resik Aguirre. “Este resultado salió publicado en una de las mejores revistas que hoy día tiene la salud pública a nivel internacional: The New England Journal of Medicine, y fue el trabajo que le permitió a la OMS establecer la base científica del plan estratégico 2013-2018 de la erradicación de la poliomielitis”, dijo.
“La dirección del país y el Ministerio de Salud Pública han recibido numerosas cartas reconociendo el trabajo que ha hecho Cuba. La última la acabamos de recibir planteando que la OMS quiere continuar las investigaciones en nuestro país, por todo lo que ha aportado a este programa”, comentó.
“Estuvimos estudiando los inyectores sin aguja, para poder administra la vacuna inactivada por vía intradérmica. Además, hemos trabajado con prototipos nuevos de vacunas producidas por la cepa Sabin atenuada, y hemos investigado buscando la inmunogenisidad y la protección de los nuevos esquemas de vacunación que se están usando. Hemos determinado el periodo de tiempo en que esas dosis de vacuna inactivada funcionan mejor, cuáles son los esquemas, cuál es la edad del niño en que debe aplicarse… Es decir, que han sido unos cuantos aportes al programa mundial”, refirió la experta.
Hasta el momento—dijo—referente a estas nuevas estrategias, acumulan 13 publicaciones internacionales, con autoría principal de Cuba. “Hemos sido acreedores de varios premios de la Academia de Ciencias, el fórum de Ciencia y Técnica, Premios nacionales de Salud… y creo que todo ello ha marcado una pauta”.
Para la entrevistada, es meritorio señalar que el sitio donde se están realizando todos los ensayos clínicos de la vacuna de la polio es la provincia de Camagüey. Este territorio fue vanguardia en los ensayos clínicos en Cuba, pues allí se desarrollaron los primeros ensayos clínicos de los candidatos vacunales cubanos de producción nacional. “Aprovechamos esa experiencia para montar un sitio clínico en Camagüey, que hoy está reconocido por la OMS, y por los organismos internacionales reguladores. Ha recibido varios cursos en buenas prácticas clínicas, impartidos por personal acreditado de la OMS, lo han inspeccionado varias veces y todo funciona muy bien”, dijo.
“Que Camagüey haya acogido tan bien estos proyectos sobre la polio ha sido impresionante y muy bueno para nosotros. También la experiencia que hay aquí en el IPK, en el laboratorio en la validación de los métodos. En la mayoría de los países en el mundo que están ayudando al programa, lo que se hace es inyectar a los niños, tomar las muestras y mandarlas al CDC, Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, de Estados Unidos. Nosotros tenemos el ciclo cerrado. Desarrollamos la investigación completa y publicamos, además, los resultados. Creo que eso hace que sea mucho más factible hacer los ensayos acá”, consideró.
“Antes del triunfo de la Revolución había muchos casos de polio en Cuba. Los brotes de esta enfermedad eran bastante frecuentes. El programa de inmunizaciones fue el primer programa que desarrolló la Revolución en lo concerniente a la salud. Lo importante ha sido que, siendo el primer programa que desarrolló el país, también fue la primera enfermedad que el país eliminó y no necesitó mucho tiempo para ello”, recordó la entrevistada.
“En cuestión de un año Cuba logró eliminar los casos de polio y mantenerse libre de esta enfermedad desde 1963 hasta la fecha, demostrando que es posible la vacunación, que es posible controlar la enfermedad, que la vacunación en forma de campaña, con la participación comunitaria—porque la comunidad ha sido especial en este sentido— puede tener muy buenos resultados”, refirió.
Sonia Resik insiste en una idea: si hay algo en el mundo que ha marcado hitos en la salud mundial ha sido el desarrollo de las vacunas. Las vacunas han sido capaces de prevenir millones de enfermos, millones de muertes anuales, dijo.
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— Pero, ¿cómo llega Sonia al estudio de la polio?
