Entre los fundadores de la televisión cubana, que cumple ahora 70 años, se encuentran los maestros de periodistas Juan Emilio Friguls y Evelio Tellería, y el reconocido locutor Roberto Canela, también actor y fundador de la Revista Informativa Haciendo Radio, de Radio Rebelde, quienes desempeñaron un papel protagónico en los diferentes espacios informativos de Unión Radio Televisión, Canal 4, creado por Gaspar Pumarejo el 24 de octubre del año 1950, donde igualmente se destacó, en los comerciales, la célebre actriz de radio, cine, teatro y televisión, Raquel Revuelta.
Cuando se hace un breve estudio de la llegada a la Isla de este poderoso medio de comunicación —cuya historia fundacional ha estado plagada de manipulaciones, leyendas y mitos—, se percibe una desenfrenada y antagónica carrera por alcanzar la primicia de las operaciones de sus trasmisiones, franca contienda en la que compitieron tres connotados apoderados provenientes de la radio: Goar Mestre, dueño del consolidado circuito CMQ S.A, Amado Trinidad, de la RHC, Cadena Azul; y Gaspar Pumarejo, dueño de Unión Radio.
Pero la instauración de las señales de la televisión en Cuba tiene un significativo antecedente que se remonta al año 1946, cuando el publicista Julio Vega se encontraba en Nueva York —junto con su esposa María de los Ángeles Santana, popular actriz, cantante y locutora de radio—, y allí se entusiasmó con las transmisiones de imágenes en movimiento a través de este medio que disfrutó en aquella ciudad norteamericana y prontamente se dispuso, tras su regreso a La Habana, a introducirlas en la Isla.
Para tal fin contactó a la compañía Dumont, con la cual adquirió una cámara y algunos televisores, medios con los que desde una sucursal automovilística existente en 23 y P, Vedado, los vecinos y transeúntes comenzaron a conocer de manera elemental lo que años más tarde se haría popular. Aquella señal se extendió unas 15 millas de distancia. En el Paseo del Prado se ubicaron varios televisores en vidrieras y lugares públicos. El suceso no tuvo mayor trascendencia.
Por supuesto, es imposible, en una reseña periodística, reflejar todos los acontecimientos, disputas, vicisitudes y desencuentros entre las tres figuras en pugna por instaurar las señales de televisión en la Mayor de las Antillas, empeño que comenzó a gestarse con mayor seriedad en 1949 cuando Goar Mestre aseguró que en unos tres años su proyecto sería una realidad y emprendió la construcción del edificio Radiocentro, concebido como un complejo de comunicación integrado por el cine, la radio y la televisión, con un conjunto de tiendas anexas, como las existentes en Radio City, de Nueva York, obsesión en la que contó con el apoyo de la ya mencionada compañía Dumont, con la que ya tenía negocios.
Entretanto, en la casa de sus suegros, en Mazón número 52, esquina a San Miguel —a pocas cuadras de la naciente y múltiple empresa audiovisual de 23 y L, en el Vedado capitalino— Pumarejo acometió con bríos unos improvisados estudios de televisión, para lo cual obtuvo los equipos necesarios a través del pudiente consorcio norteamericano RCA-Victor. Así creó Unión Radio Televisión (integrada por Unión Radio y los canales televisivos 2 y 4), con la que lanzó al éter la primera señal de televisión comercial en Cuba, hecho antecedido por un periodo de pruebas realizado a partir del 12 de octubre de 1950, con vistas fijas y entrevistas que se mantuvieron hasta el día de la inauguración oficial, la cual se produjo poco después, el martes 24, con un control remoto trasmitido desde el Palacio Presidencial —actual Museo de la Revolución Cubana—, cuyas palabras fundacionales estuvieron a cargo del entonces presidente de turno de la República de Cuba, Carlos Prío Socarrás.
