Constituye para mí un gran honor ser el prologuista del libro Fidel, 4 visitas a Ecuador, que será editado por el Gobierno Provincial de Pichincha y presentado en la capital ecuatoriana en los días del cuarto aniversario del fallecimiento del Líder Histórico de la Revolución Cubana.
La obra, de la autoría de dos grandes amigos de Cuba y admiradores del Comandante Fidel Castro, el arquitecto Alfredo Vera Arrata y el abogado y poeta José Regato Cordero, constituye un nuevo y valioso aporte a la historia de las relaciones entre Cuba y Ecuador, en cuyas raíces está la amistad de dos grandes próceres de Nuestra América, el ecuatoriano Eloy Alfaro Delgado y el cubano José Martí Pérez.
En el libro se reflejan no solamente las visitas realizadas a Ecuador por Fidel Castro en los años 1971, 1988, 2002 y 2003, sino también el reconocimiento del Comandante cubano en la Sierra Maestra, en 1958, hacia el periodista ecuatoriano Carlos Bastidas Argüello, asesinado en La Habana por un agente de la tiranía de Fulgencio Batista, luego de su estancia de aproximadamente dos meses con los guerrilleros en las montañas del Oriente cubano. Al joven comunicador ecuatoriano, de 23 años de edad, se le considera fundador de la emisora Radio Rebelde en la Sierra Maestra, donde él colaboró y se identificó con el seudónimo de Atahualpa Recio.
En la obra se recrea asimismo la entrañable amistad entre Fidel y el pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, magistralmente plasmada en la fotografía de portada de este libro en que se ve a los dos grandes latinoamericanos cálidamente abrazados, en la residencia del artista ecuatoriano en Quito donde el 13 de agosto de 1988 la familia Guayasamín celebró el 62 cumpleaños de Fidel. Fui testigo de este abrazo y reportero de esta primera visita del Comandante a Quito, donde asistió a la toma de posesión del presidente ecuatoriano Rodrigo Borja.
Tuve el privilegio de recibir a Guayasamín en la Embajada de Cuba en Quito, en los días de abril de 1961, cuando la agresión imperialista por Playa Girón, y de trasladar a las autoridades cubanas el deseo del gran artista ecuatoriano de viajar a Cuba y de pintar a Fidel.
En el libro se puede ver una fotografía de ese primer retrato, realizado en La Habana el sábado 6 de mayo de 1961, en la sede del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, así como los otros tres retratos que Guayasamín hizo a Fidel a lo largo de una cálida amistad, que se prolongó hasta el fallecimiento del pintor el 10 de marzo de 1999.
Yo fui uno de los testigos del cuarto y último retrato de Guayasamín a Fidel, en una casa de Protocolo de La Habana, en noviembre de 1995, el extraordinario Fidel con Manos, que Guayasamín regaló al Comandante por su 70 cumpleaños, en 1996.
Me agradó muchísimo que en esta obra aparezca una fotografía de Fidel con la ecuatoriana Nela Martínez, quien como muestra de solidaridad con la Revolución Cubana guardó la bandera de la Embajada de Cuba, desde la ruptura de las relaciones diplomáticas en 1963, hasta el restablecimiento de los vínculos oficiales por el presidente Jaime Roldós, en 1979.
Nela Martínez, la Ecuatoriana del Siglo XX, cuyas cenizas reposan muy cerca de los restos del periodista Carlos Bastidas, en un hermoso Mausoleo en el Cementerio Cristóbal Colón de La Habana.
En el libro pueden leerse dos discursos de Fidel Castro, el de Guayaquil frente a Velasco Ibarra, en 1971, y el de la inauguración de la Capilla del Hombre, el 29 de noviembre de 2002, cuando el líder de Cuba llegó a Quito acompañado por el presidente venezolano Hugo Chávez y decenas de artistas cubanos de la plástica.
El acto fue en horas del mediodía, bajo un sol radiante, ante una nutrida concurrencia, y allí Fidel pronunció un discurso memorable recordando su entrañable amistad con Guayasamín. Nunca olvidaré ese día memorable, pues me recordó el 29 de noviembre de 1986, cuando en La Habana, y como regalo por su 40 cumpleaños, el Maestro pintó al cantautor cubano Silvio Rodríguez, quien me dijo que había sido bendecido por la mano de los Andes.
Y qué decir del discurso pronunciado en Guayaquil el 4 de diciembre de 1971, y que se publica íntegramente en el libro elaborado por Cachito Vera, hijo político de Guayasamín, casado con Saskia, la hija mayor del Maestro, y el poeta Pepe Regato.
A mí me recordó cuando José María Velasco Ibarra, en el Palacio de Carondelet, sede oficial del gobierno ecuatoriano, me recibió en mi calidad de Encargado de Negocios de Cuba en los días de la agresión imperialista por Playa Girón. “Dígale a su gobierno, me dijo Velasco Ibarra, que el Ecuador condena la agresión a Cuba, porque vulnera los principios de no intervención y autodeterminación de los pueblos”. Y agregó el entonces primer mandatario: Ecuador está y estará siempre junto a Cuba defendiendo los principios del Derecho Internacional.
Por eso no me extrañó que el presidente ecuatoriano, en su quinto mandato, invitara años después a Fidel a encontrarse con él en la ciudad de Guayaquil luego de la visita del dirigente cubano a Chile, presidido entonces por el inolvidable Salvador Allende, derrocado dos años después por un golpe militar encabezado por el militar fascista Augusto Pinochet.
Este es un libro sumamente valioso que viene a sumarse al legado de Fidel Castro, que enriquece la historia de las relaciones entre Ecuador y Cuba, y reivindica la obra solidaria hacia Cuba del Viejo Luchador ecuatoriano, pero también del ex presidente Rafael Correa, quien siguiendo el ejemplo de Alfaro fue el único Presidente del Continente que no asistió a una Cumbre de las Américas porque se había excluido a Cuba.
Correa, quien pronunció el primer y más aplaudido discurso en La Habana la noche del 29 de noviembre de 2016, en el acto solemne realizado en la Plaza de la Revolución José Martí, para despedir a Fidel, fue también, y no por azar, el orador principal en el acto por el 50 aniversario de la llegada a La Habana de la Caravana de la Libertad encabezada por el Comandante el 8 de enero de 1959.
Este libro, que tiene el patrocinio del Gobierno Provincial de Pichincha, encabezado por la señora Paola Pabón, me recuerda también que en esa provincia ecuatoriana existen dos monumentos a José Martí, uno de ellos en la Mitad del Mundo, y que en La Habana también se pueden apreciar dos monumentos a Eloy Alfaro, quien como expresó el Apóstol de la primera independencia cubana, fue uno de los “pocos hombres de creación en América”.