“Empecé a trabajar en este instituto en el año 1986. Es donde único he trabajado, y mi tesis de especialista fue en poliomielitis. Cuba había dicho que desde el año 1963 no tenía polio, pero había que demostrarlo científicamente para recibir el certificado de erradicación de esta enfermedad, lo cual ocurre en el año 1994”, rememoró la viróloga.
Su tesis entonces consistió en investigaciones que permitieron demostrar que en el país no circulaba el poliovirus salvaje. Fueron estas de las investigaciones que le avalaron a Cuba el desarrollo de la vacuna, señaló.
“Después de eso he trabajado en muchos laboratorios: rubiola, sarampión, parotiditis, la neuropatía epidémica, todos los virus de transmisión sexual. Es decir, he trabajado muchas cosas”, dijo.
El profesor Pedro Más Lago, que es el padre de la virología en Cuba, y uno de los científicos que diseñó las campañas de vacunación en el país contra la polio y que le dio seguimiento a esta enfermedad, enfermó en el año 2005. “Se necesitaba a alguien que lo apoyara y contaron conmigo. Yo estuve muy contenta porque a mí lo que me gustaba eran los enterovirus, y solo había podido trabajar con ellos cuando hice la tesis de especialidad. Así volví a caer en el laboratorio de polio”, explicó.
— ¿Los enterovirus?
“Son los virus que transmiten por vía fecal-oral. La polio se excreta por las heces y se adquiere a través de la vía oral. Es como las diarreicas pero no produce diarrea. Los enterovirus producen varios síntomas clínicos, entre ellos los neurológicos, como las encefalitis virales. Desde que ha disminuido la parotiditis por vacunación, los enterovirus comienzan a ser la primera causa de meningoencefalitis en niños. Pero son también los enterovirus los causantes de la conjuntivitis hemorrágica epidérmica, la herpangina, las miocarditis. Es decir que tienen una serie de patologías, la fiebre y rash en los niños por ejemplo, y otras que son muy abundantes en la infancia”, señaló la investigadora.
Las investigaciones sobre poliomielitis, reitera, es un trabajo que comenzó el profesor Pedro Más Lago, su tutor, y ella lo siguió. “Yo me hice viróloga por él. Cuba lleva 20 años trabajando en este tema con la OMS”, destacó.
“En el laboratorio de polio ayudé al profe mientras estuvo vivo con los proyectos y terminé siendo la responsable de este hoy”, agregó.
Actualmente, la Doctora en Ciencias Sonia Resik Aguirre es la jefa del departamento de virología del IPK y se ha convertido también para la OMS en un personal asesor. Pertenece al Comité asesor para vacunas de la OMS en el grupo especial de polio, y participa como personal experto de este, constituido por muy pocas personas del mundo. “Este comité es quien le recomienda a las Asamblea Mundial de la Salud las posiciones que hay que adoptar en cuanto a la erradicación de la polio. Ser parte del mismo significa un alto honor”, aseguró.
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“Hice la predefensa de esa tesis el 9 de julio de 2019 y el trabajo se presentó a la comisión nacional de Grado en febrero de 2019. Te dan dos años para presentarla pero ya yo la tenía hecha y en julio la llevé ante el consejo científico del IPK y ante el consejo científico de Ciencias Médicas. Me pusieron fecha de defensa para febrero, pero se complicó todo por la COVID-19 y hubo que esperar”, recuenta la investigadora.
“Fue muy reconfortante cuando abre La Habana que me dijeran: hay posibilidades ahora. Eso me lo informaron con muy corto tiempo de diferencia y los oponentes de la tesis enseguida me mandaron la preguntas. En el medio del enfrentamiento a la COVID-19, en el poco tiempo disponible me dediqué a revisar, porque las preguntas de la oponencia de una tesis de segundo doctorado no es en sí el tema de la tesis. Los oponentes te hacen interrogantes que tienen que ver más con temas generales de vacunas, de programas de vacunación, de epidemiología de las vacunas, de salubridad; es decir, otras cosas que son más complicadas”, dijo.
