Por Patricia María Guerra Soriano y Yoandry Avila Guerra
Hay periodistas que sufren escribiendo cada palabra, que sudan frente a la cuartilla en blanco, que maldicen la conciencia por no ser capaces de parir la primera frase como mejor arranque de lo que se está por decir.
Escribir es una tarea consagratoria. Las ideas conflagran y pueden amontonarse y formar tarascones imposibles de desinflar y entonces el periodista vuelve a quedarse huérfano frente a la cuartilla, sin más herramientas que la misma cuartilla en blanco y el dolor por escribir y hacerlo bien.
La historia del diario Juventud Rebelde es de esas que no son fáciles de contar. Son 55 años desde la tarde del 21 de octubre de 1965 cuando Fidel Castro se reunió con un grupo jóvenes y les planteó la necesidad de hacer una diario.
Son 55 años imposibles de contar en pocas líneas porque siempre serían líneas de resumen.
Las voces que han construido ese diario sí contarían la historia, por eso hemos decidido citarlas. No hay mejor forma de contar que hacerlo a través de los propios escribidores.
Alina Perera Robbio
«”Yo soy periodista de Juventud Rebelde“, digo siempre con orgullo; y así ha sido desde que hace 26 años esa familia editorial me abrió los brazos, desde que Arleen Rodríguez Derivet me dijo “bienvenida…”. A JR le debo en mucho mi crecimiento como profesional, ser social y persona; ese espacio ha sido para mí rampa de lanzamiento hacia múltiples campos de batalla, y hacia el encuentro con seres inolvidables; allí he conocido a maestros y maestras; allí he hecho amigos para siempre. Lo que ha sido triste, casi no lo recuerdo, y lo que me ha hecho feliz, arde en mi memoria. Gracias por todo, JR, misterio con alma».
Haydée León Moya
«Fundadora no soy, me hubiese encantado, pero apenas tenía 2 años de edad cuando nació JR. Me siento, eso sí, parte de ese empeño de nuestra querida Casa Azul para nacer en cada edición con las mismas esencias de los tiempos fundacionales. ¡Felicidades para todos los que sentimos orgullo de decir: Soy periodista de Juventud Rebelde”.
José Luis Estrada Betancourt
«Me preocupa, me preocupa que cuando de verdad llegue el momento haya cierta frialdad, y que mis compinches anden con el ceño fruncido creyendo que me estoy quitando la edad y no tomen en serio una fecha de ese talante. Además, ya siento protestando a las cabras, las nacidas en 1967, las que estudiaron conmigo que ahora tienen a los “sacacuentas encima: “oye, ¿pero tú no decías que ibas a cumplir 53?”.
«Los veo corriendo a todos, apurándose para felicitarme, seguros de que ese par de 5 pegados sobre mi linda foto con el eslogan de “joven y rebelde” es una acción desesperada de marketing con el propósito de, usando el engaño, conducir a los confiados hasta mi cama. Pero, no, están confundidos, este bebé quiere llegar con calma a ese momento, para que cuando tire la casa por la ventana (si los que hacen esas recogidas sin retorno no se ponen a joderla) no me vayan a acusar de creador de foco.
«Para darme más tiempo con mi familia, para decirle a cada un@ de mis amig@s cuánto los quiero y necesito, porque quiero para esa fecha tan importante de la vida (alguna meta nueva me tengo que poner, ¿no?) acabar de reparar la cocina con sus losas nuevas y el baño para poner el agua calentita que tanto bien le harán a mis huesos y olvidar esas Yes y Tes que me han costado como si hubiera comprado todo el abecedario, porque necesito que la carne baje…
«No, queridos míos, estos 55 son todos de Juventud Rebelde, y juro, que si pudiera, tiraría la casa aunque sea por la puerta. Cierto que no es tan estrepitoso, pero sucede que más bien se trata de un edificio múltiple con muchos moradores, de esos con los que vivirías gustoso todo el tiempo del mundo, porque si ponen música alto es que quieren que bailes en su fiesta y no miran por las rendijas pues la vida les espera.