De tal forma, nuestro país se convirtió en uno de los primeros de Latinoamérica en contar con un canal de televisión. Menos de dos meses posteriores, el 18 de diciembre de 1950, los hermanos Goar y Abel Mestre abrieron la CMQ Televisión, Canal 6, con una programación experimental en su moderno edificio de 23 y L. Las trasmisiones con carácter permanente las reiniciaron el 11 de marzo de 1951, en el mismo inmueble.
Con escasos meses de antelación los éxitos iniciales de la TV en Cuba por Pumarejo y los Mestre, se unieron a los de México, que ya lo había hecho el 31 de agosto de 1950, y Brasil, un mes después, el 18 de septiembre.
Eugenio Antonio Pedraza Ginori, más conocido como Yin, prestigioso escritor y director de programas durante 30 años en la TV Cubana, actualmente radicado en Galicia, España, asegura que Pumarejo habilitó dos sets, uno de ellos en “el jardín y tomó el nombre de Estudio al aire libre. La televisora comenzó a operar con tres cámaras que rotaban continuamente por todas las producciones, ya fueran en estudios o en exteriores. Entre las primeras transmisiones estuvieron los partidos de béisbol desde el Estadio del Cerro y algunos espectáculos realizados en teatros arrendados, que se conjugaron con un número reducido de programas musicales, humorísticos y cuñas comerciales producidos en interiores”.
En una entrevista de la colega Paquita de Armas Fonseca, realizada en el año 2010 a Mirta Muñiz, una de las fundadoras de la televisión cubana, esta aseguró que el día inaugural de este medio “fue el resultado de muchas jornadas de trabajo desde que serví de intérprete a Gaspar Pumarejo con dirigentes de la RCA Víctor y Humara y Lastra, sus representantes en Cuba, para la adquisición de los equipos hasta cuando el mismo primer día nos preguntamos quien nos iba a ver, porque aún no había muchos televisores en las casas y yo propuse coordinar con las tiendas para ponerlos en las vidrieras y mantenerlos encendidos. Fue muy hermoso ver cómo la gente disfrutaba por primera vez la televisión. Además, Pumarejo se encargó de hacérnoslo entender cuando nos reunió el día antes y entregó a todos y cada uno de los que trabajábamos una carta bien importante, asignándonos tareas”.
Muñiz conservaba su misiva entregada el día antes de la inauguración por el impaciente dueño, documento que leyó a la periodista y en el que en uno de sus párrafos se expresa: “Agradezco anticipadamente desde lo más profundo de mi alma, la cooperación que me brinden mañana, día señaladísimo en los anales no sólo de la historia de Unión Radio y Unión Radio Televisión, sino en la historia de Cuba, ya que nos cabe la gloria de haber sido los primeros en incorporar nuestra patria al más moderno invento de nuestra época.”
Debido a crecientes aprietos económicos, fundamentalmente derivados de la gran competencia con los hermanos Mestre —en la que estos últimos llegaron a tener bajo su control los dos poderosos negocios—, en 1951 Pumarejo vendió Unión Radio Televisión, Canal 4, al millonario emigrante italiano Amado Barletta, quien se había radicado en Cuba en el año 1939, y sus acciones de la Cadena Azul a Fulgencio Batista —un año antes de su golpe militar del 10 de marzo de 1952 que lo condujo a la presidencia de la República—, el cual pagó por ellas 25 mil pesos. A partir de entonces el fundador de la TV en Cuba se dedicó a arrendar espacios en el Canal 2, donde su programa Escuela de Televisión S.A. —que además trasmitía por Telemundo— alcanzó notable popularidad.
Vale destacar que la gracia y facilidad de comunicación que le caracterizaron, hizo posible que en las elecciones del año 1950 este precursor de la televisión en Cuba obtuviera, con récord de votación, un cargo de representante, además de ser seleccionado como el más sobresaliente animador de la TV, mérito que lo coronó con el premio Codazo de Oro en 1953.