“En dos días presenté la oponencia y me presenté en medio de la pandemia. No he cogido un cinco ni antes ni después de la tesis, sigo trabajando ahora. Es un reto, pero es un reto que hay que cumplir”, afirmó.
Para Sonia el segundo doctorado fue una meta. “No todo el mundo tiene que hacer un segundo doctorado, ni todo el mundo lo quiere hacer, pero a mí en la vida me gusta imponerme retos cada vez más altos y vencerlos”.
“Eso se lo debo a mi madre, que fue mi motor impulsor. Mi padre fue el ejemplo a seguir, médico y epidemiólogo, una persona muy consagrada a la salud pública cubana y fue mi ejemplo. Pero mi madre fue mi motor. Mi madre fue una persona que siempre nos empujó mucho a estudiar, a que hay que saber más siempre. Ella tiene dos carreras universitarias siendo una guajirita de Santa Clara, antes de la Revolución, con mucho trabajo, pero las hizo”, comentó.
“Yo tenía ese compromiso con ella, y quería que pudieran ver y disfrutar mi segundo doctorado”, dijo.
“La gente lo vio como un reto, porque todos saben el trabajo que estoy haciendo acá con la pandemia de la COVID-19; porque me toca dirigir un departamento que está totalmente involucrado. Yo hubiera podido esperar, pero creo que hay cosas en la vida que hay que hacerlas en el momento que toca y eso no se ponía poner viejo. Los resultados de ese doctorado ya impactaron, ya están publicados y se aplicaron, pero era como cerrar el círculo y que mi país también tuviera un documento como colofón”, sostuvo.
Sonia sonríe. Tiene mascarilla puesta como corresponde, pero los ojos se le achican y se nota. Dice que tiene una edad, los 50, en que se está en una meseta profesional y después en los 60 viene la caída.
“Terminar esta tesis era también un compromiso con mi hijo, para quien eso es un reto. Yo tengo que demostrarle que en la vida con esfuerzo propio uno puede llegar a hacer muchas cosas que valgan la pena. Él es médico igual que yo y yo quiero que me supere”, insistió al hablar de Pablo.
“Yo siempre dije que no quería ser una médico del montón, que si iba a hacer algo lo iba a hacer muy bien. Puede sonar a autosuficiencia de mi parte pero creo que llegar a ser la mejor en lo que tú haces, es la única cosa que te puede mantener con motivación y deseo”, consideró.
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—¿Qué ha aprendido Sonia de las enfermedades infecciosas?
“La naturaleza se defiende y el hombre está siendo testigo del propio maltrato que le ha provocado. Las enfermedades existen desde hace muchos años pero hay que mantener un equilibrio ecológico entre la naturaleza y el hombre. Muchas de las enfermedades emergentes que hoy en día existen en el mundo se deben a que el hombre ha invadido el hábitat de otras especies animales. Y en eso tenemos que tener mucho cuidado, porque la naturaleza al final se la va a cobrar”, reflexionó.
Los microorganismos evolucionan y cuando se sacan de su hábitat, tienen que adaptarse al nuevo hábitat donde los colocas. Eso es lo que pasa. Hemos comenzado a tener nuevas costumbres alimenticias, a talar árboles, a invadir bosques, y hay muchas enfermedades de animales que se trasladan al hombre, alertó.
“Eso es lo que ha pasado con la COVID-19, es una zoonosis, un virus animal que se adaptó al hombre. Sobran los ejemplos conocidos: el VIH es una zoonosis, un virus que cruzó de especie”, explicó.
—¿Las vacunas que rol desempeñan?
“Las vacunas son muy buenas, pero no son magas. Tienen que ser puestas en el momento, a la edad, en las cantidades y a la temperatura adecuada, y no son inocuas. Ningún medicamento lo es. Todos tienen alguna reacción adversa”, dijo.