«Algunos son verdaderamente ilustres, mencionaré solo dos para que noten los troncos de paradigmas que me he buscado: Juana Carrasco y José Alejandro Rodríguez; pero el número de estos allí, en verdad, es grande. Claro que hay sus pillos: los que no salen para chapear el frente mas puntean a la hora de la entrega de meriendas, los que tienen siempre en la boca la palabra justa, y hasta los admiro por esa agilidad mental asombrosa. Sin embargo, no me afectan, no me han echado a perder mi felicidad de 20 años.
«Me hace sentir muy bien decir que de esos 55 años, 20 esparcen mi aroma. Qué más quisiera que mi fragancia imperfecta tuviera fijador, que el día de mañana algo de mi obra le resultara útil a alguien. Mas ahora solo me conformo con sentirme parte de esa gloria enorme. En Juventud Rebelde se ha hecho periodismo, de verdad!!!! No he conocido profesionales más entregados, apasionados, valientes, soñadores, de pies sembrados en el piso, de sensibilidad infinita, que mis queridos colegas de hoy.
«Pienso en ellos, y en los que nos trajeron hasta aquí, en los que se fueron porque quisieron y en los que impulsaron mis lágrimas, en los que están vivos y en los que físicamente nos dejaron, en los que partieron con la fe puesta en otras misiones. Gracias a todos, de corazón, por la oportunidad y por confiar. Gracias por ponerme la piedra con mi gran amor. Así que felicidades Juventud Rebelde. Y a los socios, por favor, conserven el entusiasmo, que las cabras de fuego nacidas en 1967 no nos demoraremos mucho en salir con un eslogan más modesto: “55: todavía incendiarias”. Al que le preocupe, que llame a los bomberos».
Yuniel Labacena Romero
«Y llegamos a los 55 de Juventud Rebelde. Siempre sentiré orgullo y compromiso de ser parte del periódico fundado por Fidel, de esa gran casa azul que un día me abrió sus puertas cuando era (soy) todo un principiante en el mejor oficio del mundo. Me honro de pertenecer a un colectivo que se entrega con pasión para hacer realidad muchos sueños imposibles. No tengo dudas de que Juventud Rebelde es mi vida. Felicidades a todos mis colegas que siempre serán #JovenYRebelde».
Ricardo Ronquillo Bello
«A las seis de la mañana de este 21 de octubre me levanté pensando en Juventud Rebelde. En ese espacio vivimos muchas emociones, como le comenté a Margarita Barrio, una de las grandes colegas y amigas que gané en el diario, quien parece que amaneció con los mismos sentimientos. Muchos en La Habana, y en cada provincia del país y hasta fuera de él, sentirán hoy semejantes emociones, repasarán la parte que les tocó de estos 55 años.
«He conocido a pocos que no se sientan felices y nostálgicos porque un día debieron partir, como me decía por estos días uno de los fundadores. La mayoría logramos no pocas veces ese estado de gracia que se necesita en una redacción periodística para salir a alcanzarlo todo, y vivimos momentos en que esa magia maravillosa se escapaba y había que sobreponerse con la certeza del valor del oficio, a Cuba y sus sueños.
«Los grandes y los difíciles momentos, la familia divertida y cercana que fuimos, nos hicieron crecer como profesionales y seres humanos. Creo que le dimos una fuerza, energía nueva, a esa alma de JR que es su bendición y herencia mayor, lo que hay que preservar y hacer crecer siempre. Todo lo que vivimos juntos, esa siembra que nos hicimos, va con nosotros, señalándonos el camino del bien. Los quiero y respeto siempre».
Rogelio Polanco Fuentes
“Fue un enorme desafío personal y una apasionante etapa de mi vida. Cada edición del periódico fue un acto de creación, con sus satisfacciones y sinsabores. Fueron tiempos de intensa actividad periodística, de renovación permanente y de acompañamiento a las gestas de la nación.
“Intentamos adentrarnos en las circunstancias esenciales del país, fundar espacios de mayor interactividad y lograr un diario de calidad, que honrara su tradición fundacional.
“Contribuir a encauzar la iniciativa y el talento colectivos y verlo reflejado en las páginas de Juventud Rebelde constituyó el premio mayor a tantas madrugadas de extenuantes cierres editoriales.
“JR fue escuela y familia entrañable. Agradezco infinitamente la experiencia de esos 12 años de aprendizaje y de afectos inolvidables”.