“Pero cuando colocas en una balanza cuánto pesa la reacción adversa ante el beneficio de la vacuna— por supuesto que para la persona que la sufre es del 100%— pero para la humanidad, para la población en general, el beneficio es mucho más grande”, señaló.
En ese sentido, la experta reflexionó sobre los movimientos antivacunas. “Estos movimientos, lo que hacen es evitar que el buen uso de la vacuna beneficie a la población. Y eso lo tenemos que evitar a toda costa. Hay que divulgar más cuál es el valor de las vacunas, qué beneficios traen las vacunaciones, cómo se debe vacunar, qué previene una vacuna para que las personas comprendan la necesidad de vacunarse”, destacó.
Por ejemplo, dijo, cuando se descubrió la penicilina se resolvieron muchos problemas de salud. Pero si se usan indiscriminadamente los antibióticos, ocurre un proceso llamado resistencia antimicrobiana. No es que el antibiótico sea malo, es que se está utilizando mal.
“Creo que el ser humano tiene que empezar a pensar un poco más en cuánto daño le hace a la casa nuestra que es el planeta”.
“Los problemas políticos han frenado mucho el programa de erradicación. Por ejemplo Afganistán y Paquistán, porqué no acaban de erradicar la polio, por qué a Nigeria le costó tanto, que fue el último país de África que la erradicó. Los intereses, la religión, las guerras, las diferencias sociales; todo eso establece un mecanismo que no es favorable a la vacunación y la gente se va cansando”, apuntó.
A juicio de la entrevistada, para tener a las personas trabajando, esforzándose, dando dinero, porque estos grandes programas requieren de muchas donaciones, la gente tiene que ver el fruto. Lleva mucho trabajo, esfuerzo y mucha participación social.
“Creo que las vacunas y el sistema de inmunización en Cuba han sido tan eficientes, porque hemos involucrado a la población en el propio programa de vacunación. Por ejemplo, la polio empezó y las campañas se hacían por los Comités de Defensa de la Revolución (CDR). Era la propia población la que vacunaba a sus niños”, recordó.
Sin embargo, continuar trabajando desde la comunicación y los medios de prensa para que las personas tomen conciencia y se vacunen es fundamental, advirtió.
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—¿Cuál es la próxima meta de Sonia?
“Lograr que toda esta juventud que está aquí eche para adelante. Tengo muchos jóvenes conmigo trabajando. Todos los días me levanto pensando qué hacer, cómo darles el ejemplo para que ellos me sigan, cómo hacer que ellos se hagan doctores en ciencia, másteres, que se desarrollen, cómo inculcarles el amor por el IPK”, afirmó.
“Para mí el IPK es mi casa, yo puse ladrillos en este instituto. Y el amor que le tengo es, digo a veces, patológico, porque lo amo demasiado”, confesó la entrevistada.
El reto fundamental de Sonia, dijo, es cómo transmitir a esa generación la importancia de halar la carreta en la misma dirección; que todo el mundo trate de seguir aportando a la ciencia y haya una continuidad.
“Yo no creo que la ciencia es una persona, la ciencia es un colectivo, y si tú logras que todo el colectivo camine y marche al mismo paso, logras que la ciencia se desarrolle. Y ese es el mayor reto que tengo. Que la virología cubana siga siendo un puntal”, enfatizó.
“Hemos podido captar jóvenes recién graduados que están trabajando con nosotros día tras día, hora tras hora en la lucha contra la COVID-19. Muchachos con unos sentimientos humanos y unos valores muy buenos. Ahí es donde está la continuidad”, dijo.
“Lo que pasa es que a esa juventud tú tienes que guiarla, que orientarla, que dirigirla, tienes que hacerla pensar, hacerla crecer. Ese es el reto que le toca a Sonia ahora, concluyó.
(Tomado de Cubadebate)